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MARÍA JOSÉ CARRERO
Sábado, 17 de enero 2009, 09:52
DV. Se acabó el cuento del primer Calvario conocido, del maestro egipcio que enseñaba latín y otras lenguas, además de la escritura jeroglífica, a los niños de una rica familia que vivía en la ciudad romano-alavesa de Iruña-Veleia. En los primeros siglos de la era cristiana, esta gente habitaba la fabulosa casa de Pompeia Valentina, donde una centuria después ya se escribía también en euskera. Es un relato precioso, pero no tiene un final feliz. ¿El motivo? Es una mentira que, para escándalo de los expertos, ha durado más de dos años y medio.
Los tres arqueólogos profesionales que trabajaron entre 2002 y 2006 para Lurmen S.L., la empresa de Eliseo Gil, el director de las excavaciones, rompieron ayer su silencio. Acompañados de la diputada foral de Cultura, Lorena López de Lacalle (EA), desvelaron que ellos no vieron salir de la tierra ninguna de los cientos de inscripciones que sirvieron para montar el fabuloso cuento. «Todos los grafitos excepcionales sólo fueron detectados en el proceso de lavado de los soportes» (cerámicas, huesos, piedras o vidrio), desvelaron Carlos Crespo, Miguel Ángel Berjón y José Ángel Apellániz.
Se da la circunstancia de que los tres eran, junto a Gil e Idoia Filloy, los únicos arqueólogos profesionales y con experiencia en el yacimiento. El resto del equipo carecía de la titulación adecuada, dado que ninguno había estudiado la carrera de Historia. Por ello, resulta aún más llamativo el hecho de que en el verano de 2005, época en la que aparecieron los denominados «grafitos excepcionales», los tres arqueólogos fueran apartados de los dos sectores donde, según Gil y Filloy, se encontraron los dos conjuntos epigráficos: el de los jeroglíficos y temática cristiana del siglo III y el de palabras en euskera, latín y otras lenguas, datado entre el IV y el VI.
Estas dos zonas fueron excavadas «con personal no cualificado académicamente, ni en proceso de formación arqueológica. Concretamente, del recinto correspondiente a la 'domus' de Pompeia Valentina se ocuparon, en los meses de julio y agosto de 2005, jóvenes pertenecientes a campos de trabajo internacionales, sin ningún tipo de experiencia arqueológica previa», manifestaron ayer Crespo, Berjón y Apellániz, a través de un comunicado conjunto.
Diez meses en el almacén
Muchos de los grafitos llamados a revolucionar las teorías vigentes sobre la historia del Cristianismo y el euskera en el País Vasco fueron después almacenados «durante diez meses». Pasado este tiempo, cuando «empleados de Lurmen» los lavaron, fue cuando se vieron las inscripciones. El pasado miércoles, en las Juntas Generales de Álava y a preguntas de EA, Eliseo Gil negó que fuera así.
-¿Es posible que a un arqueólogo se le pase que una pieza tiene un grafito, cuando se saca de la tierra, por la costra de la superficie?
-Una pieza, dos y tres se le escapan a cualquiera, pero más de trescientos materiales es imposible.
-¿Han extraído o visto extraer en Veleia materiales con grafitos que no fueran excepcionales, es decir, que carecieran de interés? Sí. Cientos de ellos, pero ninguno de los excepcionales.
Éstas fueron algunas de las respuestas que los arqueólogos dieron a los periodistas. Además, informaron de que, en un momento dado, advirtieron a Eliseo Gil e Idioa Filloy acerca de «los errores metodológicos y de 'praxis' arqueológica que, a nuestro juicio, se estaban cometiendo. Pero la dirección del proyecto no tuvo en consideración adoptar medidas cautelares y preventivas para rigorizar el método», añadieron. Se da la circunstancia de que el departamento de Arqueología de la UPV no ha validado la metodología aplicada por Lurmen en Veleia.
Los arqueólogos, que dejaron voluntariamente Lurmen para irse al paro, se han decidido ahora a hablar a petición de Lorena López de Lacalle.
«Agotado su crédito»
Dos días después de la comparecencia de Eliseo Gil en las Juntas Generales de Álava, donde no aportó pruebas para verificar los hallazgos y arremetió contra la comisión científica que los ha declarado falsos, la diputada de EA considera que es hora de «zanjar» el debate y de «terminar con las marañas de Eliseo Gil».
López de Lacalle dijo ayer que el ex director de Veleia ha tenido «oportunidades» para «explicarse y no lo ha hecho en los diez meses que ha durado la comisión, ni en ruedas de prensa, ni entrevistas, ni en las Juntas. Ha agotado su crédito. Se ha pasado su tiempo Ahora quiero dedicarme a relanzar el yacimiento», concluyó.
Dado que la Diputación da por terminada la polémica, será la Justicia -el presunto fraude está en la Fiscalía- la encargada de dictaminar si existen o no indicios de delito.
Coincidencias
El azar depara coincidencias inoportunas y el 'caso Veleia' es un ejemplo. Los revolucionarios hallazgos se dieron a conocer justo cuando se empezaba a construir un nuevo Museo de Arqueología en Vitoria. La colección arqueológica de Álava es riquísima, con lo que tiene material más que suficiente para llenar las vitrinas del nuevo edificio, diseñado por el prestigioso arquitecto navarro Patxi Mangado. Los miles de piezas almacenadas obligan a hacer una cuidada selección. Sin embargo, si algo tenía claro la Diputación es que los grafitos de Veleia iban a ser 'las joyas' del nuevo museo.
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