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Sábado, 18 de octubre 2008, 10:42
El revolucionario arrasatearra no abandonaría su militancia en el grupo guerrillero salvadoreño ni aun después de perder la pierna derecha en combate. Un mal balazo y una desafortunada gangrena, fruto de las insalubres condiciones sanitarias de la selva, apartarían a Arriaran de la primera línea de fuego, pero no minarían ni un ápice su espíritu revolucionario e internacionalista.
El 28 de octubre de 1982, cuando llevaba poco más de uno combatiendo en las filas del FMLN en la toma de varios pueblos de la zona Chalatenango, una ráfaga de G3 le fracturó la pierna por la pantorrilla. Gangrenada la herida, le tuvieron que amputar la pierna «con el serrucho de una navaja suiza y con agua de coco en lugar de suero». Apenas dos años más tarde, una ofensiva gubernamental sorprendió a la guerrilla, y tras hallar las muletas rotas de Pakito no cejaron hasta encontrarle y acabar con él.
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