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ARTURO GARCÍA
Martes, 30 de septiembre 2008, 04:57
DV. Las asociaciones culturales se hunden pese a las subvenciones y el apoyo institucional por la falta de relevo generacional y el cambio de hábitos sociales. Euskadi no se libra del vuelco que se ha dado en el terreno del asociacionismo cultural en España pese a la importancia que ostentan las que trabajan en el ámbito de la conservación de tradiciones culturales vascas en torno al euskera, la música euskaldun o la tradición oral.
Un informe elaborado por el Instituto de Estudios de la Universidad de Deusto sostiene que el asociacionismo cultural ha dejado paso a otra clase de participación popular: la vinculada a demandas relacionadas con servicios, damnificados o el consumo.
Para Roberto San Salvador, vicerrector de Comunicación y Política Lingüística de la Universidad de Deusto, coordinador del informe editado por la Fundación Autor «el cultural es hoy el hermano pobre del asociacionismo».
No parece ser sólo cuestión de dinero: el 87% declara tener a las instituciones como interlocutor principal y más de la mitad (el 52%) afirman mantenerse gracias a partidas de las arcas públicas, su segunda fuente de ingresos tras las cuotas. Siete de cada diez de las que funcionan han surgido en los últimos 15 años (la mitad de ellas a partir del 2001) y apenas el 10% se fundaron antes de 1975. El estudio censa 49.568 sociedades en España y constata el envejecimiento progresivo de sus socios, (más del 60% de ellos ronda los 40 años) y tres cuartas partes (el 75%) cuentan con menos de cien asociados.
El estudio va más allá: disponer de un colchón económico no resulta suficiente para su supervivencia. Las subvenciones han generado una especie de «clientelismo» puesto que «cuando parecía lógico que disponer de fondos y subvenciones serviría para fortalecer el tejido asociativo, no sólo no lo ha hecho, sino que también ha contribuido a debilitarlo».
Bertsos y corales
Euskadi ocupa el sexto lugar del Estado, con casi 4.000 asociaciones culturales inscritas (3.897). Gipuzkoa ocupa el noveno lugar por provincias, con casi 1.300 asociaciones culturales. Predominan en el País Vasco las asociaciones musicales, vinculadas a la lengua y agrupadas en trabajos a favor del euskera y el bertsolarismo, las corales y las de artes escénicas.
Cataluña lidera la lista mientras que Andalucía y Madrid, dos las tres más pobladas de España, arrojan los menores índices. Para San Salvador, el movimiento cultural está en una encrucijada: «De la evolución de esta crisis dependerá que viva su relanzamiento o su definitiva defunción».
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