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X.G.
Sábado, 30 de agosto 2008, 05:59
DV. La incógnita a despejar en el duelo entre manchegos y leoneses estaba en saber si el Ciudad Real con media plantilla sería capaz de mantener el tipo ante un rival que tiene una evidente falta de acoplamiento, a raíz de la fuerte reconversión que ha experimentado este año el equipo.
Los aficionados que apostaron por acercarse hasta Egia no se arrepintieron lo más mínimo, ya que fueron testigos de un gran duelo grandes destellos de genialidad. Si bien el encuentro, jugado a un ritmo lento que favoreció a los manchegos, se caracterizó por la igualdad con pequeñas ventajas del Ciudad Real, que llegó a una máxima de cinco goles, la nota de color la puso de principio a fin Siarhei Rutenka.
Además de convertirse en el máximo anotador del partido con nueve goles y convertir los de diferente factura y posición, disfrutó de su momento de gloria cuando le tocó situarse bajo los palos, a raíz de la exclusión de Sterbik por protestar.
La papeleta que se le presentaba no era sencilla, ya que el Ciudad Real tenía que jugar durante dos minutos con dos jugadores menos (Sterbik y Zorman).
Rutenka se estrenó deteniendo un penalti a Stranovski y posteriormente desbaratando un tiro desde el extremo de Da Costa.
Sus compañeros remataron la faena con dos menos, al forzar un penalti, que convirtió Parrondo y provocar la exclusión del extremo luso.
Sin duda fue la anécdota del partido.
Entre las filas del Ademar destacó por el resto de sus compañeros el central Sarmiento. No solo se zafaba como quería sino que proporcionó las asistencias más brillantes a la línea de pivote.
Los manchegos esta vez sí que dio unos minutos a Uríos.
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