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ALBERTO SURIO
Miércoles, 9 de enero 2008, 01:22
SAN SEBASTIÁN. DV. Oficialmente todo sigue abierto, pero los partidos que abogan por el reconocimiento del derecho a decidir ven muy complicado articular ahora una coalición con este paraguas político en los comicios generales del 9 de marzo que uniría bajo un mismo lema al PNV, EA, Ezker Batua y Aralar. De entrada, apenas hay tiempo material para que cuaje una coctelera en apariencia tan heterogénea. Los calendarios fijan en dos semanas la nominación formal de las candidaturas. No sólo los plazos se echan encima. Además, las diferencias tácticas entre los partidos siguen siendo poderosas y hacen muy difícil aparcar los intereses en un mapa tan polarizado como el vasco en el que las elecciones sirven a todos para medir fuerzas.
La respuesta la tiene en estos momentos la dirección nacional del PNV. El Euzkadi Buru Batzar abrió formalmente el debate el pasado lunes y podría anunciar antes de que acabe la semana -y como muy tarde antes del próximo 14, también lunes- una decisión definitiva.
El PNV y los partidos de la coalición asumen que este escenario es realmente complicado a estas alturas y que lo más previsible es que cada uno de las formaciones vaya por su lado. Sin embargo, oficialmente nadie cierra todavía la última puerta a la espera de algún movimiento de última hora. Nadie quiere, además, escenificar el desacuerdo y arrostrar con la imagen de desencuentro.
La discusión sigue abierta en la mesa del EBB, que tomará una decisión definitiva como muy tarde el próximo lunes. Para entonces ya se habrán incorporado formalmente a la dirección nacionalista los nuevos presidentes de las ejecutivas regionales. Joseba Egibar e Iñaki Gerenabarrena son presidentes respectivos en Gipuzkoa y Álava y se muestran proclives a un escenario de coalición.
Pero los contrarios a la coalición también preparan y utilizan internamente su argumentario. Una coalición, opinan, va a ser interpretada como una operación frentista desde los socialistas y la izquierda abertzale, cuando el interés del PNV no es éste. Además, está por ver si una coalición de última hora, forzada in extremis, seduce al electorado e incorpora el efecto suma o desconcierta al mismo. Está por ver, también, en qué medida una coalición de este tipo puede ser un atractivo para los votantes de IU y está por ver qué recorrido puede tener el grupo de diputados de una hipotética alianza electoral en el Congreso o en el Senado.
Recelos en Vizcaya
Los recelos del PNV se hacen particularmente visibles en Vizcaya, en donde se recuerda el portazo que propinó EA a la coalición para las municipales y forales hace un año o en donde se saca a coalición el divorcio entre ambos partidos en el gobierno de la Diputación guipuzcoana en relación con el Impuesto de Sociedades.
Los medios jeltzales consultados se muestran convencidos de que si el PNV se descuelga, EA, Aralar y Ezker Batua van a intentar una coalición alternativa y se sugiere que ya ha habido reuniones y tanteos exploratorios en tal sentido. No obstante, fuentes solventes ponen en cuestión que ésta sea realmente la voluntad real en estas últimas formaciones. En medios de EA de Gipuzkoa se asegura que esa hipótesis «está descartada».
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