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Cultura

Vinos franceses y algo de blues

El autor atendió a un centenar de medios antes del baño de masas de hoy

A. MOYANO

Jueves, 10 de enero 2008, 02:33

SAN SEBASTIÁN. DV. El terremoto Follett llegó anteayer a Vitoria, pero alcanzará hoy su máxima intensidad. Y es que la mil invitaciones distribuidas para el encuentro que el autor británico mantendrá hoy con sus lectores se han quedado a todas luces cortas. «Creo que voy a perder algunos amigos», comentaba ya hace unas semanas con humor el por entonces director gerente de la Fundación Catedral Santa María, Gonzalo Arroita.

Desde su llegada a la capital alavesa, Follett se ha mostrado afable en el trato, profesional con los medios, aficionado a la buena mesa -especialmente, a los vinos franceses- y buen conversador. Apasionado por la música negra, el escritor toca el bajo y la guitarra acústica en el grupo Damn Right I Got The Blues, en el que también milita uno de sus hijos. La formación ya ha realizado algunas actuaciones en Gran Bretaña y ayer durante una conversación, no faltó quien le propuso cerrar una gira por España. «No seréis mucho peores que Woody Allen y su banda, y mira cómo andan llenando aforos». Atención porque la idea, lanzada medio en serio, medio en broma, podría tomar cuerpo mañana, viernes.

Por lo demás, el desembarco de Follett en Vitoria ha puesto a prueba su talante desde el primer momento. De hecho, los dos guardias civiles que cumplían servicio en la aduana fueron los primeros fans en pedirle un autógrafo apenas había puesto un pie en suelo vasco. Sin embargo, el sargento de guardia no apreció las aficiones literarias de sus subordinados, que se ganaron una reprimenda. Fue el preludio de lo que le esperaba durante la jornada de ayer, en la que tuvo que atender a un centenar de medios de comunicación. Apenas paró una hora a mediodía, para comer en el restaurante Portalón, abierto exclusivamente para la ocasión.

Mientras las librerías despachan ejemplares de Un mundo sin fin a un ritmo infernal -el título salió a la venta hace diez días y ya se han impreso 1.100.000 copias en castellano-, Follett continúa impasible su promoción. Acostumbrado a encabezar cada dedicatoria con el nombre del lector solicitante, el escritor podría tener problemas para hacerlo durante el acto de hoy por una mera cuestión de tiempo. Y es que resulta fácil presumir que buena parte del millar de fans que acudirá hoy a su conferencia intentará hacerse con su rúbrica. «Teniendo en cuenta que cada lector se toma su tiempo en contarle su relación personal con su obra y demás, el acto se puede alargar más allá de lo imaginable», comentaban ayer desde la organización.

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