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El actual número dos de EA, Unai Ziarreta. [CHEMA MOYA / EFE]
El sector de EA afín a Ziarreta recaba apoyos para presentar su candidatura
Politica

El sector de EA afín a Ziarreta recaba apoyos para presentar su candidatura

La decisión de Begoña Errazti abre una negociación a todas las bandas La corriente crítica no descarta una lista alternativa liderada por Azkarraga

ALBERTO SURIO

Viernes, 30 de noviembre 2007, 01:58

SAN SEBASTIÁN. DV. Unai Ziarreta se perfila como futuro candidato a la presidencia de Eusko Alkartasuna después de conocerse la decisión de Begoña Errazti de no concurrir a la reelección al frente de este partido por «razones personales», tal y como ha trascendido en una carta pública que ha sido enviada a la militancia.

Los impulsores de la candidatura de Ziarreta sondean sus apoyos en el seno del sector oficial, consideran que están en disposición de presentar la candidatura y comienzan a constatar que la otra hipótesis, la de Joseba Azkarraga como número uno del partido, encuentra resistencias en determinados ámbitos de la línea mayoritaria en esta formación.

Al parecer, los recelos a que Azkarraga sea un posible sucesor de Errazti no cuestionan en absoluto su valía política pero sí ponen en entredicho la compatibilidad práctica entre su trabajo como principal representante institucional de EA en el seno del Gobierno Vasco con su labor al frente del partido. En este sentido, la simultaneidad entre ambas funciones genera una notable desconfianza porque, en opinión de estos ámbitos, puede ser un factor que origine problemas en un futuro.

El origen de esta resistencia, en cualquier caso, puede también obedecer a las diferentes sensibilidades que surgieron en la corriente mayoritaria de EA en relación con el debate de la coalición con el PNV, zanjado por un congreso extraordinario el pasado mes de enero a favor de la presentación en solitario en las elecciones forales y municipales. Meses antes, Azkarraga se alineó con Errazti en favor de la alianza, lo que suscitó un palpable empate de posiciones en el seno de la Ejecutiva Nacional que fue resuelto por un voto de diferencia el 30 de agosto de 2006 en contra de la propuesta de ir en coalición. Como contexto de esta situación se fue labrando una crisis de confianza interna en el seno de la Ejecutiva Nacional entre Errazti y una parte amplia de su propia dirección nacional encabezada por Ziarreta. En parte, la falta de apoyos internos suficientes es una de las causas que explican la decisión de Errazti de no volver a dar la batalla después de ocho años al frente de este partido.

La estrategia de Ziarreta busca un acuerdo interno que permita un equipo de trabajo cohesionado que cierre las heridas del pasado y que, a la vez, garantice que algunas de las áreas claves de de la nueva Ejecutiva -por ejemplo, la Secretaría General o la Secretaría de Organización- sigan ligadas al sector oficial.

Contestación

La decisión de Errazti de no presentarse a la reelección despeja la incertidumbre y fuerza la negociación en los próximos días con conversaciones a todas las bandas. La posibilidad de que sea Ziarreta el candidato a la Presidencia del partido suscita también los movimientos de contestación de algunos sectores críticos, que en este caso no se circunscriben, al parecer, sólo a la denominada corriente guipuzcoana sino que también podrían incluir a algunos cuadros afines hasta ahora a Errazti.

En este caso, la negociación se está desarrollando a todas las bandas. El problema no estriba tanto en la línea ideológica definida por la ponencia, sino en cuál es el equipo humano que va a ser el responsable de aplicarla. Estos sectores críticos a Ziarreta barajan incluso el nombre del mismo Azkarraga como alternativa. Todos los que participan en estas gestiones subrayan la importancia de un acuerdo interno que cicatrice las heridas de una confrontación que ya dura demasiado tiempo. De hecho, también este pulso da ciertas muestras de agotamiento. Como señal de muestra posibilista de que el acuerdo es factible figura la elección de compromisarios de San Sebastián para el congreso, una votación que en el pasado ha sido el origen de una gran conflictividad interna en el seno de EA de la capital donostiarra, con una movilización sin precedentes de los afiliados. En esta ocasión, tanto el sector guipuzcoano como el oficial han alcanzado un pacto por el que el primero se garantiza la designación del 55% de los compromisarios y el otro, el 45% restante.

Otra cuestión es el equipo dirigente que será el encargado de sustituir a Errazti, de aplicar la estrategia política y de proponer, por ejemplo, el candidato o la candidata al Congreso de los Diputados en las próximas elecciones generales por Gipuzkoa. Se trata de una elección de vital importancia para EA, sobre todo en una coyuntura en la que va a tener que sustituir a una veterana como Begoña Lasagabaster, una vez que ésta ha decidido dejar la política activa.

La designación de un cabeza de lista por Gipuzkoa podría también formar parte del paquete negociador de un acuerdo global, aunque antes las conversaciones tienen que aclarar cuál es el reparto del poder interno. El sector oficial no se quiere desprender del control del núcleo duro de la dirección, pero precisamente la línea guipuzcoana que dirige Iñaki Galdos quiere que su peso real en el partido -que estima en torno a un 40%- esté presente en la nueva Ejecutiva. Las espadas siguen en alto.

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