«Las derrotas ante el Almería y Granollers, lo peor de la primera vuelta», afirma Barruetabeña

EIBAR. DV. El Arrate dio la cara y puso complicada la victoria al Portland San Antonio. Los armeros tienen resortes deportivos para disputar ante los equipos grandes. Julián Ruiz entiende que su equipo tiene capacidad para vencer al cuadro pamplonés, pero para ello hay que romper el miedo de tirar. El Arrate está a falta de dos jornadas para la conclusión de la primera vuelta. Este fin de semana juega en casa del Antequera y el próximo día 20 llegará al ecuador del campeonato recibiendo al Cuenca 2016.

El directivo José Alberto Barruetabeña se muestra tranquilo de cara al final de la primera vuelta. «Nuestro objetivo es sacar el máximo de puntos en los dos partidos que nos restan ante Antequera y Cuenca. Creo que lo podemos conseguir porque tenemos potencial para hacerlo». La derrota por dos goles ante el Portland, a juicio de Barruetabeña tuvo su parte de culpa en la portería pamplonesa, «en la que Saric hizo un gran partido. Si a estos equipos grandes les perdonas, acabas pagando. Jugamos bien, hicimos un buen partido».

Irregularidad

La primera vuelta está a punto de concluir. A juicio de Barruetabeña, «nos han pasado factura dos derrotas, una con el Almería y la otra ante el Granollers que, con el tiempo a cero, nos ganaron. Si no hubiéramos tropezado con estos dos rivales estaríamos a tres puntos del sexto puesto. Vamos a finalizar en una posición que no la teníamos prevista al principio de temporada. La irregularidad ha sido la clave hasta la fecha».

La crisis económica ha pasado también factura a la marcha del equipo. «Evidentemente no habrá ayudado, es lógico, pero es una parte más de los problemas que hemos tenido». El directivo albiazul comunicó a este medio que siguen trabajando en la contratación de un esponsor. «Estamos en ello, venimos haciendo gestiones para llegar a un acuerdo con algún esponsor pero, de momento, no hay nada consolidado».

El Arrate ha tenido muchos obstáculos en el camino y una temporada que se esperaba que iba a ser brillante, desgraciadamente está resultando discreta.