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PEKÍN | COLPISA
Jueves, 14 de agosto 2008, 22:02
"`Pero si es un tío!", gritaban los aficionados españoles presentes en el pabellón cuando salió a competir contra Esther San Miguel en el segundo combate de la jornada. La judoca hermafrodita, la brasileña Edinanci Silva, provocó un revuelo considerable en el Gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología. Pero no pudo derrotar a la española. Al igual que Esther, llegó a disputar la final de la repesca en la categoría de menos de 78 kilos, y también se quedó sin el bronce.
En la gran pantalla de televisión del pabellón apareció la imagen nítida de la judoca brasileña, y se podía comprobar que su cara era de hombre. Sobre el tatami, el judogui ocultaba su cuerpo de 1,75 metros y 75 kilos, pero su cara le delataba. Edinanci Silva nació hermafrodita. Hace ocho años decidió extirparse sus órganos sexuales masculinos y hacerse una reconstrucción de clítoris. Desde pequeña quiso ser mujer y, aunque tarde, vio cumplido por fin su sueño.
En Pekín ha obtenido su mejor resultado, un quinto puesto, después de ser séptima en Sidney y Atenas. El jefe del equipo español de judo, Macario García, recibió una llamada de teléfono minutos antes de que Esther San Miguel disputase su pelea por el bronce, no para preguntarle su opinión sobre las posibilidades de medalla de la española, sino para pedirle su opinión sobre la judoca hermafrodita. "Si está peleando es porque se lo permiten. Yo no soy médico", respondió ante la insistencia del interlocutor, que pretendía investigar si era legal o no que Edinanci compitiese entre mujeres.
Dado que el Comité Olímpico Internacional (COI) exige un certificado de feminidad para competir en unos Juegos, la brasileña, que el día 23 cumplirá 32 años, ha podido participar ya en cuatro citas olímpicas consecutivas. En Atlanta ya tuvo que someterse a una prueba para demostrar su condición sexual. Edinanci también fue séptima en el Mundial del pasado año disputado en Río de Janeiro, después de ganar el bronce en 1997 y 2003. Sin embargo, su gran momento de gloria llegó el pasado año, en los Juegos Panamericanos, donde se adjudicó su segunda medalla de oro en estos campeonatos.
Pobreza y enfermedad
Edinanci tuvo una infancia muy difícil. Los niños, tan crueles, se burlaban de ella por ser hermafrodita, con los órganos masculinos externos y los femeninos internos. Comenzó a practicar deporte a los 15 años por recomendación psicológica, para ayudarle a superar una inflamación en el oído, y así llegó al mundo del judo, ya que era la única modalidad que le ofrecía una vacante.
Desde entonces, ha tenido que enfrentarse a numerosos prejuicios y la polémica la ha acompañado siempre en todas las competiciones.
"Muchas judocas no quieren pelear conmigo", se queja Edinanci, que tiene por costumbre regalar a sus familiares y amigos las medallas que gana. Nació en la humilde localidad de Souza, en el estado de Paraíba, donde, además de ser castigada con la pobreza, tuvo que sufrir con los problemas de salud. Tenía incluso dificultades para acudir a las clases, ya que debía andar tres kilómetros para acudir a la academia.
08/14/19-37/2008 +/+14/08/2008 19:30
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