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Richard Freeman, en Gandiaga Topagunea, de Aránzazu. [DAVID APREA]
«A mayor participación financiera de los trabajadores, mejores resultados»
RICHARD FREEMAN CATEDRÁTICO DE HARVARD

«A mayor participación financiera de los trabajadores, mejores resultados»

Freeman asegura que las cooperativas aguantan mejor las recesiones económicas porque son más flexibles

PILAR ARANGUREN

Miércoles, 27 de febrero 2008, 02:35

El catedrático de Economía de la Universidad de Harvard Richard Freeman defendió ayer que cuanto mayor es la participación fianciera de los trabajadores en las empresas cooperativas, mejores son los resultados económicos, las relaciones laborales y el nivel de participación de los trabajadores en las decisiones, por lo que aboga por extender el modelo cooperativo más participativo. Además, apunta que las coopeativas están mejor preparadas para aguantar los momentos de desaceleración económica o de recisión que el resto de las empresas «porque son más flexibles». Richard Freeman participa en el II Congreso Internacional de Investigación y Economía Social promovido por la Facultad de Ciencias Empresariales de Mondragon Unibertsitatea, que se celebra ayer y hoy en Aránzazu.

- ¿Cuál es su aportación a este congreso?

- Por un lado pretendo reflexionar sobre la experiencia de MCC. Sería interesante tener estudios económicos actualizados muy rigurosos, ya que hace casi tres décadas que no se han hecho estudios de este rango, salvo alguna excepción, como es en la máquina herramienta. Desde que se fundó MCC el mundo ha cambiado mucho, es más globalizado y el Grupo Mondragon ya no se limita únicamente al área industrial, sino que se ha diversificado hacia la distribución, los servicios y el sector financiero. Además, voy a presentar el resultado de dos estudios que hice el año pasado con otros investigadores en EE UU. En uno analizamos catorce empresas de distintos tamaños con una plantilla total de 41.000 trabajadores, con formas diferentes de participación financiera en la empresa. En el modelo cooperativo de aquí el grado de participación de los trabajadores es muy alto, tanto en la propiedad como en los resultados. Pero hay otros modelos, con diferentes niveles de participación financiera. El estudio se centró en el interés que tenían los trabajadores tanto en la empresa como en sus compañeros, y el resultado fue que cuanto mayor es la participación financiera de los trabajades, el interés por la empresa y la colaboración entre los compañeros es mayor. Además, cuentan con más autonomía y mayor nivel de participación en la toma de decisiones.

- ¿Y todo eso se traduce también en unos mejores resultados económicos?

- Según el estudio, cuanto mayor es la participación financiera de los empleados, los resultados son mejores tanto para los trabajadores como para la empresa, a nivel de beneficios.

- ¿Se muestra partidario de extender, por lo tanto, los modelos cooperativos con altos niveles de participación?

- Estoy a favor de estos sistemas. Sin embargo, a nivel de política pública o fiscal, son muchos los gobiernos que han optado por fomentar este tipo de modelo empresarial promoviendo incentivos fiscales. Pero dependiendo de las ventajas fiscales que se den puede resultar un modelo muy caro para las arcas públicas. No obstante, si optan por otro tipo de incentivos, como proporcionar asistencia técnica, formación, desarrollar modelos jurídicos, etcétera, no son caros y son muy efectivos.

- En su proceso de internacionalización MCC está encontrando problemas para trasladar en estado puro su modelo cooperativo a los países emergentes y trata de paliarlo con nuevas fórmulas de participación mixtas. ¿Esa es otra vía recomendable?

- Tiene mucho sentido intentar modificar el sistema cooperativo cuando vas a otro país. Es como un árbol, si lo coges de un sitio con un sustrato y lo trasladas a otro lugar no germina igual, con lo cual hay que buscar otras fórmulas para implantarse.

- ¿Sin embargo, se corre el peligro de que se pueda debilitar la cultura cooperativa en origen?

- No tiene por qué ser así. Todas las empresas modifican la forma de hacer las cosas cuando van a otros países. Por ejemplo, las empresas anglosajonas, que están muy acostumbradas al sistema de agentes sociales europeos, con un papel muy fuerte de los sindicatos y unas relaciones laborales bastante profundas, cuando se implantan en EE UU modifican su conducta de forma considerable. Ocurre con cualquier empresa, aunque no se trate de una cooperativa.

- ¿Cree que el modelo cooperativo de MCC tiene futuro en un mundo globalizado y cada vez más competitivo como el actual?

- Sí, en breve, sí. La cuestión es en qué condiciones puede llegar el modelo cooperativo como tal. ¿Puede exportar el modelo tal cual es o dará lugar a otros modelos de participación financiera según el lugar donde se encuentre? Creo que dará lugar a diferentes modelos utilizando instrumentos diferentes, según el entorno. En cualquier caso, los modelos cooperativos casan muy bien con los cambios que se están produciendo en la fuerza laboral, aunque puede dar lugar a otros modelos, por ejemplo, donde hay un porcentaje en los beneficios, aunque no se participe en la propiedad.

- ¿Qué retos tiene el cooperativismo, además de saber adaptarse a los nuevos entornos laborales?

- Otro reto al que se tienen que enfrentar todas las empresas, incluidas las cooperativas, es el movimiento del capital a países de bajos costes laborales. Hasta que los sueldos lleguen a un nivel parecido supondrá una oportunidad para las empresas, pero un peligro para los trabajadores. Otro dato importante es que cada 20 ó 30 años los mercados financieros se vuelven locos. Mientras las cooperativas no caigan en la tentación de ir a mercados públicos o invertir sus fondos en los mercados de capitales tradicionales, tendrán una ventaja importante.

- ¿En este momento de desaceleración económica las cooperativas están mejor preparadas para capear el temporal?

- Como todas las empresas, están en el mismo barco. Pero pueden ser más flexibles a la hora de reducir los gastos de personal u otras prestaciones sociales, como rebajar voluntariamente los sueldos o aparcar momentáneamente el fondo de pensiones, sin despedir a la gente, manteniendo el empleo y la empresa. Por su parte, las empresas convencionales se ven inmersas en mayores enfrentamientos, con negociaciones muy duras con los trabajadores, recortes salariales más drásticos y despidos importantes, porque el sistema es más rigido. La conflictividad es menor en las empresas con participación de los trabajadores. Algunos macroeconomistas están más a favor de extender de un modo más generalizado en la economía este tipo de empresas porque proporciona más flexibilidad a las empresas, sin tener que utilizar despidos importantes, con todos los costes sociales e internos que supone. Además, en un estudio ralizado a principios de los 90 en el sector de la máquina herramienta se vio que las cooperativas pudieron adaptarse mejor a la crisis que las empresas convencionales.

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