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El mago Cantarelli encontraba un objeto escondido en la arena cuando la playa estaba llena de gente.
El mago Cantarelli lo encuentra todo
SAN SEBASTIÁN

El mago Cantarelli lo encuentra todo

JAVIER SADA

Viernes, 1 de agosto 2008, 10:55

C ierto es que en la actualidad no abundan por nuestros lares los espectáculos de magia e ilusionismo, pero tiempos hubo en los que aparecían por doquier, casi siempre con espectaculares nombres de difícil pronunciación y vestuario «cuando más chino, mejor».

Hace cuarenta años Salvador Pérez Puig entrevistaba en EL DIARIO VASCO, a uno de los magos más prestigiosos del momento que ya había dejado buen recuerdo en sus anteriores visitas a San Sebastián: el conocido en casi toda Europa, Mago Cantarelli.

¿Alguien puede encontrar casi al momento un objeto escondido en cualquier lugar de la ciudad? Cantarelli lo hacía. Cantarelli lo descubría todo. No había imposibles para él, y por eso en San Sebastián la gente se amontonaba a su alrededor para disfrutar de sus números.

Fue veinte años atrás, en 1948, cuando, entonces un desconocido llegó a San Sebastián ofreciendo diez mil dólares a quien fuera capaz de vencer sus poderes semimágicos. El desafío causó sensación. Cientos de personas acudieron a la llamada, entre ellas el propio Ayuntamiento de la ciudad, que llegó a formar una Comisión de Turismo decidiendo «esconder una cuchilla de afeitar, en plena bahía de La Concha, a ocho metros por debajo del agua».

Cantarelli utilizó como a la persona que había escondido la cuchilla y, con los ojos vendados, a los veinte minutos ya la tenía en sus manos entre los aplausos ¡que duraron un cuarto de hora! de los miles de personas que presenciaron la prueba.

Después de esta proeza Cantarelli pasó a ser leyenda para los donostiarras... ya lo era en muchos países europeos y en Suramérica, pero aquí nadie le conocía hasta entonces y «comenzó a no faltar ningún año durante la Semana Grande». Alemán, veraneante en Zarautz, aprovechaba las actuaciones para pagarse las vacaciones, siendo uno de sus grandes méritos «el haber inventado la , en la que unos cortantes filos partían en dos el cuerpo de una mujer a la vista del público».

En esta ocasión, en 1968, Cantarelli vino a través del C.A.T. y permitió apuestas pagando diez a uno si no encontraba el objeto. «Si lo encuentro, todo el dinero irá para el C.A.T. aunque yo me quedaré con una pequeña parte».

«Siempre he actuado gratis», decía, «en beneficio del mayor esplendor de las fiestas de esta ciudad, pero ahora es diferente, cobraré honorarios porque estamos ».

El objeto se escondió de madrugada en la playa y al mediodía, cuando más gente había, Cantarelli lo encontró en pocos minutos.

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