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Domingo, 6 de julio 2008, 05:02
La defensa que el PSOE realizó ayer, durante su 37 Congreso, del modelo lingüístico catalán ha vuelto a iniciar una nueva polémica en torno a la salud del castellano, sobre todo, en las comunidades con lenguas propias como la vasca o la catalana. Las palabras de José Luis Rodríguez Zapatero alabando la gestión que la Generalitat, dirigida por el socialista José Montilla, ha realizado en materia lingüística han provocado adhesiones, suspicacias y críticas de diferentes partidos.
Desde las filas del Partido Socialista, el presidente de la Generalitat fue el primero en elogiar la «apuesta» de su partido por la política de inmersión lingüística en la escuela catalana «frente a otros que están utilizando el castellano no para defenderlo, sino para atacar a otras lenguas oficiales, tanto en Cataluña, como en el País Vasco y Galicia». En este sentido, anunció que su Gobierno estudia recurrir la decisión adoptada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que insta a la Generalitat a garantizar el próximo curso la tercera hora de castellano en las escuelas primarias.
Montilla agradeció la posición de su partido y estimó «muy importante» que un partido que gobierna España haga suya la resolución que fue aprobada ayer por los compromisarios, en la que se afirma que el castellano «goza de buena salud» y no tiene sentido pensar que debe defenderse de las lenguas cooficiales.
También el portavoz del PSC, Miquel Iceta, afirmó que las referencias de apoyo al plurilingüismo constitucional suponen la «mejor noticia» para Cataluña para hacer frente a la «ofensiva conservadora» que quieren arrinconar a «todas las lenguas españolas que no son el castellano».
El secretario general del PSE, Patxi López, también elogió el discurso de Zapatero porque, en su opinión, el hecho de subrayar las lenguas cooficiales como una de las características propias de España muestra que el partido entiende el país «como lo que es», una nación «diversa y plural».
El ex presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra también defendió la postura de su partido y calificó la polémica por la defensa del castellano de «batalla artificial». «El día en que un catalán no hable castellano, empezaré a preocuparme», añadió.
Sin recurrir a las alabanzas de sus compañeros, Ibarra aseguró que el modelo catalán actual es «menos grave» que el que se aprobó cuando gobernaba José María Aznar, cuando la Cámara catalana aprobó una ley de normalización lingüística «tremenda» y «mucho más radical que la que figura en la modificación del Estatut».
«Partirse la cara»
Las críticas llegaron desde el PP, cuya secretaria general prometió que su partido se seguirá «partiendo la cara en Cataluña y en toda España por el castellano».
María Dolores de Cospedal criticó a la Generalitat por «saltarse las sentencias» sobre la obligación de impartir una tercera hora de castellano en los colegios y afirmó que «es más catalán que nadie quien exige a su gobierno que cumpla las sentencias que permiten que los niños puedan estudiar en castellano».
Y las suspicacias o las dudas, finalmente, salieron desde el Gobierno Vasco, cuyo consejero de Educación, Tontxu Campos, expresó su deseo de que el PSOE apruebe también un texto de apoyo al modelo educativo de Euskadi. De esta forma, añadió, resultará «fácil» lograr acuerdos con los socialistas vascos sobre «la nueva propuesta de marco de aprendizaje de las lenguas en Euskadi».
Campos confió en que la delegación del PSE en el Congreso de Madrid «vuelva con la misma actitud y los mismos planteamientos». AGENCIAS
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