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FÉLIX MARAÑA
Sábado, 31 de mayo 2008, 04:11
DV. El diplomático y filósofo vasco Alfonso Rodríguez Aldave (Lesaka, 1911), que fuera el esposo de María Zambrano, y discípulo, como ella, de Ortega y Gasset, falleció el pasado miércoles en San Sebastián, ciudad que consideraba como suya, y en donde ha residido más de la mitad de su vida. Distinguido por su cultura, su preocupación por el pensamiento y su amor por la poesía, fue considerado por quienes le trataron un hombre apto para haber dejado una importante obra de pensamiento. No obstante, él manifestó siempre que prefería un paseo por San Sebastián, la lectura de un poema o una inclinación del atardecer en la bahía, antes de emular a sus maestros y amigos. Sus funerales se celebraron ayer en la catedral del Buen Pastor.
Rodríguez Aldave, miembro de una familia culta del Bidasoa -su hermano Pascual, músico, presidió ayer los funerales-, despertó a la vida literaria desde niño. Siendo un adolescente, junto su hermano Francisco, editó en Lesaka una revista, , en la que aparecieron algunos de sus poemas primeros, tanto en castellano como en euskera.
Como miembro de la carrera diplomática, Aldave estuvo en varios países, como Chile o Venezuela. El embajador Raúl Morodo reconoció en un libro la importante labor de este hombre callado, que prefirió siempre el silencio y la tertulia con sus amigos, como es el caso de Caro Baroja o Busca Isusi, en la Parte Vieja donostiarra, que los títulos que le pudieran corresponder. No obstante, era oficial de la Legión de Honor de la República Francesa.
Se formó en el colegio de Lekaroz, y allí conoció a grandes personajes vascos, como Jorge Oteiza, Nicanor Zabaleta, Manuel de Irujo o Leizaola, así como los médicos Barriola, los hermanos Ochoteco y otros. Cuando en 1935 llegó Oteiza a Chile, Aldave, que era miembro de la legación diplomática española, le recibió con alborozo. Fue el propio Aldave, casado con María Zambrano, con la que residía en Santiago de Chille, quien introdujo a Oteiza en los círculos de los grandes poetas, como Vicente Huidobro. Fue precisamente la época en que vivió en Chile, como segundo de a bordo del embajador Rodrigo Soriano, en tiempos de la II República, el momento de mayor apogeo intelectual, y el periodo en que vivió con su esposa, María Zambrano, por la que tuvo siempre un respeto y una admiración sin tacha, a pesar de su separación. Posteriormente, Rodríguez Aldave se casó con Françoise Glasser.
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