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Domingo, 23 de diciembre 2007, 02:16
LA irrupción de Iñaki Badiola Menéndez como candidato a la presidencia de la Real Sociedad ha suscitado una situación de creciente controversia sobre la fiabilidad de su propuesta y la solvencia de su proyecto para el futuro del club blanquiazul. En una situación de delicada crisis económica y deportiva, es preciso admitir que Badiola ha sido muy hábil a la hora de capitalizar un intenso foco informativo durante estos dos últimos meses. De esta manera ha conseguido aumentar la espumosidad de un proyecto sustentado en promesas vagas, mensajes efectistas, cuidadas puestas en escena y apelaciones populistas, que se asemejan más a una mezcla de partituras musicales interpretadas ya en el mundo del fútbol por presidentes como Jesús Gil, Manuel Ruiz de Lopera o el propio Dimitri Piterman, que al proyecto solvente que ahora mismo necesita la Real.
Iñaki Badiola se presentó inicialmente como cabeza visible de un supuesto grupo inversor chino que estaba presuntamente interesado en hacer una importante inversión en el club guipuzcoano. Sin embargo, a día de hoy, existen suficientes evidencias contrastadas como para afirmar que detrás de esta pretendida puesta en escena no existe ningún grupo, ni inversor, ni chino, sino en todo caso una sociedad denominada Light House Consulting SL, con un administrador único que es él mismo y cuyo objeto social, según consta en el Boletín Oficial del Registro Mercantil, es la «prestación de servicios de consultoría financiera, económica, medioambiental, técnica y comercial; captación y asesoramiento a fondos de inversión; participación en inversiones y operaciones de riesgo».
Badiola irrumpió en la escena pública hace dos meses con la llamativa propuesta de adquirir un 35% del capital social de la Real vía ampliación con un desembolso estimado en torno a los tres millones de euros, pero pocas semanas después se desdecía de esta intención inicial. Es decir, Badiola no contempla invertir un solo euro propio en la Real, y siendo ésta opción perfectamente legítima, conviene también subrayarla con absoluta nitidez para evitar que los accionistas, socios y aficionados de la Real puedan suponer ingenuamente lo contrario. También afirmó el pasado 27 de noviembre en la presentación pública de su proyecto, que su candidatura estaba condicionada a conocer con exactitud la situación económica del club y reclamó para ello el apoyo incondicional de los medios de comunicación con el fin de presionar al Consejo de Administración realista para que aceptara una due diligence. Sin embargo, tres días después cambió radicalmente de criterio y mantuvo su candidatura sin exigir ya la ejecución de la due diligence.
Otra de las promesas pretendidamente sugerentes de Badiola consiste en la obtención de ingresos millonarios extraordinarios para la Real a través de la venta de camisetas en dos supuestas tiendas que se abrirían en los duty free de los aeropuertos de Beijing y Shangai, asegurando que su empresa es concesionaria en exclusiva de los comercios existentes en ambos aeródromos. Pues bien, Badiola no ha acreditado aún documentalmente que su empresa disponga de la titularidad de la concesión de las tiendas de los referidos duty free, tampoco existe constancia de que tenga los derechos de explotación de las marcas Beijing 2008 y Shangai 2010, y las dos tiendas aludidas habría que construirlas porque no existen a día de hoy en las terminales aeroportuarias de ambas ciudades.
En la esfera estrictamente deportiva, Badiola ha querido presentar a Pako Aiestaran como su fichaje estrella, pero no ha aclarado aún si es sólo hasta el 30 de junio, si podrá ejercer como técnico o si está firmado más allá de esa fecha. El día de su presentación pública afirmó que «tendría un entrenador de Primera y un nuevo equipo técnico», pero luego también aseguró ese mismo día que contaba con todos los técnicos de la casa, incluidos Iriarte y Coleman. En el capítulo de fichajes de jugadores confirmó el 28 de noviembre que su modelo ideal era un equipo con tres o cuatro jugadores extranjeros de mucho nivel y el resto de la cantera. Sin embargo, sólo unos pocos días después parece haber descubierto que es mejor apostar, entre otros, por la cesión de dos jóvenes jugadores de la cantera del Barça de 17 y 19 años, como Fran Mérida y Marc Crosas, para reforzar un equipo como el de la Real, que si por algo se caracteriza en estos momentos es por la ya extrema juventud de su plantilla para competir en segunda división.
Iñaki Badiola Menéndez no puede pretender que los accionistas, socios y aficionados de la Real confundan ilusión con ilusionismo, fabulación con realidad y solvencia con insolvencia. Sobre todo cuando combina este deliberado ejercicio de confusionismo, envuelto en una empalagosa amabilidad en las formas, con una radical oposición a cualquier fórmula de consenso que favoreciera la posibilidad de configurar una candidatura de amplio consenso y aglutinadora de diferentes sensibilidades para el Consejo de Administración de la Real Sociedad. El próximo 3 de enero está convocada una Junta General Extraordinaria de Accionistas para elegir un nuevo Consejo de Administración y a día de hoy no existe otra candidatura que la promovida por Iñaki Badiola. Esta desacostumbrada situación plantea un escenario de alto riesgo para el futuro de la Real Sociedad, porque no va a estar en condiciones de garantizar la cohesión social que el club necesita, ni tampoco de superar la profunda división existente. Los accionistas de la Real son los dueños del club y son soberanos a la hora de determinar el rumbo futuro de la entidad. Es el momento de que se imponga una reflexión serena y profunda sobre lo que debe representar la cita del próximo día 3 en el Velódromo de Anoeta. Y en la hipótesis de que Badiola fuera el único candidato y resultara elegido, su legitimidad estaría seriamente cuestionada si no fuera capaz de sumar más acciones a su favor que en su contra. En manos de los accionistas estará la mejor decisión para la Real.
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