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ALBERTO SURIO
Martes, 25 de noviembre 2008, 03:13
«Debemos hacer oídos sordos a los cantos de sirena de la izquierda abertzale». Iñaki Galdos, presidente de EA de Gipuzkoa, sostiene que es el mundo radical el que tiene que 'moverse'. Asume «con total lealtad» la decisión de EA de presentarse en solitario aunque admite que hubiera preferido una coalición con el PNV.
- ¿Cómo valora la decisión de EA de presentarse en solitario?
- Mi opinión es harto conocida. Yo siempre he sido un defensor de la alianza estratégica electoral con el PNV. Siempre lo he dicho con lealtad. En esta ocasión también era partidario de esa fórmula, pero si mi partido ha decidido democráticamente no acudir en coalición no tengo otro remedio que aceptarlo. La asumo con total lealtad. Además, algunos lo podemos demostrar con hechos. En el 2007 mantuvimos una batalla interna democrática por ir en coalición. Perdimos aquella batalla y ante algunas apreciaciones de gentes que pensaban que íbamos a ir por otra línea, actuamos con hechos con total lealtad. Ahí están los resultados en las elecciones forales.
- Desde EA de Gipuzkoa se ha criticado que no se haya consultado a las bases en este territorio...
- Es un dato objetivo que no hubo una consulta directa a las bases. Otros pueden pensar que una asamblea nacional en la que esta cuestión no estaba en el orden del día y en la que intervinieron algunas personas puede ser suficiente. Acepto que hay gente que diga que esta cuestión quedó resuelta en el congreso de enero 2007.
-¿Asumen la decisión?
- Por supuesto.
- ¿La consideran de alto riesgo?
- Siempre he creído que las coaliciones electorales que apoyábamos eran más un instrumento que un fin en sí mismo. Más que las formas me preocupan las estrategias, los pasos en el día a día.
- ¿Pero hay espacio político para EA? ¿Hay espacio electoral?
- Desde hace años estoy hablando y teorizando sobre la necesidad de diferenciar lo que es un espacio político de lo que es un espacio electoral, y es evidente que no es lo mismo. Hay partidos en Europa que nunca han concurrido en solitario pero a su vez tienen un peso político importante. Considerando que el espacio político de EA existe, también las últimas elecciones forales de Gipuzkoa nos enseñaron que con ciertos mensajes a la ciudadanía ese espacio electoral existe.
- ¿Les gustaba la fórmula de CiU?
- No me gusta hablar de otras fórmulas, y tal vez ahora hablar de ese modelo no es el más adecuado después de la crisis que han pasado ambos partidos. Yo siempre he abogado por una alianza estratégica con el PNV. Creo que es un modelo que ha dado sus frutos, pero ahora reconozco que hay que mirar al futuro.
- ¿La polarización entre Ibarretxe y López complica la apuesta de EA?
- Insisto en que ahora depende de nosotros que sepamos trasladar a la ciudadanía un mensaje claro. Asumida la decisión de ir en solitario, me esfuerzo en que elaboremos un discurso que pueda conectar con la sociedad.
- Pues pueden tener difícil convencer a los electores de EA de que no apoyen a Ibarretxe...
- Nosotros defendimos la coalición en su día con el PNV y creemos que la gestión de EA es necesaria para poner un contrapunto progresista en las políticas fiscales, sociales e, incluso, en otra manera de hacer política.
- ¿Qué opinión le merece la propuesta de 'polo soberanista'?
- Con todos los respetos, no acierto a entender qué es un polo soberanista. Un polo puede tener un reflejo en clave electoral, en clave de gobernabilidad, ser meramente reivindicativo. En la medida en que no se nos explicite mejor lo que se quiere decir con esa expresión poco puedo decir. Si se trata de que todos los que defendemos la soberanía del pueblo vasco, e incluso la independencia como yo reivindico desde siempre, tengamos unas estrategias, siempre desde el respeto a la democracia y los derechos humanos, para ser mayoría en un futuro estoy de acuerdo. En cambio no vería con buenos ojos que bajo ese paraguas que se ha definido como polo soberanista trabajásemos gentes y partidos que nada tenemos que ver entre nosotros.
«Valores fundacionales»
- ¿Cuál es el mensaje que usted trasladaría?
- Siempre apelo a los valores fundacionales de EA. La mejor garantía de que EA triunfe en el futuro es que tenga siempre en el frontispicio la defensa de un nacionalismo progresista, radical en sus planteamientos, independentista, moderno, que sepa conectar con las nuevas generaciones y cívico.
- ¿A usted no le gusta la cooperación con la izquierda abertzale?
- Siempre he dicho que me separan de la autodenominada izquierda abertzale los medios y los fines. La Euskal Herria que yo aspiro a construir tiene poco que ver con la Euskal Herria que quieren construir, al parecer, estos sectores. Se me hace harto difícil compatibilizar ambos proyectos. Deberíamos hacer oídos sordos a los cantos de sirena que desde la izquierda abertzale se nos lanzan. Somos mundos de culturas políticas diferentes. En la medida en que haya gentes de la izquierda abertzale que quieran unirse a nuestro proyecto, encantados, pero no estimo necesario que EA se mueva del espectro político en el que siempre ha estado. El propio Unai Ziarreta me ha garantizado que no es su deseo de ninguna manera obrar de esa manera. No es EA la que debe moverse. Nuestra cultura, la del nacionalismo institucional, poco tiene que ver con ese mundo. Nuestro espacio natural no es ése. Pienso que es necesario articular un espacio abertzale de izquierdas en Euskal Herria, pero sabiendo cuál es su bagaje.
-¿Teme que la dirección de EA vaya en otra dirección?
- A mí el propio Unai Ziarreta me ha garantizado que no.
- ¿Cuándo?
- Pues hoy mismo (por ayer)
- ¿Usted sitúa a EA en la izquierda?
- Por supuesto, yo me considero una persona de izquierdas.
- El coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta, sitúa a EA de Gipuzkoa «en la derecha»...
- Empieza a preocuparme la obsesión que tiene Aralar por EA de Gipuzkoa. Le diría a Patxi Zabaleta que unos defendemos una izquierda moderna frente a otros que defienden modelos trasnochados que han fracasado en casi todo el mundo. El último pacto fiscal de Gipuzkoa es mucho más de izquierdas que la gestión fiscal de la Diputación Foral de Álava, donde gobierna Aralar, y en donde según sus propios parámetros, y permítaseme el sarcasmo, estaríamos hablando de un gobierno de ultraderecha.
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