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BENITO URRABURU
Sábado, 10 de enero 2009, 03:24
DV. Las Seis Horas de Euskadi 2009 no se celebrarán el próximo mes de febrero, como venía siendo habitual en el evento que lleva adelante Organizaciones Deportivas EL DIARIO VASCO desde hace 31 años.
La suspensión de la prueba durante dos ediciones, 2005 y 2006, años en los que dejó de organizarse en pleno apogeo de un espectáculo único a nivel mundial debido a las goteras que había en el techo del velódromo de Anoeta, marcaron el comienzo del final de las Seis Horas.
Jaime Ugarte, coordinador de Organizaciones Deportivas EL DIARIO VASCO, explica que «cuando volvimos a organizarlas, en 2007, habíamos perdido el 50% de los aficionados que teníamos antes. La rutina, la costumbre de pasar una tarde de fiesta en el velódromo, se perdió y no hemos vuelto a recuperarla».
Con 31 años de historia y veintiocho ediciones celebradas, Jaime Ugarte razonaba esa suspensión: «Hasta 2006 teníamos el 60% del aforo del velódromo Antonio Elorza vendido. El 40% restante se conseguía sacando a la venta entradas. Del 60% que teníamos fijo nos quedamos en un 10%. Eso ocurrió en 2007. El año pasado no sólo no nos acercamos a esas cifras, sino que empeoraron los números», afirma uno de los miembros de Organizaciones Deportivas EL DIARIO VASCO.
Ver las gradas con pocos aficionados resultó demoledor para los organizadores, acostumbrados a llenos históricos. Desde ese mismo instante comenzaron a barajarse otros posibles proyectos, con la idea de salvar una parte importante de la historia del ciclismo de Euskadi. De momento, no se ha conseguido.
«Hemos estado trabajando en diferentes posibilidades acordes con los tiempos actuales, lo que podría llevarnos a montar algún tipo de espectáculo en torno a las próximas Navidades. Se podría decir que las Seis Horas con su formato habitual no volverán».
Su propia grandeza ha sido el mayor enemigo de las Seis Horas de Euskadi. La presencia de los mejores corredores del mundo, tanto de carretera como de pista, junto a diversas actividades de lo más diversas, elevaron el listón de la prueba hasta límites inimaginables. Los cambios que se han ido produciendo a nivel social, primero, y en el mundo del ciclismo, después, han influido negativamente en unas veladas entrañables.
La proliferación de otra serie de actividades, la coincidencia con pruebas de carretera, lo que dificultaba cada vez más la presencia de nombres importantes de la ruta, y el cambio de los Campeonatos del Mundo de pista al mes de marzo han ido minando las Seis Horas, un nombre, el de Euskadi, que cuando se empleó en la carrera levantó muchas ampollas en determinados ámbitos, pero que los aficionados con su presencia contribuyeron a perpetuar. Hace 31 años poner el nombre de Euskadi a una carrera tenía sus riesgos.
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