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Una gaviota de la especie patiamarilla sobrevuela sobre la playa de La Concha en San Sebastián. /USOZ
Biólogos constatan que las gaviotas empiezan a colonizar núcleos urbanos en Euskadi
Naturaleza

Biólogos constatan que las gaviotas empiezan a colonizar núcleos urbanos en Euskadi

La población de la especie más abundante se ha duplicado en 30 años. Algunas parejas anidan en tejados y se atreven a robar comida en las casas

JAVIER PEÑALBA

Miércoles, 1 de octubre 2008, 09:20

DV. La población de gaviota patiamarilla, la más abundante en la costa vasca, ha experimentado en las últimas décadas un aumento considerable. Se estima que el número de individuos se ha duplicado. La especie ha colonizado nuevos lugares de cría, entre ellos tejados de cascos urbanos de algunos municipios costeros. Como consecuencia de ello, la especie ha empezado a generar conflictos al ser humano. Por ello, varias administraciones han llevado a cabo planes de gestión que han consistido en la eliminación de nidos y la muerte de aves adultas.

Para analizar esta situación y adoptar posibles medidas, la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha organizado una jornada que tendrá lugar el viernes en el Aquarium de Donostia, a la que acudirán expertos de distintos puntos de la península. Esta actividad se enmarca dentro de las Jornadas de Puertas Abiertas de la estación de Anillamiento de Txingudi que hoy comienzan y que se prolongarán hasta el domingo. Juan Arizaga, San Sebastián 1980), doctor en Biología por la Universidad de Navarra y director de la Oficina de Anillamiento de Aranzadi y de Txingudi, asegura que la gaviota patiamarilla es una especie que en las dos o tres últimas décadas ha experimentado un aumento demográfico espectacular en toda la península. Asociado a este incremento demográfico, algunos individuos han instalado colonias en núcleos urbanos o en la proximidad donde crecen otras especies que en su día estaba amenazadas. «Todo esto se ha entendido como un problema; ha generado molestias a los vecinos en cuanto a ruidos, acumulación de excrementos en los tejados...», afirma Arizaga.

Este acercamiento en la convivencia entre el ser humano y las gaviotas ha dado origen a comportamientos más violentos en las aves. «Algunas parejas que se instalan en los tejados se muestran algo más agresivas que en la colonia natural, posiblemente porque al tratarse de nidos aislados son más protectores con sus crías. Son gaviotas que se echan encima de cualquier intruso», señala el biólogo de Aranzadi, quien reconoce, no obstante, que se han registrado algunos ataques, «aunque éstos han sido muy poca cosa, hechos aislados, nada preocupante».

Acantilados

Juan Arizaga afirma que pese a estos cambios de hábitos que exhiben las gaviotas, no puede sostenerse que se esté produciendo un desplazamiento de las poblaciones de las aves a las urbes. Precisa que las colonias más numerosas están donde han estado siempre, «en el medio natural, en los acantilados costeros o en islas. Lo que sucede es que asociado al crecimiento demográfico de la especie, ha habido algunas que se han instalado en núcleos urbanos».

El director de la Oficina de Anillamiento de Aranzadi atribuye, «posiblemente», este aumento demográfico de la especie al incremento de la cantidad de deshechos que se arrojan a los vertederos, un recurso que las gaviotas han aprendido a explotar. «No olvidemos que se trata de un animal oportunista. Está especializado en buscar recursos del mar, principalmente en la franja costera. En condiciones naturales se alimenta de peces y de lo que encuentra en la costa. Puede comer carroña, cadáveres de otras especies marinas, crustáceos... También se alimentan de lombrices que encuentran en los prados».

Sin embargo, cuando descubrieron que en los vertederos había materia orgánica muerta, se toparon con una fuente de alimento, abundante, estable y predecible en el tiempo. «Se trata, por lo tanto, de un vertido que empezaron a utilizar y supone una parte importante en la dieta de muchas colonias», subraya Arizaga

Descartes de barcos

De cualquier manera, un análisis preliminar efectuado por Aranzadi permitió conocer que, en época de cría, «el 60% de la dieta proviene de los descartes de los barcos pesqueros, de los peces que son arrojados al mar por los barcos, bien porque no dan la talla u otro motivo».

Los científicos son de la opinión de que una restricción a los vertederos conllevaría una reducción del aumento de la población. «Es evidente que no podrían crecer al ritmo que lo han hecho», indica Arizaga. Los biólogos opinan que el comportamiento de las gaviotas es un indicador de una nueva situación, «de algo que estamos haciendo y que igual no es lo correcto».

En este sentido, el biólogo donostiarra reconoce que el próximo cierre del vertedero de San Marcos será «interesante» para conocer la evolución de las colonias que anidan en Donostialdea. «San Marcos ha sido el foco del alimento y cuando se clausure vamos a ver qué sucede. Hemos planteado la conveniencia de realizar un estudio. Vamos a investigar cómo va a cambiar la dieta antes y después del cierre, así como otros aspectos relacionados con la productividad de la especies, los movimientos... etcétera», precisa Juan Arizaga.

Colonias

Se estima que en la actualidad hay en el País Vasco unas 4.000 parejas. Esto significa que la cifra se ha duplicado en los últimos treinta años.

El mayor número de aves se localiza en Vizcaya. La colonia más numerosa se halla en la isla de Izaro, frente a Urdaibai. Se estima que en esta ubicación hay algo más de mil parejas. En Gipuzkoa, en el Ratón de Getaria se ha instalado una nueva colonia, pequeña. En las rocas de Mollarri, al lado de la playa de Zarautz, hay otra también reducida, de unas diez parejas. La de Igeldo es también pequeña. La colonia más grande de Gipuzkoa está en el monte Ulía, distribuida en tres núcleos: Faro de la Plata, Atalaya y Mompás. Luego hay otra pequeña colonia en Jaizkibel. «La dinámica en Gipuzkoa y Vizcaya es distinta. En el primero de los territorios, la población se ha estabilizado. De la década de los 90 a la del 2000, no se han dado grandes modificaciones en cuanto a individuos. En Vizcaya, sin embargo, ha habido un aumento», afirma Arizaga.

El experto de Aranzadi prefiere no pronunciarse sobre si es necesario limitar esta proliferación. Asegura que es muy delicado. «No me pronunciaré hasta que no conocer las conclusiones del encuentro que vamos a celebrar esta semana. ¿Hay que regular una población de animales salvajes? Yo entiendo que en los núcleos urbanos quizás haya que adoptar alguna medida de gestión. Se podría actuar en aquellos lugares en los que todos los días, a las seis de la mañana, los vecinos deben soportar los gritos de las gaviotas o con las parejas que, en ocasiones, entran por la ventana y roban la comida. Ahora bien, yo soy partidario de no tocar nada en el medio natural».

«¿Que cuál será el método de limitar las poblaciones?. Desde mi punto de vista, lo adecuado sería restringir el acceso a recursos artificiales, a los vertederos.

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