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ANE URDANGARIN
Jueves, 5 de junio 2008, 15:57
DV. Gipuzkoa, como el resto de los territorios del País Vasco, continúa gozando de unas cifras de donación de órganos muy positivas, con 41,1 donantes por millón de habitantes registrados el año pasado, un dato muy por encima de la media española (34,3). Sin embargo, esta tasa tan envidiable ha menguado ligeramente debido al descenso de la mortalidad en las carreteras y al aumento de las negativas familiares. Afortunadamente, los enfermos continúan recibiendo riñones, corazones u otros órganos, unos trasplantes que no serían posibles sin otra donación, la de sangre, cuyas reservas abastecen solidariamente los guipuzcoanos, como se ha evidenciado en el reciente llamamiento de urgencia, aunque sería deseable aumentar el número de donantes habituales.
Una campaña conjunta de sensibilización auspiciada por la Diputación Foral impulsará la donación tanto de órganos y de sangre en este mes dedicado a este «acto de solidaridad y generosidad de gran valor», en palabras de la diputada de Política Social, Maite Etxaniz. es el lema de esta iniciativa, en la que varios donantes recordarán en folletos y anuncios de radio y televisión que un donante es una persona que da vida. «Yo no pierdo nada y quien gana, gana su vida», recuerdan.
Kolde Navarlaz, responsable de la Asociación de Enfermos Renales de Gipuzkoa, ahondó en esta idea durante la presentación de la campaña. Alcer-Gipuzkoa viene sensibilizando a la ciudadanía sobre la necesidad de la donación de órganos desde 1978. En sus registros se contabilizaban hasta finales del año pasado 59.425 guipuzcoanos que habían manifestado su voluntad, en caso de fallecer en condiciones adecuadas para la donación, de que sus órganos puedan ser utilizados para la realización de trasplantes. Cada año, entre 1.500 y 2.000 guipuzcoanos muestran esta voluntad.
Las negativas se triplican
Las donaciones reales, en cambio, sufrieron el año pasado un «discreto descenso» debido, fundamentalmente, a dos causas. Una de ellas es positiva, y se refiere al descenso de fallecimientos por traumatismo cráneo-encefálico en accidentes de tráfico. El otro motivo está originado por las negativas familiares. Navarlaz explicó que no se registraron muchos casos de rechazo de los allegados - «tres negativas suben bastante los porcentajes»- aunque reconoció que el rechazo se triplicó, pasando del 4% al 12%.
La representante de Alcer-Gipuzkoa explicó que estas negativas se deben en muchos casos a problemas de «comunicación» con personas de otros países y culturas, por lo que la mediación se antoja como una vía apropiada para que este colectivo se sensibilice sobre la importancia de la donación. Todas las negativas, recordó, «suponen frustrar la esperanza de vida» de muchas personas.
De hecho, Narvalaz subrayó que sólo el 1% de las personas que fallecen en los hospitales son susceptibles de ser donantes (no han tenido que padecer ninguna enfermedad). «Si un profesional sanitario solicita la donación de los órganos de un familiar recién fallecido es porque pertenece al escaso número de personas cuyos órganos están en condiciones óptimas para ser trasplantados. Y porque hay uno o varios enfermos cuya esperanza de vivir depende exclusivamente de esa donación», señaló la portavoz de Alcer.
Las estadísticas sobre donaciones y trasplantes hablan también de que en los últimos años la edad media de los donantes ha aumentado, por lo que los enfermos más jóvenes han de permanecer más tiempo en las listas de espera hasta encontrar un donante de una edad o características similares. Ante esta situación, Navarlaz habló de los trasplantes de donantes vivos, de familiares o personas muy allegadas al enfermo, como otra opción de futuro. El Hospital de Cruces comenzó hace varios años a realizar estos trasplantes y, el año pasado, tres guipuzcoanos recibieron órganos de sus familiares. Este procedimiento debe estar siempre «regulado adecuadamente, cuidando aspectos de bioética y la relación de altruismo entre donante y receptor», recordó Narvalaz.
En total, en el Hospital de Cruces se llevaron a cabo el año pasado 125 trasplantes de riñón y 64 de hígado. En España, el consentimiento de 1.550 familias se tradujo en 2.210 trasplantes de riñón, 1.112 de hígado, 241 de corazón, 185 de pulmón, 76 de páncreas y 5 de intestino.
«El trasplante constituye hoy en día una técnica muy desarrollada que logra magníficos resultados para los receptores. Pero necesita obligatoriamente que haya donantes. Sin solidaridad no hay trasplantes», recordó Narvalaz.
Más sangre
El presidente de la Asociación de Donantes de Sangre de Gipuzkoa, Sabin Urcelay, también recordó que sin donaciones de sangre serían imposibles esos trasplantes ni muchas intervenciones quirúrgicas que se practican hoy en día y de las que se benefician miles de guipuzcoanos. No obstante, todavía hay ciudadanos que llaman indignados al banco de sangre porque se ha anulado alguna operación por falta de sangre. «El 100% de la población tiene derecho a recibir sangre», pero sólo el 3,4% es donante, un porcentaje que desearía que aumentara en un punto.
Urcelay agradeció la respuesta de los guipuzcoanos en el reciente llamamiento de urgencia, y que se ha saldado con unas 600 bolsas extra, cuando el objetivo era conseguir 350. Así y todo, recordó la importancia de que los donantes acudan con regularidad a las extracciones con el fin de que las reservas estén bien abastecidas. Porque, al contrario de lo que creen muchos ciudadanos, no se puede hacer acopio de sangre. El plasma, congelado a menos de 30 grados, puede durar más de un año. Los glóbulos rojos caducan a los 42 días y las plaquetas, el tercer componente de la sangre y que se emplea en tratamientos oncológicos, apenas aguantan seis días, así que es preciso obtenerlas con regularidad.
Los guipuzcoanos realizaron el año pasado 32.000 donaciones, con las que se llevaron a cabo 40.000 transfusiones. Para que la actividad sanitaria no se paralice, se necesitan 150 bolsas diarias en Gipuzkoa, una cantidad en la que deben colaborar todos los guipuzcoanos, algunos donando y, el resto, animando y favoreciendo esa donación que permitirán salvar vidas.
«Por ello, es necesario que la sociedad promueva una reflexión sobre este gesto solidario, voluntario y generoso de la donación, con el fin de ir creando una mentalidad favorable que ayude a interiorizar más la decisión de favorecer las donaciones de órganos y de sangre», concluyó Maite Etxaniz, quien recalcó la importancia de la solidaridad y la conciencia social, a la que confían en contribuir con la nueva campaña que se puso ayer en marcha.
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