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«Un hombre solo al comando...»
CICLISMO

«Un hombre solo al comando...»

El Giro del centenario repite la etapa Cuneo-Pinerolo, en la que Fausto Coppi entró para siempre en la leyenda en 1949. Voló sobre cinco colosos alpinos y sacó 12 minutos a Bartali

IÑAKI IZQUIERDO

Domingo, 14 de diciembre 2008, 04:30

«Un hombre solo al comando; sumaillot es blanco y celeste; su nombre, Fausto Coppi». La frase forma parte de la historia del ciclismo y pertenece al periodista radiofónico Mario Ferretti, que abrió con estas palabras su crónica de la etapa Cuneo-Pinerolo del Giro de 1949, el día en el que el entró para siempre en la leyenda.

Se esperaba que el Giro del centenario, presentado ayer, rindiera tributo a sus héroes. No defraudó ni a los más exigentes. La décima etapa será exactamente la misma que vivió una de las mayores hazañas de la historia del ciclismo, una gesta que levantó la moral de una Italia destrozada por la guerra todavía reciente.

Los ciclistas del siglo XXI medirán su estatura con la leyenda. El 10 de junio de 1949, Adolfo Leoni salió vestido de rosa de Cuneo. Por delante, 250 kilómetros, los mismos que el próximo mayo. Nada más aparecer la silueta de la Madeleine, ataca Coppi. Y se va. Vuela solo. Corona la Madeleine, Vars, Izoard, Montegenevre y Sestriere. Solo. De blanco y celeste, los colores de Bianchi, la bicicleta de las bicicletas.

En total más de 90 kilómetros, con frío intenso y lluvia constante. La niebla cubría las cumbres nevadas y los cronistas radiofónicos elevaban la narración a la categoría de arte. Los reporteros de los periódicos afilaban sus plumas para dar forma a la leyenda.

Después de 192 kilómetros en solitario, superar tres cumbres de más de dos mil metros, los 1.996 de la Madeleine y los 1.854 del Montegenevre, Coppi desciende hacia Pinerolo y espera a que llegue su gran rival, Gino Bartali, con la otra mitad de Italia a sus espaldas. El cruza la meta a 11:52. El líder, Leoni, llega a veinte minutos y pierde la para siempre.

Ese mismo año, Coppi ya había ganado la Milan-San Remo, se adjudicó el Tour de Francia y cerraría el curso con el Giro de Lombardía, un programa imposible con los actuales sistemas de preparación. El fue el primer ciclista que logró el doblete Giro-Tour el mismo año.

Eran los tiempos del ciclismo heroico, construido a base de hambre. Hoy, en la era del ciclismo tecnológico, los organizadores plantean a los corredores un reto imponente.

La cita con la historia que han preparado los organizadores para celebrar el centenario no se limitará a esta mágica etapa alpina. En la jornada anterior, el 17 de mayo, el Giro pondrá el reloj a cero y la etapa saldrá de la plaza de Loreto de Milán, el mismo punto de donde partió la primera etapa de la primera edición de la carrera, el 13 de Mayo de 1909. Entonces, el destino fue Bolonia y ganó Dario Beni. Esta vez, la carrera buscará Turín y los Alpes. En 1909, de los 127 corredores que salieron de Milán sólo 49 llegaron a la meta, también en la capital lombarda, final habitual de la prueba, que este año cambia. La edición del centenario finalizará en Roma, junto al Coliseo, en la vía de los Foros Imperiales, a pocos metros de donde Abebe Bikila ganó el maratón de los Juegos Olímpicos de 1960, descalzo, de noche, a la luz de las antorchas.

Fuente, Lasa y el Blockhaus

Cada recodo del recorrido tiene connotaciones históricas, pero destaca la importancia que en esta edición tendrán las montañas del sur, últimamente poco frecuentadas por el Giro. Destaca el final en alto de la etapa 17 , en el Blockhaus, de 2.172 metros, con un desnivel brutal, un puerto en el que el único ganador es José Manuel Fuente, el , en 1972, con el oiartzuarra Miguel Mari Lasa segundo.

Un solo precedente pero un lugar cargado de historia. El nombre en alemán indica la existencia de una estructura militar para detener el avance de los aliados en la II Guerra Mundial. Los Apeninos fueron insuperables. Cuando se rindió Berlín, aún se combatía allí. El ciclismo restañó heridas y ya nunca ha dejado se ser el deporte del pueblo.

A partir del 9 de marzo de 2009, el Giro busca un nuevo hombre al comando que escriba el primer capítulo del segundo siglo de la corsa rosa. El escenario no puede ser más grande.

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