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XABIER GALARTZA
Sábado, 16 de febrero 2008, 02:42
san sebastián. DV. El Akaba Bera Bera está a un paso de volver a hacer historia. Prácticamente el mismo plantel que el año pasado proporcionó el primer título de la historia al club, al hacerse acreedor de la Copa de la Reina, está a un paso de alcanzar por tercera vez y, después de superar un intervalo de once años, los cuartos de final de la Recopa de Europa. El día 27 de vivirá en Bidebieta otra jornada trascendental al estar en juego el título de la Supercopa que dirimirá ante el Cementos la Unión, con sabor a revancha.
El panorama que se le presenta de cara al duelo que reproducirá hoy a partir de las 16.30 horas (ETB1) contra las montenegrinas del Buducnost T-Mobile es alentador al tener que levantar una factible renta de dos goles (29-27) que trae del partido de ida jugado en Podgorica ante unos cinco mil aficionados, que enmudecieron durante la primera mitad.
Repetir el idílico primer tiempo desplegado en el pabellón Moraca de la capital montenegrina que se cerró con un sorprendente 11-18 es casi irrepetible. Después de un inicio titubeante, las donostiarras pasaron a dominar de cabo a rabo la contienda, para desesperación del técnico del Buducnost, que acabó por suscribir un escrito de la plantilla en el que pedían disculpas a la afición por su falta de lucha y entrega.
El Akaba dispone ahora de muchos más argumentos para evitar que le vuelva a coger a contrapié el juego de las montenegrinas. Fue encomiable la labor que desarrolló para anular a su motor en el juego ofensivo, la central Radovic. Sin embargo, en lugar de hacer frente a un equipo que habitualmente recurre a marear la perdiz dibujando infinitos cruces en la primera línea, se vio un tanto sorprendido por la capacidad de penetración y verticalidad de Jovovic, una de las pocas veteranas de un equipo que presenta una media de edad inferior a los veintitrés años. Ella sola se encargó de volver a meter en un cuarto de hora a su equipo en la eliminatoria, en colaboración con su única lanzadora nata, Bulatovic, que debutó con su nuevo equipo la pasada semana ante el conjunto guipuzcoano.
El Akaba tiene que estar preparado para hacer frente a una defensa mucho más agresiva, ya que la permisividad con la que el Buducnost se empleó en la ida, dista mucho de la trayectoria dibujada, que se caracteriza por una media ocho exclusiones por partido, lo que invita a pensar a que se puede encontrar con situaciones de superioridad. La dimensión del balón es otro factor que puede jugar a su favor, ya que es un poco más grande y tiene más peso que el que utilizaron en la ida, el habitual de la Liga de Campeones, competición de la que las montenegrinas han quedado apeadas un año más.
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