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MITXEL EZQUIAGA mezquiaga@diariovasco.com
Jueves, 20 de septiembre 2007, 10:27
Sabemos que escribe con fruición franciscana en su casa de Brooklyn y que realiza películas minimalistas como la que trae el domingo al Festival. Pero cuando sale de su estudio Paul Auster disfruta con gusto de los placeres de la vida. Ayer, nada más pisar San Sebastián, visitó el restaurante Aldanondo y dio cuenta de una rotunda chuleta, regada con un vino blanco tan sugerente y sobrio como sus novelas: un José Pariente.
Luego, cálido y cercano, Auster contó a este periódico su primera impresión de Donostia. «Cuando tenía 18 años vi por primera vez San Sebastián en un viaje por Europa haciendo auto-stop. Ahora vuelvo como presidente del jurado del Festival. ¿Será que me estoy haciendo viejo?», bromeaba con una sonrisa mientras escrutaba al interlocutor con esos ojos que parecen surgir del fondo de una de sus novelas que penetran en la condición humana.
La primera cena
La 55 edición del Festival arranca hoy pero el desfile de estrellas comenzó ayer. Fueron fundamentalmente los miembros del jurado los primeros en entrar al María Cristina, que estrena su puerta al río para las estrellas. Por la noche tenían prevista su primera cena como toma de contacto. El hotel, revuelto por la dimisión de su director el pasado lunes, mantiene su velocidad de crucero. «Tenemos muchos festivales encima y sabemos cómo llevar la nave», decía la siempre eficaz Amaia Gorriti, del staff del hotel.
Y el primero en llegar, de verdad, fue Auster. Aterrizó en Bilbao procedente de Bélgica, fue recibido en el hotel por Mikel Olaciregui, que se estrenaba así este año en su papel de «recibidor», y por Molly Izaga, que viene a ser la ministra de Asuntos Exteriores del certamen. «¿Tu serás mi ángel de la guarda?», inquirió Auster. Y sí, ella será su ángel: del escritor y de todo el jurado. Auster, con Olaciregui y la propia Izaga, fue al Aldanondo, comió ensalada de patata, ensalada de tomate y ensalada de lechuga, y luego chuleta. Alabó la carne, volvió paseando hasta el hotel («¿qué bien que hace sol!») y nos contó lo contento que está por vivir desde dentro un Festival «del que me han contado maravillas».
En las próximas horas llegará a Donostia desde Helsinki su esposa, la también escritora Sidi Hustvedt, y el fin de semana vendrá para la proyección de la película Sophie Auster, su hija y cantante.Viene poco tiempo porque no quiere perder muchos días de clase: es una alumna aplicada.
Pero hubo más llegadas. El actor Eduardo Noriega, miembro del jurado que decidirá la Concha de Oro («ya sólo me faltaba venir al festi como jurado»), fue quien más autógrafos firmó en la víspera de la inauguración. Posó con admiradoras, amable pero serio, ya en el papel de juez. La italiana Nicoletta Braschi, conocida por su papel en La vida es bella, de su marido Roberto Benigni, parecía surgida de una de sus películas posando con una sonrisa cómplice ante los fotógrafos.
¿Más paseos por una alfombra roja aún a medio colocar? Las actrices españolas Ana Alvarez y Lola Dueñas llegaron y se fueron rápidamente con Diego Galán, su «jefe» para la ceremonia inaugural de esta noche. Las dos actrices, junto con algunos intérpretes más, son una de las «sorpresas» de la inauguración. Y perdón por desvelarla.
Por ahí andaban también Cayetana Guillén y Edurne Ormazabal, presentadoras de la ceremonia de hoy. A la Guillén se le acumula el trabajo: el viernes presenta desde aquí Versión española dentro del despliegue que Televisión Española va a realizar desde San Sebastián. Programas como Corazón de verano, de Anne Igartiburu o Los desayunos de TVE serán emitidos desde Donostia, y la propia Cayetana Guillén hará un blog cada noche en Noticias 2.
Llegaron también Pernilla August, Peter Weber, los jurados de Nuevos Directores Jannike Ahlundi, Mark Peploe o Espido Freire... Y quienes también debían haber llegado ayer, aunque finalmente lo harán hoy, son los otros dos grandes protagonistas del arranque festivalero: el director David Cronenberg y el actor Viggo Mortensen, con su película Eastern Promises (Promesas del este). Vendrán en un jet privado con la satisfacción de haber recibido unas entusiastas críticas en su presentación en el festival de Toronto, hace unos días.
El certamen empieza hoy, pero el desfile arrancó ayer con intensidad. «Este Festival es más tranquilo que el de Cannes», decía Auster mientras paseaba junto al Urumea. Tras el preámbulo, sólo con tribuletes locales, hoy llega la Marabunta. A ver qué dice Paul.
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