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David García entró así de feliz en la meta de Ponferrada. /MANUEL BRUQUE /EFE
David García, un trotamundos de éxito
CICLISMO | vuelta 2008

David García, un trotamundos de éxito

Contador sufrió una caída que necesitó atención médica, sin consecuencias graves. El ganador en Ponferrada se impuso en la Vuelta a Turquía.

BENITO URRABURU

Martes, 16 de septiembre 2008, 10:36

DV. Estando en la Vuelta a Turquía, que acabaría ganado, David García recibió un sms de un amigo que le decía, 'enhorabuena por ganar la Volta a A Coruña'.

Al principio no lo entendió, hasta que se dio cuenta de que algunos gallegos llaman turcos a los gallegos del norte y portugueses, a los del sur.

Anécdotas al margen, la vida de David García, ganador ayer en Ponferrada, es la de un viajero en el mundo del ciclismo, un trotamundos de éxito.

Como corredor se ha hecho en Portugal, ha corrido en Malasia y ha vencido en Turquía. En Portugal era conocido como la sombra de Cándido Barbosa, el hombre que le preparaba las llegadas al sprinter luso que llegó a correr en el Banesto.

Muy fuerte físicamente, antes del inicio de la Vuelta a España, en Granada, le dijo a Álvaro Pino que iba a ganar esta etapa.

«La conocía bien. Estuve viéndola con Ezequiel Mosquera» explicaba. David García era sólo un nombre en el ciclismo español. Ahora que ha ganado no se puede ser un hipócrita. Ha estado ocho años en Portugal, lo que es igual que un destierro deportivo. Pocos sabían algo de su vida.

Es la misma historia que la de Óscar Pereiro o Ezequiel Mosquera: «Allí hay buenos equipos, buenos sueldos y carreras importantes, pero dejas de existir para los equipos y la prensa española. Nadie sabe nada de ti».

Todo en David García parecía ayer en su contra. Fue el único que no firmó el control en la salida. Fue el último corredor que cogió la escapada del día, «después de perseguir a los que iban delante durante veinte kilómetros, junto a Tiralongo. Por poco no la engancho». Tampoco lo tuvo fácil para poder ganar. Cuatro corredores, Nuyens, Garate, David Arroyo y David García se iban a jugar el triunfo.

Su ataque funcionó. El ciclismo ha sido siempre la gran ilusión de David que, cuando era pequeño, terminaba los deberes lo más rápido posible para ir a andar en bici. Su primera licencia la sacó en remo. Un señor llamado Dopazo le convenció para pasarse al ciclismo, que fue un juego para él hasta que llegó a juveniles de segundo año.

Sus padres le regalaron unas ruedas nuevas y la primera vez que corrió con ellas, ganó. En su tercer año de aficionado, con el equipo Aguas de Mondariz, acudió a correr con profesionales en Portugal. Lo fichó La Pecol.

Notaba mucho la falta de la familia y se volvió a casa. Sería algo pasajero. De nuevo recalaría en Portugal, de donde lo sacaría Álvaro Pino. Allí consiguió nueve triunfos. Su ídolo fue Laurent Jalabert.

Decía en una entrevista hace un año que no quería definirse a nivel político, pero explicó que «el Bloque Nacionalista Gallego prometió sacar un equipo ciclista y cumplió, lo que a mí me permitió correr en un equipo gallego».

David García, nacido en Marín (Pontevedra), tiene muchas cosas en común con Ezequiel Mosquera. Los dos tuvieron que hacerse camino en el ciclismo portugués para conseguir demostrar que servían para esto del ciclismo.

Desde 1999, David García, un corredor bastante fuerte físicamente, ha estado haciendo camino en el ciclismo de ese país, que se está convirtiendo en una cantera inagotable, un escenario en el que poder demostrar que se sirve para este deporte.

A la Vuelta a Turquía le convenció Álvaro Pino para ir: «Yo no quería, pero me convenció y acabé ganando». No trajo grandes recuerdos del país, a diferencia de Malasia.

El otro protagonista de la etapa fue Alberto Contador, que sufrió una caída a 52 kilómetros de la meta. Tuvo que acudir al médico de la carrera para que le curase. «Tengo magullada la parte izquierda y el hombro tocadillo. He metido la rueda en una grieta y allí se ha quedado, por eso cuando la gente dice que tengo la Vuelta ganada, yo digo que no».

Astana se desentendió de la prueba. Dejó que funcionase una escapada de diecisiete corredores en la que estaban Arrieta, Arroyo, Zandio, Astarloza, Garate y el último en llegar, David García, entre otros.

Diecinueve años después de que un gallego ganase una etapa en la Vuelta, Álvaro Pino, en 1989, en Lagos de Covadonga, un discípulo suyo volvía a triunfar.

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