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MIGUEL LORENCI
Viernes, 31 de agosto 2007, 11:42
MADRID. Aristócrata, Grande de España, políglota y elegante, seductor implacable, actor, escritor y periodista, monárquico crítico, biógrafo autorizado del rey Juan Carlos y personaje indiscutible de la jet set y habitual del papel cuché durante decenios, la vida de José Luis de Vilallonga, que se apagó definitivamente ayer a los 87 años, ha sido tan intensa como legendaria y controvertida. Deja una treintena de libros, polémicas y una fugaz aparición en decenas de películas.
Hacía varios años que su salud estaba quebrada, pero Vilallonga había encontrado refugio al lado de su ex esposa Silyane, de la que se había alejado tras una tormentosa separación. Ella le acogió y le cuidó durante sus últimos meses en su casa de Andraix. Allí falleció exhausto y arruinado el que fuera el playboy latino. El Rey se apresuró ayer a expresar su pesar por su muerte.
José Luis de Vilallonga había nacido en Madrid el 9 de enero de 1920, en el seno de la aristocrática familia de origen catalán conformada por el barón de Segur y marqués de Castelbell y la hija del marqués de Portago, que fuera alcalde de Madrid. Pudo morir en la infancia pero la suerte quiso que superara una grave enfermedad que le tuvo postrado casi dos años en una clínica.
Rebelde desde la adolescencia, expulsado de todos los colegios a los que asistió, se negó a seguir el camino que le marcaba su padre, un catalán que había hecho carrera militar en la España de Alfonso XIII. Tampoco quiso entrar en la carrera diplomática, que retomaría años más tarde. Prefirió las letras y los viajes, pero antes tuvo que superar el tráfago de la Guerra Civil, que le pilló como bachiller en Francia. Regresó a España y se alistó en el bando nacional, donde llegó a ser integrante de un batallón de fusilamiento.
De regreso a Barcelona, a principios de los años 40 comenzó a colaborar en Destino, Diario de Barcelona y Noticiero Universal. Pronto se sentiría atrapado en la gris España de la posguerra y buscaría -tras retomar los estudios diplomáticos- nuevos horizontes en los más cosmopolitas ambientes de Londres, París, Buenos Aires o Roma.
Diletante de casi todo, magníficamente conectado en los ambientes más selectos de Europa y América, tan pronto se dedicaba a la cría de caballos en Argentina como se las apañaba para convertirse en actor y ponerse a las órdenes de los mejores directores de cine.
En política su evolución fue atípica y veleta, y desde el «monarquismo genético» que le definió en su juventud, coqueteó con el falangismo, para simpatizar luego con el comunismo y autoproclamarse antifranquista. Se afilió al partido socialista en los 80, dos días después de la intentona golpista de Tejero. Abandonaría esta formación una década después, criticando con dureza las corruptelas de la era socialista.
Libros
En los 50 inició su carrera de escritor que arrancaría con el discreto éxito de Las ramblas terminan en el mar. En su desigual carrera de narrador, dramaturgo, memorialista y biógrafo, publicaría una treintena de títulos, entre ellos Allegro Barbaro, Solo o La nostalgia es un error.
Vilallonga no tenía pelos en la lengua y menos en la pluma y repartió estopa en los cientos de artículos que firmó en las más diversas publicaciones. Por algunas de sus lindezas fue juzgado y condenado y hubo de vérselas en los tribunales por calumniar al duque de Cádiz y enfrentarse a denuncias de Ana García Obregón y Alejandro Lequio.
También se las tuvo que ver con la todopoderosa familia Thyssen, después de que Tita Cervera le encargara la redacción de una biografía sobre el barón que nunca concluiría, a pesar de grabar conversaciones con el aristócrata alemán durante más de seis meses. Tita Cervera lo tildó de mentiroso y le acusó de cobrar una millonada por escribir un puñado de cuartillas y de beneficiarse de la rescisión contractual.
Su publicación más exitosa y polémica aparecería en los primeros 90, una biografía autorizada sobre el Rey. Don Juan Carlos le recibió en Mallorca y le permito grabar una treintena de horas que serían la base del libro. En los 90 publicó sus memorias Encuentros y encontronazos donde repasó sus relaciones con destacadas figuras de la vida cultural, social y política de la Europa de la segunda mitad del siglo XX. En 2000 publicó Memorias no autorizadas: la cruda y tierna verdad, en la que repasaba su adolescencia.
Casado en tres ocasiones y padre de dos hijos nacidos de su primer matrimonio, John y Carmen, adoptó luego al hijo de su segunda esposa, Fabrizio Pastos, con el que no se hablaba desde hace algún tiempo. Ha pasado los últimos años luchando contra un galopante deterioro físico desde que a mediados de los 80 se le detectara un tumor de garganta.
Priscilla Scott fue su primera mujer, un matrimonio fugaz que acabaría en divorcio en 1956. Sylinane Stella Morell fue la segunda, y con ella contrajo matrimonio en París en 1974. Esta segunda unión sería mucho más duradera, pero se rompería en 1995. En 1999 y tras mantener una relación con María Vidaurreta, se casaría con la periodista y escritora Begoña Aranguren. El matrimonio acabaría de nuevo como el rosario de la aurora y Aranguren daría cuenta de su fracaso en el libro Vilallonga, un diamante falso. COLPISA
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