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Xosé Estévez, nuevo cofrade de honor de la Cofradía donostiarra, en su despacho.
Xosé Estévez ha sido investido miembro de honor de la Cofradía Gastronómica del Aguardiente y la Queimada
OARSOALDEA

Xosé Estévez ha sido investido miembro de honor de la Cofradía Gastronómica del Aguardiente y la Queimada

El escritor y profesor universitario residente en Oiartzun desarrolla una intensa actividad cultural a través de la asociación de gallegos de Trintxerpe

ELENA VIÑAS

Martes, 4 de diciembre 2007, 01:46

OARSOALDEA. DV. Xosé Estévez ha sido investido miembro de gran honra de la Cofradía Gastronómica del Aguardiente y la Queimada en el País Vasco en una ceremonia que tuvo lugar el pasado domingo, minutos antes del mediodía, en el Ayuntamiento de San Sebastián. Su nombramiento trata de reconocer la intensa actividad que desarrolla este gallego conocido por su faceta de escritor y profesor universitario, sin olvidar su papel de difusor de la cultura de su tierra de origen a través de la Asociación Cultural Daniel Castelao, de Trintxerpe.

Fue el propio presidente de la Cofradía, Xosé Antonio Vilaboa, quien le notificó meses antes su intención de convertirlo en miembro de honor de la citada sociedad, que cada año distingue con su máximo galardón a varias persona por su relación con la cultura de Galicia. «Vilaboa se había encargado de hacer los dibujos que ilustran el libro de poemas que he escrito para mi hija, fallecida hace un año. Cuando le entregué un ejemplar recién editado, me dijo que estaba pensando en nombrarme socio de honor», señala Xosé Estévez, quien aceptó la propuesta y en agradecimiento, decidía dedicar una poesía a la bebida y a esa costumbre de tomarla tras hacerla arder.

Bajo el título de 'A queimada', su composición dice así: «O misterio agochado no bagazo / licúase co fogo no alambique, / a aguardente, soma e sique, / debroca Leticia en cada cazo. / A terra e máis o ceo, nun abrazo, / quixeron que nos acios se moldara / o ardente licor que abastara /seiva na canseira e no trancazo. / Quen non coñece o rito da queimada / que corpos e almas resucita / e sorgiñas e meigas escorrenta? / Cando a caña Vilaboa lene axita / e amosa a lumieira xa azulada / quen ousa decir que non o quenta?».

Con éstas y otras palabras igual de simbólicas, Estévez era investido en el transcurso de una ceremonia en la que no faltaron las referencias a la tradición celta combinadas con otros ritos ideados por la Cofradía Gastronómica del Aguardiente y la Queimada. El resultado no podía ser otro que una mágica fórmula que conseguía mantener a todos los presentes expectantes hasta que el fuego transformó la bebida en un líquido listo para ser degustado.

Seis embajadores

El de Xosé Estévez no ha sido el único nombramiento llevado a cabo por la Cofradía Gastronómica del Aguardiente y la Queimada el pasado fin de semana. Junto a él, otras cinco personas más eran investidas cofrades de honor. Se trataba del periodista y escritor Javier Aramburu, miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País; el escritor Alfredo Conde, galardonado con el Premio Nadal en 1991 y el Premio Nacional de Narrativa en 1986; el antropólogo y etnógrafo de Aranzadi Fermín Leizaola, el cocinero Andoni Luis Aduriz, del Restaurante Mugaritz de Errenteria; y la filóloga Isabel Mociño, lectora de gallego en el Centro Estudios Gallegos en la Facultad de Filología de Vitoria.

Todos ellos se convierten de esta forma en embajadores del aguardiente, una bebida que, como recuerda el propio Estévez, «se ha de tomar en su justa medida».

El protocolo

Pero antes de ser investidos como cofrades de honor, los seis elegidos tuvieron que someterse a una jornada protocolaria que comenzaba a las 10 de la mañana con la recepción que se les brindó en la Casa de Galicia de San Sebastián. En sus dependencias degustaron un hamaiketako compuesto de caldo, carne de cocido, lacón, empanada y chorizo gallego.

Tras él, los candidatos desfilaron vestidos con sus hábitos y capas de ceremonia y acompañados de banderas y pendones hasta la parroquia de San Ignacio, en el barrio de Gros, donde se ofició una misa trinlingüe -en euskera, gallego y castellano-, de la mano del reverendo Luis Elizalde. Durante la misa se realizó una ofrenda de pan gallego, vino de Ribeiro, Albariño y Aguardiente, seguida de la interpretación de la Marcha de los Peregrinos, por los gaiteros de Trisquele.

Una fotografía captada ante la fachada principal del templo permitía inmortalizar el momento. Los cofrades se trasladaban, entonces, en «desfile cívico» y precedidos de los gaiteros hasta el Salón de Plenos del consistorio donostiarra. En el edificio eran recibidos con un aurresku de honor y el saludo del alcalde Odón Elorza. La actuación de la Coral de Bera daba inicio a la investidura oficial.

Una vez nombrados miembros de gran honra de la Cofradía, Xosé Estévez y el resto del sus compañeros se trasladaban al Hotel Londres, escenario del «gran banquete», cuyo menú constaba de varios platos típicos de la gastronomía gallega, como milhojas de pulpo templado con cachelos de patatas lucenses o tarta de Santiago. El párroco de San Ignacio, Javier Portu, se encargaba de bendecir la mesa.

Minutos después de las 6 de la tarde tenía lugar la gran queimada iniciática, «según el rito y fórmula magistral registrada por la Cofradía de la Queimada». Un sorteo de regalos y un baile ponía fin a una fiesta que promete repetirse el próximo año.

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