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FERNANDO BECERRIL
Sábado, 17 de mayo 2008, 05:28
SAN SEBASTIÁN.DV. La Real ya tiene otro juvenil campeón de Europa. Se llama Jon Gaztañaga y es un central con mucho fútbol en sus botas porque ha jugado hasta esta última temporada como medio centro y el balón no le estorba nada. Ayer jugó de defensa central por la izquierda y desde allí fue la primera referencia ofensiva de su equipo en una tarde triunfal. La selección sub 17 arrasó a Francia con un 4-0 que aún pudo ser más amplio en una fiesta del fútbol de calidad.
Francia era favorita más que por su calidad técnica por la potencia física y el tamaño de sus jugadores. Si a eso sumamos un aprendiz de estrella como Kakuta, ya en las filas del Chelsea, el partido se presentaba muy complicado. Pero Juan Santisteban planteó el partido con mimo. Devolvió a Jon Gaztañaga a la titularidad por lesión de Oriol y apostó por bajar el balón, abrir el juego y buscar la espalda de los dos laterales. Salió redondo.
Gaztañaga se mostró sobrado en el corte y no tuvo más problema que una contra en la que se vio desbordado por la llegada en velocidad del rival y tuvo que derribarlo. Tarjeta amarilla y se acabó el peligro. El resto fue tan sencillo como bien hecho. Su portero y su compañero de línea Pulido le buscaban para dar salida al balón. Si le presionaban, lo movía con eficacia buscando la solución más simple. Si no le presionaban, se iba hacia delante para encontrar la mejor solución. El realista completó una actuación sobresaliente como la de todos sus compañeros.
Claro que el líder del equipo fue Thiago Alcántara, el hijo de aquel gran Mazinho que fuera campeón del mundo en Estados Unidos y defendiera los colores del Celta y el Valencia. El hijo es otro modelo de jugador, un crack en potencia con una calidad técnica asombrosa. Milita en los equipos inferiores del Barça, de donde también salieron otras estrellas de esta misma selección como Cesc, Mérida o Bojan.
Thiago marcó el pulso del partido. Diseñó espacios con todas las armas imaginables, pero esos espacios los llenaron compañeros suyos como Keko, Sergi o Carmona para desarbolar a la defensa gala. Con un poco más de decisión en la definición y un poco más de generosidad, virtud escasa a los 17 años cuando ya se tiene el partido ganado, Francia se hubiera llevado un carro de goles.
Pero el mérito se lo reparten todos. En el centro del campo Álvaro y Sielva hicieron un trabajo tan sacrificado como brillante y el lateral derecho Martín amargó la vida a la estrella rival con un marcaje perfecto por anticipación.
Al término del encuentro los chavales se volvieron locos, bailaron, saltaron, se lanzaron al suelo, izaron a hombros al seleccionador y disfrutaron con su medalla al cuello. Entre ellos un chico de Andoain con mucho fútbol en sus botas, Jon Gaztañaga. Zorionak.
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