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JORGE SAINZ
Martes, 18 de marzo 2008, 11:04
San Sebastián. DV. El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, lanzó ayer un guiño al PSOE. El dirigente nacionalista aseguró que si el Gobierno de Zapatero tiene «voluntad» para alcanzar un acuerdo político sobre el futuro de Euskadi, los plazos para la consulta del lehendakari, prevista en principio para el próximo octubre, podrían «tenerse en consideración», lo que implicaría una demora en los planes de Juan José Ibarretxe en aras a alcanzar un mayor consenso.
Tras el retroceso electoral, Urkullu volvió a mover ficha sólo dos días después de anunciar su iniciativa de «contrato renovado» con los vascos, que busca reorientar el proyecto peneuvista y que elude concretar las fechas de la consulta de Ibarretxe. En una entrevista en ETB el presidente del PNV lamentó que los socialistas pongan como condición para negociar que Ibarretxe retire su plan. Urkullu dio la vuelta a este argumento y aseguró que es el propio «lehendakari quien ha dicho que si hay verdadera voluntad, también los plazos (de la consulta) pueden tenerse en consideración».
El presidente del Euzkadi Buru Batzar (EBB) expuso más argumentos que demostrarían que es posible un pacto con el PSOE. Así, explicó que existen «dos planos diferentes», por un lado la postura del PNV y por otra la propuesta institucional de Ibarretxe. No obstante, quiso dejar muy claro que no hay disensiones entre el partido y el responsable del Gobierno Vasco a la hora de abordar este camino. «Tanto el lehendakari como el PNV vamos de la mano y abordamos este tiempo como una oportunidad de buscar un acuerdo político», zanjó.
En este sentido, el dirigente nacionalista recordó que «más allá del enredo» sobre la validez jurídica de la consulta sobre un nuevo marco, «el primero de los pasos es el de profundizar en un acuerdo político entre el lehendakari y el presidente del Gobierno español. Hay tiempo para ello si se quiere. Si hay voluntad para profundizar en un autogobierno no tiene que haber puertas al campo», aseguró.
Derecho a decidir
Urkullu resaltó además que el derecho a decidir es «algo propio e innato» para el PNV, que está contemplado en su propia ponencia política aprobada hace escasamente tres meses y que entienden como un derecho y no como una reivindicación. De este modo, reiteró que el PNV plantea «un acuerdo político entre las fuerzas políticas y entre las instituciones vascas y el Estado español», cuya consecuencia «será la de someterlo a referéndum a la sociedad vasca».
Urkullu sostuvo que llevar a cabo un plebiscito es la consecuencia «lógica» del propio acuerdo. «¿Por qué no se va a poder hacer dentro de la Constitución?», se preguntó el presidente del PNV, quien puso como ejemplo el Estatuto de Gernika de 1978, que ya fue sometido a referéndum en los tres territorios de la Comunidad Autónoma Vasca «dentro del marco de la propia Constitución». «Dentro del marco actual, hay mimbres suficientes para abordar esta superación del estatus del País Vasco. Y además la Constitución, digo yo, que no será inmutable», agregó.
En todo caso, Urkullu lamentó que la actitud mantenida en estos cuatro años pasados por el presidente del Gobierno, exigiendo la retirada de la consulta popular, «no invita a una confianza absoluta», por lo que emplazó a Zapatero a ser responsable porque «está ante una oportunidad histórica».
Estas consideraciones del presidente del EBB se producen también a apenas un mes de la investidura de Zapatero. Urkullu aseguró que su partido está dispuesto a dialogar con el PSOE de cara a un posible pacto de gobernabilidad, aunque vinculó el apoyo a Zapatero en su investidura como presidente del Gobierno a que los socialistas atiendan «cuestiones claves» para el autogobierno vasco como el blindaje del Concierto Económico.
El dirigente nacionalista volvió a analizar los malos resultados electorales del 9 de marzo y reiteró que el PNV no ha sabido «leer» la «evolución» de la sociedad vasca. «Ni en el año 2001 (cuando la coalición PNV-EA logró 604.000 votos en las elecciones autonómicas), la sociedad era radicalmente nacionalista, ni ahora tampoco, por arte de magia, las cosas han cambiado de la noche a la mañana y la sociedad es antinacionalista», argumentó.
Por otro lado, Urkullu explicó que «si hay un esfuerzo honesto por el proceso de pacificación», el PSOE contará con el «aval» del PNV. No obstante, precisó que los temas políticos, como la normalización y la convivencia, «residen en la voluntad de las formaciones políticas», mientras el Gobierno y ETA deben hablar de temas de otro ámbito.
«Música diferente»
Las palabras de Urkullu no ha caído en saco roto y comienzan a ser valoradas desde las filas socialistas. El hasta ahora portavoz parlamentario del PSOE, Diego López Garrido, observó un cierto interés en el PNV por mantener unas buenas relaciones con el futuro Gobierno español e hizo hincapié en que los nacionalistas vascos «han cambiado la música, es una música distinta», y han tomado nota después de su resultado electoral, en el que perdió 117.000 votos, un escaño y fue superado por el PSE-EE en el global de la comunidad autónoma.
En todo caso, el dirigente socialista insistió en que, independientemente de las negociaciones parlamentarias para la próxima legislatura, el plan Ibarretxe «no es admisible dentro de la Constitución». Además, afirmó que cualquier futuro desarrollo político en el País Vasco «no es una moneda de cambio» y «tiene que estar necesariamente dentro de la Constitución española».
Aunque el PSOE iniciará próximamente los contactos parlamentarios para asegurar la investidura como presidente de José Luis Rodríguez Zapatero, López Garrido dejó claro que el PSOE tiene intención de gobernar con «autonomía». No obstante, no quiso entrar a fondo en los posibles pactos que se establezcan y recordó que no comenzarán a negociarse hasta que la próxima semana se elija al nuevo portavoz del PSOE en el Congreso.
Esa persona -que podría volver a ser él mismo- será la encargada de hablar con los grupos parlamentarios, mientras que el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, encabezará la delegación que negociará con los propios partidos. Con todo, a su juicio, la palabra final la tendrá el presidente Zapatero.
«Olvidar los tribunales»
También valoró los últimos movimientos el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que expuso que para que no se lleve a cabo la consulta planteada por el lehendakari Ibarretxe «conviene discutir políticamente lo que es una propuesta política» y «olvidarnos de los tribunales», como sugirieron en su día desde algunos sectores del PP.
En declaraciones a Radio Nacional, Rubalcaba sí advirtió de que «un gobernante no puede hacer un referéndum si no está en su marco legislativo» e indicó que, en su opinión, no se hará porque «nadie en democracia hace algo que la ley no le permite».
Dicho esto, el ministro del Interior en funciones precisó que sus afirmaciones no son «una especie de órdago» y que «el sentido común» y «las leyes» le dicen que un referéndum como el que plantea Ibarretxe «no es posible hacerlo» porque «no es legal y yo creo que el señor Ibarretxe es un lehendakari responsable que respeta las leyes».
Por otro lado, el ministro socialista abogó por conseguir la «unidad» de las fuerzas políticas «para que ETA deje de utilizar estos resquicios que se abren entre los grandes partidos para colocar sus mensajes y colocar sus ideas», reconociendo que aunque dicha unidad «no es la panacea», sí es «un requisito previo para ser eficaces».
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