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Música | banda municipal de txistularis de san sebastián

Al servicio de la ciudad

La Banda Municipal de Txistularis de San Sebastián celebra hoy, con un concierto en el Salón de Plenos, el 25 aniversario de su reestructuración.

TERESA FLAÑO |

Domingo, 18 de noviembre 2007, 09:39

SAN SEBASTIÁN. DV. La Banda Municipal de Txistularis de San Sebastián cumple veinticinco años de su reestructuración y que mejor manera de celebrarlo que con un concierto que coincida con la festividad de Santa Cecilia que se celebrará el domingo en el Salón de Plenos del Ayuntamiento y en la que estará acompañada por la coral que lleva el nombre de la patrona de los músicos. Antes y ahora el lema de la banda ha sido siempre el mismo: Al servicio de la ciudad.

La situación de los txistularis municipales donostiarras de principios de los años 80 era bastante precaria. Se mantenía la misma mentalidad desde hacía décadas cuando varios barrios Altza, Loiola, Astigarraga, Antiguo e Igeldo, tenían uno que animaba la salida de la misa de los domingos y los bailables. Además estaban muy mal remunerados. Por otra parte, la banda de txistularis, formada entonces por cuatro músicos, debía tocar todos los domingos y festivos una diana por la mañana, concierto al mediodía y bailables por la tarde. Por esta razón, hace 25 años se decidió una reestructuración de la formación con la desaparición de la figura de los txistularis de barrio, que en muchos casos estaban sin cubrir, y con la ampliación de la nueva banda.

De esta forma la Banda Municipal de Txistularis de San Sebastián está integrada por diez músicos. Seis son txistularis o tamborileros, es decir, intérpretes de los instrumentos de la familia del txistu y el tamboril vasco txirula o txilibitu, txistu y silbote con sus correspondientes tamboriles, dos son percusionistas y otros dos, intérpretes de trompeta. Todos ellos profesionales de la música y titulados. La mayoría de ellos compaginan sus tareas interpretativas, con nueve horas de ensayo semanales, con las pedagógicas en la Escuela Municipal de Música de San Sebastián.

Dos formaciones

En estos momentos la banda se divide en dos grupos, el considerado tradicional y el denominado polinstrumental o de cámara. En el primero cuenta con Jose Ignazio Ansorena como director y primer txistu; Aitor Arozena, Jose Antonio Altuna y Juan Vega, segundos txistu; Jon Irazoki y Jokin Kanpion con el silbo; y Agustin Laskurain y Francisco Lera en la percusión. En la segunda formación Ansorena, Altuna, Laskurain y Kanpion mantienen sus puestos, mientras que Vega se encarga de la flauta, Irazoki de los teclados, Arozena del bajo eléctrico, y Lera de la marimba. A ellos se les unen Aitor Gastón y Julio García en las trompetas.

La ampliación conllevó un aumento de las actividades y atender a las necesidades que surgen al Ayuntamiento como recibimientos protocolarios, actos de inauguración de obras públicas, tareas de ambientación o interpretación de conciertos en recepciones y otras ceremonias, al tiempo que se mantienen las obligaciones tradicionales de servicio popular como las alboradas dominicales, los conciertos de plaza los días festivos, danzas populares, además de la colaboración con coros y grupos de danza y la interpretación de los conciertos de música de cámara. El Conservatorio de la calle Easo, Jareño y un local en los bajos de la Biblioteca de la Plaza de la Constitución han sido la sede de la banda durante estos años.

Parte fundamental de esta reconversión fue su actual director, el polifacético Jose Ignazio Ansorena, así lo reconocen Jose Antonio Altuna y Agustin Laskurain, los miembros más veteranos de la banda. Su abuelo, Isidro Ansorena, también fue director de la banda en el mismo papel estuvieron Eusebio Basurko, Julián Unanue y Javier Hernández Arsuaga, y recopiló numerosos documentos sobre el txistu. Este legado se encuentra en Eresbil. Desde la dirección Ansorena, junto con el resto de miembros de la banda, se ha ocupado de realizar arreglos para antiguas composiciones, así como han ampliado notablemente el repertorio que existía hasta hace 25 años.

Embajadores

Altuna es el que recuerda el lema de Al servicio de la ciudad porque «los ciudadanos son los primeros que tienen que gozar de la banda. A partir de ahí vienen las demás cosas. La banda es de la ciudad y el Ayuntamiento es un intermediario. Si vamos fuera somos los embajadores de San Sebastián». Este txistulari, que se jubila el año que viene, echa de menos algunos de los actos en los que participaban y que últimamente han desaparecido de los programas festivos como las procesiones. También opina que «los donostiarras, aunque no vengan a vernos, quieren a la banda y consideran que es una institución».

Prueba de ello son las muestras de cariño que reciben en sus alboradas y en los conciertos que ofrecen. «Tenemos seguidores fijos, que viene a vernos a menudo, pero también eventuales que se paran en la plaza de la Constitución cuando tocamos allí», explica Laskurain. Las dianas dominicales han ido creciendo en su recorrido y ahora prácticamente realicen todo el eje peatonal desde su sede hasta Reyes Católicos. En muchas ocasiones se encuentran con los noctámbulos que a esas horas se retiran, «pero no suelen crearnos problemas, más lo hacen motoristas impacientes, sobre todo en Garibay, que como no pueden atravesar la calle muestran su descontento con el ruido de los tubos de escape».

Apenas reciben quejas de vecinos molestos porque la música les despierta o no les deja dormir, todo lo contrario. «Una vez nos tiraron una pila, y a la semana siguiente los vecinos de ese portal se asomaron para evitar que se repitiera el lanzamiento. La gente nos tiene mucho cariño», comenta Irazoki.

Los turistas son otros de sus admiradores. «El instrumento les parece muy curioso. Se suelen acercar a preguntarnos cosas sobre él, de dónde surge, cómo se toca», explica Lera. Por ejemplo, la Premio Nobel Rigoberta Menchu habló largo rato con Jose Ignazio Ansorena durante una recepción en el Ayuntamiento.

De todos estos años tienen anécdotas para contar como una vez que en una recepción no sonaba una trompeta por más que el músico soplara. Era porque se había metido un objeto en la boca del instrumento. Aunque la que más risas produce es cuando fueron a la Basílica de Loiola durante la visita de Juan Pablo II. Lera recuerda que «los agentes de seguridad no se dieron cuenta de que habíamos entrado. Llegamos a la sacristía para ponernos el traje de gala. Salimos atándonos los cinturones y los policías se sorprendieron porque no sabían que estábamos allí. Entonces apareció el Papa y nosotros casi a medio vestir. Hubo un gran revuelo, pero el Papa sonrió y siguió tan pancho».

Además de sus actuaciones en directo, la Banda ha editado varios discos. el primero, grabado en 1981, era un recopilación de bailables y repertorio porpular. Entre 1983 y 1984 sacaron otros tres dedicados a las danzas guipuzcoanas. También han colaborado en varios proyectos de otros grupos. A petición de Euskal Dantizarien Bilzarra grabaron en 2003 la colección completa de las danzas guipuzcoanas. El año pasado la Banda publicó junto con el coro Mariaren Bihotza, el CD Belengo portalian, en que se recoge una completa colección de villancicos vascos, con arreglos originales. n

tflano@diariovasco.com

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