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GORKA LARRUMBIDE
Jueves, 15 de enero 2009, 08:42
DV. La Joven Orquesta Nacional de España prepara desde el 5 de enero en Zestoa un nuevo encuentro sinfónico que le acercará a varias ciudades de la Península. San Sebastián se convertirá mañana en el primer destino de esta joven agrupación. Más de cien aprendices de profesionales trabajan estos días a contrarreloj, con un duro programa de ensayos, para que todo esté bien hilado de cara a la presentación final. Pero hoy, el Balneario del municipio zestoara -no es la primera vez que ensayan aquí por la amplitud de los salones y el trato exquisito- presenta algo más que un potente programa de actividades musicales. Los jóvenes, de entre 18 y 24 años, viven estos quince días de voluntaria como si de un campamento de verano se tratase, compartiendo vivencias y entablando amistades con alumnos venidos de toda España. No faltan las risas, las confesiones en las habitaciones, las colas en los servicios o las aglomeraciones en el comedor, pero todos coinciden en que la experiencia «merece la pena».
Al igual que la EGO (Euskal Herriko Gazte Orkestra), la JONDE se organiza en encuentros periódicos que, en su caso, son cinco anuales y que suelen tener lugar coincidiendo con periodos no lectivos: Navidad, Semana Santa, julio y septiembre. En estas citas se trabaja un repertorio básicamente sinfónico. Estos encuentros se articulan en tres fases. En una primera, el repertorio programado es trabajado bajo la tutela de profesores de reconocido prestigio de las distintas especialidades, en ensayos parciales o seccionales. En la siguiente fase se incorpora el director invitado, distinto para cada ocasión, a cuyo cargo corren los ensayos denominados a . Por último, se realiza una gira de entre dos y cuatro conciertos con el repertorio programado. En este período hay dos encuentros paralelos: uno sinfónico, con 95 músicos, y otro de cámara, con 15 intérpretes diferentes y que se presenta hoy en el Salón Árabe del balneario a las 22 horas, y es gratuito.
En esta ocasión la JONDE ha contado con Miguel Romea en las tareas de dirección, ejerciendo de director invitado, y será con él con quien se presente en los cinco próximos conciertos que tendrán lugar, el primero en la Sede de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, dos en Zaragoza, uno en Málaga y uno en el Auditorio Nacional de Madrid. El programa de concierto preparado para su presentación comenzará con de Zoltán Kodály y de Cristobal Halffter, terminando con de Bela Bartok.
Día de ensayos
A primera hora de la mañana, el comedor del balneario presentaba un trajín bullicioso que advertía de que el comienzo de las clases estaba al caer. El tiempo apremia de cara a los conciertos, por lo que todo debe estar bien estructurado. A las 10 de la mañana, los salones eran testigos del buen hacer de estos jóvenes, que sobradamente demostraron su capacidad para tener su plaza asegurada en la orquesta. Siempre bajo la atenta mirada de Miguel Romea, muy activo desde los primeros compases, iban desgranando paso por paso las piezas que forman parte del programa musical. Los alumnos de la escuela pública de Zestoa no quisieron perderse la cita, que atónitos, y tras el parón de la primera parte del ensayo, se acercaron a los intérpretes para conocer los entresijos de cada instrumento. Con media hora de relax por delante, el centenar de instrumentistas aprovechaba su tiempo de asueto para tomarse un café, leer las últimas noticias deportivas o, simplemente, fumarse un . Pero el ritmo de trabajo no permite largas treguas, por lo que a las 11.30 y con puntualidad inglesa, los intérpretes volvían a desgranar las notas del repertorio. Hora y media después, y con el crujir en el estómago, tocaba el turno para la comida. Una visita rápida a la habitación para deshacerse de los bártulos y acercarse al comedor. En piña y aprovechando el tiempo para compartir mesa con los amigos, el menú del día pareció contentar a todos; jamoncito, de pan, membrillo fresco -para ir haciendo boca- a la espera del plato estrella, la paella. Tiempo para reponer fuerzas de cara a los ensayos de la tarde, que se presentaban duros. Y así, hasta el sábado, que tras el concierto de Donostia emprenderán nuevos destinos. De trabajar saben mucho estos jóvenes, que se han ganado el formar parte de la JONDE. Un buen paso de cara a meter el pie en esta profesión ya de por sí difícil.
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