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XABIER GALARTZA
Miércoles, 22 de agosto 2007, 12:44
ZUMAIA. DV. El Arrate salió airoso de su enfrentamiento con uno de los equipos más temidos del panorama internacional en su segundo test de temporada, al mantener el tipo con dignidad ante todo un Ciudad Real que mañana parte hacia Estrasburgo, donde le aguardan el Zagreb y el Chambery.
El objetivo que se había marcado el conjunto albiazul era evitar que el parqué de Zumaia se convirtiera en un correcalles y terminara por ser un paseo triunfal para la apisonadora manchega. Debre optó de salida, y prácticamente hasta el descanso, por prescindir del concurso de los nuevas incorporaciones.
En ataque comenzó un tanto titubeante y dio muestras de falta de ideas para tratar de salvar la muralla en la que destacaban la corpulencia de Dinart y la altura de Morros. Lejos de amilanarse, intentó sin fortuna perforar la meta defendida excelentemente por un Hombrados que se marchó al descanso con ocho paradas. Kobine fue su principal víctima. La suerte le fue esquiva al ruso ya que hasta el gol que anotó sobre la sirena del descanso le precedieron seis tentativas fallidas, entre ellas dos postes.
A pesar de las dificultades, el equipo transmitía buenas sensaciones y en ningún momento se vislumbró que pudiera venirse abajo, incluso durante los diez minutos de sequía goleadora que aprovechó el Ciudad Real para establecer un parcial de 0-5 y marcharse hasta el 6-11.
Antes de alcanzar el ecuador, el Arrate volvió a meterse en el partido al devolverle un parcial de 4-1 merced a la efectividad de la conocida primera línea.
Algunas de las pinceladas más llamativas fueron los aciertos de Carou desde la posición de pivote. El equipo trabajó para suministrarle balones. Los extremos, en cambio, fueron esta vez los sacrificados a la hora de resolver. Otro dato ilustrativo que refleja el buen rendimiento del equipo fue la amenaza de pasivo bajo la que en alguna ocasión estuvieron los jugadores manchegos, fruto de la eficacia defensiva.
En la reanudación Debre optó por dar minutos a los recién llegados. Tanto Rudovic como Stefanovic se mostraron más sueltos que el día de Tolosa ante el Portland, aunque, como es lógico, todavía faltan horas de vuelo hasta llegar a una mayor cohesión con el resto de compañeros. Debre optó por dar de nuevo entrada a Cutura para que ejerciera de catalizador. La estadística de pérdidas de balón también fue discreta. En este apartado compitieron de igual a igual con el Ciudad Real. Ninguno de los dos equipos cometió demasiadas.
El público que llenó el pabellón disfrutó del duelo y, además, el Ciudad Real le proporcionó destellos de espectacularidad. El lance que levantó la mayor ovación fue el fly que convirtió Kallman a pase de Stefansson. En la recta final del encuentro Cutura y Jurkiewicz trataron de repetir la gesta, aunque esta vez sólo quedó en tentativa.
El despegue final de los manchegos, que les llevó a abrir una renta de siete goles después de mantenerse a dos y tres durante casi toda la contienda, fue tras encadenar varios contragolpes convertidos por Laen y Kallman.
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