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MITXEL EZQUIAGA
Viernes, 7 de noviembre 2008, 04:14
DV. «El lo inventamos los vascos hace muchos años: aquí hemos crecido diciendo eso de 'querer es poder'». El lehendakari Ibarretxe hizo propio ayer el lema que ha llevado a Obama a la Presidencia de Estados Unidos. No es extraño que lo hiciera porque toda la presentación de ayer en Miramón transcurrió «a la americana», con una nónima de invitados en la que figuraba prácticamente todo el de la empresa vasca.
Dicen los teóricos del espectáculo que cualquier escenario que se precie necesita una escalera. Y el acto de ayer empezó con escalera: el lehendakari, los tres diputados generales y el grupo más exclusivo de los empresarios vascos posaron para la foto de familia en la gran escalera del edificio central del parque tecnológico. En un mar de corbatas masculinas sólo dos mujeres aportaban la diferencia: Ana Agirre, consejera de Industria, y Mari Carmen Gallastegui, presidenta de la Fundación Ikesbaske.
Focos azules, música entusiasta, pantallas de video y una cuidada presentación estaban al servicio del mensaje institucional. Ibarretxe habló de pie, moviéndose por escena con un micrófono inalámbrico y ante una pantalla en la que iban apareciendo sus ideas-fuerza. En el mismo escenario, de pie pero sin voz, le arropaban Markel Olano, José Luis Bilbao y Xabier Agirre. Y en primera fila del auditorio, buena parte del Gobierno Vasco, con la vicelehendakari Idoia Zenarruzabeitia a la cabeza. La presidenta de las Juntas de Gipuzkoa, Rafaela Romero, era la única política socialista en activo detectada por los periodistas.
Los tres presidentes de las cajas vascas, Xabier Iturbe, Xabier de Irala y Gregorio Rojo, eran de los más solicitados. Los dos primeros fueron felicitados públicamente por el lehendakari por la forma en que han desarrollado el proceso de fusión de Kutxa y BBK.
Josu Jon Imaz, presidente de Petronor, era quien más abrazos repatía. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, se movía de grupo en grupo en el cóctel posterior al discurso de Ibarretxe. Allí todos se daban trato de «presi» porque todos lo son: José Antonio Ardanza, de Euskaltel; Koldo Arandia, de la Asociación de la Máquina Herramienta; Constan Dacosta, de Eroski; Angel Iglesias, de Ikusi; Guillermo Ulacia, de Gamesa; Jesús Gómez Montoya, de Ramón Vizcaíno; Joseba Grajales, de Guascor, o Jorge Sendagorta, de Sener.
Pero además de representantes del sector privado se daban cita en Miramón gentes de la Universidad, como el rector de la UPV, Juan Ignacio Pérez, apurando sus últimas semanas en el cargo, o el rector de Mondragon Unibertsitatea, Iosu Zabala. También del mundo del conocimiento, Javier Retegi, presidente de Eusko Ikaskuntza, o Pedro Luis Uriarte, de Innobasque.
«Espero que este acto haya servido para dar ánimo y oxígeno a quienes creais riqueza en el País Vasco», había dicho Ibarretxe, y en esa reunión de autoestima figuraban también el presidente de Caja Laboral, Juan María Otaegui; el consejero delegado de CAF, Andrés Arizkorreta, o Baltasar Errazti, presidente del Cluster Vasco de la Energía.
Estaban los presidentes de los dos grandes puertos vascos, Joxe Joan González de Txabarri (Pasajes) y José Angel Corres (Bilbao). Los presidentes de las Cámaras de Comercio de Gipuzkoa (Jose María Etxarri) y Vizcaya (Ignacio Echeberria) y, por supuesto, los presidentes de las grandes asociaciones empresariales: Miguel Lazpiur, de Confebask; el alavés Juan José Azurmendi, el guipuzcoano Eduardo Zubiaurre y el vizcaíno José María Vázquez Eguskiza. Cerca, el presidente de Elkargi, Victoriano Susperregui, y rostros conocidos que pasaron de la política a la empresa privada, como Mario Fernández, ahora en la firma de abogados Uría y Menéndez; el consejero delegado de Ibermática, José Luis Larrea, o Jon Azua. Vicente Zaragüeta informaba que el nuevo Aquarium ultima sus obras mientras Fernando Querejeta, presidente de Idom, o Joseba Ruiz de Alegría, presidente de Gaia, el Cluster de Telecomunicaciones, saludaban a compañeros. Adivinen, por cierto, la presentadora: sí, la estupenda Edurne Ormazabal.
Los observadores anotaban ayer más las ausencias que las presencias en Miramón, donde el gerente del parque, Joakin Telleria, ejercía de anfitrión, y el cocinero Joxe Mari Arbelaitz vigilaba que el cóctel estuviera a punto. Muchos de esos nombres no caben en esta crónica, pero sí el mensaje que se repetía en los corrillos: «La crisis es dura, lo peor está por llegar pero saldremos de ésta».
Ese «pesimismo sobre el corto plazo y esperanza en el largo», como resumía uno de los empresarios («ni se te ocurra citarme como autor de la frase») resumía el espíritu de un acto que comenzó con tecnologías y terminó a la vieja usanza: con tortilla, jamón y Rioja. También los vascos inventamos lo del «yes, we eat».
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