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[JOSÉ IBARROLA]
EL CALLEJÓN SIN SALIDA DE UNA INICIATIVA
+ POLÍTICA

EL CALLEJÓN SIN SALIDA DE UNA INICIATIVA

asurio@diariovasco.com ALBERTO SURIO

Domingo, 2 de septiembre 2007, 02:23

Decía Andreotti que hay amigos, enemigos y compañeros de partido. Las formaciones políticas no son clubes de fans. En ellas se traban complicidades personales, ambiciones y luchas de poder a veces implacables. Son reflejo de lo bueno y lo menos bueno de la condición humana, de las alianzas más inesperadas o de los divorcios más estrepitosos. También de debates ideológicos. Hay que verlos con naturalidad, aunque sean ásperos. La rentrée política vasca vive uno de esos momentos trascendentales.

El PNV registra estos días una intensa discusión que es consustancial a su historia. Busca una ponencia de consenso que marque su estrategia en los próximos años. La cuestión de una consulta popular alimenta el debate en un contexto en el que el regreso siniestro de ETA nos retrotrae al pasado más rancio y ha encendido todas las luces de preocupación. El debate teórico puede terminar en una síntesis entre posibilistas y radicales, pero no es del todo seguro. En realidad, el papel lo aguanta casi todo.

Otra cosa es la renovación del EBB. Los seguidores de Imaz confían en su fuerza mayoritaria. Pero quienes no le apoyaron hace tres años consideran que con su continuidad no es posible el consenso interno. La clave la puede tener, precisamente, la poderosa organización del PNV de Vizcaya, molesta por la imagen de conflicto que se ha trasladado, fundamentalmente desde Gipuzkoa, con desavenencias entre los dos sectores del partido. La palabra la van a tener, sobre todo, los jeltzales vizcaínos que en su día respaldaron a Imaz. Algunos dicen que ese apoyo no es incondicional, que la situación ha cambiado y que puede haber sorpresas. Por ahora todo son elucubraciones.

Por eso puede que en esta ocasión el afianzamiento de la línea pactista que patrocina el presidente del PNV tenga un precio, su no continuidad al frente del EBB para garantizar un acuerdo entre los dos sectores y la designación de un perfil más ecléctico, por ejemplo, el del actual portavoz del partido Iñigo Urkullu. El mismo Imaz dejó la puerta abierta el día de San Ignacio cuando dijo que lo importante son los proyectos, no las personas. Otros lo ven desde otra perspectiva. Puede ser el mismo Imaz el que no tenga claro continuar al frente de la nave sin unas garantías mínimas de que su proyecto va a plasmarse en una estrategia política. No hay que olvidar que los seguidores y los detractores de Imaz en el seno del PNV, más allá de que se intente un acuerdo de mínimos, libran una hiriente batalla hace tiempo por el control del partido. Es una confrontación ideológica, pero también un pulso de poder y personal, con todo lo que implica. Si no logran un compromiso, si se acentúa la división, los nacionalistas vascos se arriesgan a perder el poder en las próximas elecciones autonómicas. Ellos son los primeros que lo saben. Éste es el acicate que les puede empujar a un pacto.

En este cuadro de situación, Ibarretxe ha expresado su apuesta por una consulta popular «haga lo que haga ETA». La figura del lehendakari, desgastada en los últimos tiempos por su enrocamiento, sigue siendo quizá el principal activo electoral del PNV pero comienza a verse cuestionada en los sectores más moderados de su partido, que lo empiezan a ver más como un lastre que como un reclamo atractivo. Estos círculos están convencidos de que el nacionalismo vasco necesita un mensaje renovado en la forma y en el fondo para volver a enganchar e ilusionar a la mayoría de la sociedad. Porque al final el debate es a quién se dirige un proyecto político: a la militancia más alineada y beligerante o al conjunto de la ciudadanía. Las últimas autonómicas ya dieron un toque de atención. El segundo aviso llegó con las municipales y forales. Imaz patrocina esta renovación, pero necesita tiempo y más margen para que el transatlántico del PNV maniobre sin excesivas tensiones. Ibarretxe ha tomado partido en el debate del PNV por el sector más soberanista que lidera Egibar con una propuesta de consulta que bloquea un entendimiento a medio plazo con Zapatero. Su movimiento contra la transversalidad en la búsqueda de mayorías amplias puede condicionar el debate interno en el PNV, rebaja de forma inquietante el nivel de exigencia ante ETA y es un atajo que va a colocar al nacionalismo ante un callejón de muy difícil salida.

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