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BENITO URRABURU
Miércoles, 7 de mayo 2008, 18:57
SAN SEBASTIÁN.DV. Patxi Vila intenta recuperar la normalidad, sus hábitos, cuando está en casa, entrenando, viviendo en Hondarribia, lejos de las carreras. No tiene muchos datos de ese 'extraño' positivo con testosterona que le detectaron en un control sorpresa que le realizaron en su domicilio el pasado 3 de marzo: «La única comunicación oficial que hay es la que ha recibido el equipo. Me imagino que como ha habido varios días de fiesta la semana pasada se habrá retrasado algo el correo», nos explicaba desde su domicilio en Hondarribia.
Está a la espera de conocer las fechas que le dan para poder hacer el contraanálisis de la muestra B y también el laboratorio en el que se realizará ese análisis, que normalmente será el mismo en el que se analizó la primera muestra, en Lausanne, uno de los lugares en los que más fino se hila en asuntos de dopaje a nivel mundial.
Se encuentra más tranquilo después de lo que ha pasado en los últimos días, concretamente desde que conoció su caso, el pasado jueves: «He estado tres días prácticamente sin dormir, dándole muchas vueltas a las cosas, fuera de casa. Ahora al menos ya estoy con la familia, los amigos y eso me ayudará a llevar lo mejor posible la situación. Lo único que me queda es esperar, ver lo que pasa y luego decidir. Hoy, -por ayer-, he entrenado con normalidad. Mi idea es seguir trabajando. No voy a perder todo el entrenamiento de seis meses que llevo encima».
Seguir entrenando
Al menos mientras no conozca lo que va a ser de su futuro, su vida continuará como la de un ciclista profesional, con todas las consecuencias: «He preparado muy bien el Giro y quiero seguir entrenando. No voy a parar».
Es consciente de que no se va a quitar de la noche a la mañana lo que le ha sucedido, ni la tensa espera hasta saber los pasos que debe de dar, «pero lo cierto es que hasta el momento la gente se ha portado muy bien. He recibido muchos mensajes de apoyo, de gente que no lo esperaba y me han hecho mucha ilusión».
También le han llegado algún que otro mensaje menos agradable. Patxi Vila debe recordar que el éxito tiene muchos padres y el fracaso es huérfano.
Aprovechó ayer para comer con su amigo Juan Manuel Garate, antes de que éste parta hoy hacia el Giro de Italia: «Seguiré como siempre». No correr el Giro de Italia es un golpe duro para alguien como él, que había preparado la prueba con mimo, en una carrera que conoce bastante bien y en la que había puesto muchas ilusiones: «Eso ya no tiene solución. La veré por televisión».
Ha puesto el caso en manos del mismo abogado que ha llevado el caso de Alessandro Petacchi con el salbutamol y ahora lo único que puede hacer es continuar con su vida normal y esperar que se vayan cumpliendo los plazos, que se alargarán, salvo que tenga un poco de fortuna.
Pase lo que pase en el contraanálisis, las dos partes podrán reclamar al TAS, en función de sus intereses. Patxi Vila tendrá que marcarse objetivos deportivos, al menos de preparación y mentales, para soportar una espera que nunca se sabe hasta cuándo puede durar.
«Me armaré de paciencia y seguiré con la vida que hago normalmente. Todo lo que esté en mi mano lo haré, pero estas cosas llevan un proceso que no se puede acelerar». Está bien arropado y su idea, mientras nadie le diga lo contrario, es volver a la competición lo antes posible.
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