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David Arzamendi, nacido en1915. Buen alumno de grandes maestros. /J.M. LÓPEZ
«Mondragón tenía 4.500 vecinos. 1.200 trabajaban en la Cerrajera»
DAVID ARZAMENDI, EL ORGANISTA TITULAR DE SAN JUAN BAUTISTA DE ARRASATE Y EL HIMNO DE COLOMBIA

«Mondragón tenía 4.500 vecinos. 1.200 trabajaban en la Cerrajera»

BEGOÑA DEL TESO

Jueves, 31 de julio 2008, 03:44

Ha colaborado activamente en el homenaje que Arrasate rindió a Don Pedro Viteri, ilustre filántropo mondragonés, en el 175 aniversario de su nacimiento. Participó como conferenciante pero también con el orgullo de haber sido alumno de las escuelas Viteri y estudiante modelo bajo la dirección de un gran maestro: Don Félix Arano. Tras bendecir la mesa, comienza un noble desglose de recuerdos y emociones.

- Repítame la última frase de la oración con la que ha bendecido esta mesa...

- «El Rey de la eterna gloria nos haga partícipes de la mesa celestial». Antes la sabía en latín pero creo que la he olvidado.

- Recuerdo de su paso por el Seminario de Saturrarán, supongo.

- Exactamente. Ingresé en 1926. En octubre. Acabábamos de volver, en tren, del Valle de Arán. Jesús Letona y yo habíamos ido allá con Don Félix.

- ¿De excursión?

- ¡No! Habíamos actuado.

- ¿Eran acaso ustedes actores?

- No, mujer. Hacíamos demostraciones de la bondad y categoría de la enseñanza tal como se entendía en las escuelas fudadas por Pedro Viteri. Eran auténticas exhibiciones de la ilustración de los alumnos mondragoneses. Respondíamos a las preguntas del público sobre Historia o Geografía. Recitábamos poesía y hacíamos verdaderos espectáculos de cálculo mental. Divisiones de 39 divisores, sumas con 30 sumandos. Siempre de espaldas al encerado, donde otro alumno realizaba las operaciones.

- ¿Recorrían el país así?

- Casi. Mi primera actuación sucedió el 4 de noviembre de 1924. Yo tenía nueve años. Fue en la Escuela de Armería de Eibar. Unos días después partimos hacia Burgos. Estuvimos una semana. Asombramos incluso al Gobernador Civil y al Militar. Éste nos regaló una moneda de plata de dos pesetas. Para mí, como era el más pequeño (Guillermo Ruiz de Alegría tenía 12 años, Javier Berecibar 11), añadió una moneda de 50 centimos.

- A Briviesca no fueron en tren.

- Nos llevó en taxi Santiago Bastida.

- Pasó diez años en el Seminario. En el 36 hace el Servicio Militar en el cuartel de Artillería de Montaña en Vitoria.

- Durante el servicio militar tocaba el órgano en la parroquia de San Miguel. Los domingos en Misa Mayor. Y en las Hijas de María a las seis de la mañana. Porque al organista titular no le apetecía madrugar. Mi primer profesor de piano había sido Don José Izurrategui. Pero bajo las enseñanzas de Don Dionisio Isasmendi me convertí en segundo organista de nuestra parroquia. A los 16 años.

- La Guerra le llevó a dónde y a Toledo. ¡En el 37!

- ¡Con mi padre y mi hermano presos en la cárcel de Bilbao! ¿Sabes? En Toledo encontré a quien sería mi mujer.

- Felicidades. Déjeme adivinarlo. Acabó la Guerra, volvió a Mondragón y ¡entró como empleado en la Unión Cerrajera!

- De buenas a primeras, no. Entré en una filial, Roneo. Luego sí, luego pasé a la Unión. En el Departamento de la Hermandad de Trabajadores.

- ¡Cómo no iba a entrar usted en la Cerrajera con su capacidad para el cálculo!

- ¡Cómo no iba a entrar si todo el mundo en Mondragón dependía de la Unión! Recuerdo la época en la que Arrasate tenía 4.500 habitantes, niños, ancianos y mujeres incluidas. ¿Sabes cuántos de esos vecinos trabajaban para la Cerrajera?

- ¿?

- ¡Mil doscientos!

- Déjeme que le recite algo: 'Ceso la horrible noche. La libertad sublime derrama las auroras de su invencible luz'.

- Pues no me suena.

- ¡Don David! Si es la letra de la música del Himno de Colombia. Usted lo toca siempre. En bodas, bautizos y agasajos.

- Acabáramos. Pero la letra no me la sé. Lo que me gusta es la música. Tiene una melodía que impresiona. Es de Oreste Sindici. Hace casi un siglo me compré un libro con las partituras de 45 himnos nacionales. Ninguno como el de Colombia. Ni siquiera

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