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ARANTXA ALDAZ aldaz@diariovasco.com
Jueves, 3 de abril 2008, 10:43
Un material que consigue captar agua en mitad del desierto, un tipo de cerámica capaz de resistir los impactos de bala, una clase de cemento que aprovecha las emisiones de CO2... ¿Fantasía o realidad? El economista belga Gunter Pauli está convencido de que la solución a la contaminación y al cambio climático está mucho más cerca de lo que creemos. En concreto, en el mar. «Los ecosistemas marinos ofrecen soluciones prácticas para hacer la vida más sostenible», aseguró ayer durante la charla que ofreció en el Aquarium donostiarra, dentro del XI Simposio Internacional de Oceanografía del Golfo de Vizcaya, organizado por Azti-Tecnalia y la Sociedad Oceanográfica de Gipuzkoa.
- Dice usted que «la vida nació en el mar y que de él hay mucho que aprender». ¿Por ejemplo?
- Por ejemplo, en el campo de la salud, que es donde comienza la sostenibilidad. Cuando uno está enfermo le recetan un antibiótico. El fármaco mata a las bacterias, pero no sólo a las malas, también a las buenas. Y eso puede acarrear problemas. Hay un tipo de alga marina rosada que controla las bacterias. No las mata, bloquea sus comunicaciones, lo que evita que se expandan. Las algas han sobrevivido en el mar, que es una sopa de bacterias. En un milímetro cúbico, hay 100 millones de ellas.
- ¿Ese mecanismo se puede poner en práctica?
- Sí, ya hay una empresa australiana que lo hace (Biosignal). Se utiliza, por ejemplo, para evitar la legionella en los sistemas de aire acondicionado. ¡Cómo es posible que los europeos no se enteren! Hay un desconocimiento total de estas oportunidades, que podrían suponer la redefinición de la salud del ser humano. En un plazo de diez a quince años la técnica podría sustituir a los antibióticos.
- ¿Qué más aplicaciones encontramos en el fondo del mar?
- El mejor productor de cemento de la Tierra son las conchas. El cemento se produce con el calciocarbonato que se saca de las minas. Las conchas convierten el CO2 disuelto en el mar en calciocarbonato, con lo que se fabrican su casita. Es un proceso químico a través de una proteína fácil de lograr científicamente. Así se podría dar salida a las toneladas de emisiones, en lugar de enterrar el CO2 en el subsuelo. ¿Sabe cuál es el problema de los veleros en el mar?
- ¿...?
- La falta de agua dulce. Hay una técnica que utiliza una cucaracha del desierto de Namibia para captar agua del aire. El agua se evapora y así se elimina la sal, pero la cuestión es cómo captarla. La cucaracha sabe hacerlo con una eficiencia tan alta que se podrían obtener unos 200 litros de agua al día para un velero. Ya lo utilizan los militares en Irak.
- Suena bien. Eso resolvería el problema de la sequía y la falta de agua en los países pobres.
- Sí. Si cada edificio estuviese cubierto con el material ideado se podría obtener agua para el autoabastecimiento.
- Resultaría más económico que las desaladoras...
- La desaladoras son una locura, porque al fin y al cabo son fábricas. Eso demuestra que el ser humano es el homo no sapiens: no tiene ni idea de cómo hacer un planeta sostenible.
- Su teoría de las emisiones cero defiende que siempre se puede sacar alguna utilidad de los desechos.
- Es que en la naturaleza no existe el concepto de desecho, porque es materia prima para otra cosa.
- ¿Siempre se obtienen tan buenos resultados como los citados?
- No. La primera empresa que fundé, Ecover, fue la primera empresa de detergentes biodegradables, en el año 1990. Eran detergentes, cuya materia prima se obtenía de los ácidos grasos de la palma. Su utilización evitaba la contaminación de ríos y mares, pero destruía el bosque tropical y el hábitat de los orangutanes. Nosotros lo ignorábamos. Tenemos sabiduría, pero no reflexionamos. Hemos olvidado la forma de hacer conexiones entre diferentes ideas.
- ¿Hasta qué punto los intereses económicos de los grandes productores frenan la incorporación de estas utilidades sostenibles?
- Siempre dicen que son fantasías. Pero son una realidad. David ganó a Goliath. Para ello, se necesita un cambio de modelo económico, con nuevas reglas de juego. Necesitamos esas tecnologías sostenibles capaces de posicionarse en el mercado.
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