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Imputan a una familia de Irun por educar a sus hijos en casa sin matricularlos en un colegio

Educación ha denunciado a los padres, que deberán comparecer ante la fiscal «Nos tratan como a criminales por ejercer nuestro derecho», denuncian

MIGUEL VILLAMERIEL

Sábado, 27 de octubre 2007, 03:07

SAN SEBASTIÁN. DV. El matrimonio irundarra formado por Michael Branson y Ketty Sánchez deberá comparecer el miércoles ante la fiscal de menores de San Sebastián como imputado por educar a sus cuatro hijos en casa. Ambos son profesores de academia y tomaron la decisión de controlar personalmente la formación de sus hijos el pasado enero. Entonces recibieron una carta del Inspector de Educación de Gipuzkoa en la que les instaba a devolver a los niños a su centro educativo y les amenazaba con denunciarlos si no lo hacían antes del presente curso, pero ellos optaron por mantenerse firmes en sus convicciones ante lo que consideran un derecho legítimo de cualquier padre. El miércoles deberán enfrentarse a la Ley de Enjuiciamiento Criminal como responsables de un delito relacionado con menores.

Ketty Sánchez afirma que se quedó «de piedra» cuando recibió una citación en la que se le trata de «criminal, cuando jamás hemos tenido ningún problema con la Justicia y el único delito que hemos cometido es tomar el papel de educadores de nuestros hijos. Nos parece muy injusto todo lo que está pasando».

Aunque la pareja ha recibido con sorpresa la denuncia, sabía que el camino emprendido le iba a traer problemas. «En todos los países en los que la educación en casa ya está reconocida legalmente, hubo padres que tuvieron que pelear para conseguir que así fuera. La Constitución española y la declaración de los Derechos Humanos nos amparan, así que estamos tranquilos. Además, en España ya se han dado varios casos de este tipo por vía penal y las familias han ganado siempre. En Euskadi también hay jurisprudencia favorable, porque un juez dio la razón a una familia de Vitoria. El miércoles la fiscal decidirá si da carpetazo al caso y nos permite seguir como estamos o nos envía ante un juez».

El matrimonio irundarra pertenece a la Asociación para la Libre Educación (ALE), que agrupa a 160 familias españolas y reivindica el derecho de los padres a educar a sus hijos fuera del sistema educativo tradicional. Esta posibilidad está legalmente reconocida en países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Dinamarca, Irlanda, Bélgica, Italia, Luxemburgo, Noruega, Portugal, Suiza o Austria.

«Hay gente que lo hace»

El padre de la familia Branson es estadounidense, por lo que ha mamado desde pequeño la libertad de educación, aunque Katty Sánchez asegura que en Euskadi no es algo tan excepcional. «Conozco a mucha gente de mi edad que ha sido educada en casa y que luego fue a la universidad. Les ha ido bien y ahora intentan hacer lo mismo con sus hijos, aunque no es fácil. Yo siempre había contemplado esta opción como la ideal, pero hasta hace un año no nos decidimos a llevarla a cabo, quizá por miedo. El detonante para hacerlo fue que dos de mis hijos iban a un colegio y los otros dos a otro, y me era imposible llevarlos a todos a la hora. Para acabar con ese estrés, decidimos que lo mejor era educarlos nosotros».

Sánchez reconoce que en la decisión final influyó que «en el sistema educativo actual hay bastantes aspectos que no compartimos», pero afirma que «ahora creo que me han hecho un favor empujándome a sacarlos, porque paso mucho más tiempo con ellos y me siento mucho más partícipe de su educación. Antes me parecía muy difícil poder llevar a cabo esta idea, pero al ponerla en práctica me he dado cuenta de que es un sistema perfecto para nosotros: hemos pasado de ver muy poco a nuestros hijos, porque trabajamos de tarde, a compartir casi todo el día con ellos».

Los hijos de Michael y Ketty tienen 12, 10, 8 y 6 años y, según sus padres, «llevan de maravilla su nueva situación. En ningún momento les hemos obligado, sino que les dimos esta opción. Los dos mayores prefirieron dejar el colegio y que les diéramos clase nosotros y, unos meses más tarde, los dos pequeños nos dijeron que ellos también querían».

Sánchez no cree que esta modalidad de educación pueda representar una desventaja para sus hijos. «Están matriculados en un colegio a distancia de California. Se examinan de lo que van aprendiendo y cuando superan un ciclo reciben un título que se puede convalidar con los de aquí».

mvillameriel@diariovasco.com

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