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O. BARRIUSO
Jueves, 29 de enero 2009, 09:01
DV. «Mi relación con Ibarretxe la vivo con muchas dificultades. Hay muchos días en los que tengo que hacer actos de fe para que sigamos unidos y tengamos una mínima cohesión para salir dignamente de esta situación de cara al futuro». Iñigo Urkullu habla a calzón quitado de su tira y afloja con el lehendakari en el libro 'Memoria de Euskadi', una recopilación de 32 entrevistas con personalidades vascas realizada por María Antonia Iglesias -editado por Aguilar- ,y confiesa el «desgaste personal» que le supone la «situación» de su partido, además de admitir que «el fantasma de la escisión» aún planea sobre el PNV.
El capítulo que la periodista dedica al presidente del EBB es un resumen de una extensa entrevista, de casi ocho horas de duración, realizada a mediados del pasado verano, en plena ebullición del debate sobre la consulta que el Parlamento había aprobado en junio. En ese contexto, el líder del EBB dice tener «todavía fe en que el lehendakari sea consciente» de que los vascos no van a afrontar las próximas elecciones «como si viniera el enemigo, como en 2001». «La sociedad vasca no se va a mover por esa sensación de miedo a lo que viene de fuera», dice.
A partir de esa convicción, Urkullu desgrana sus temores sobre los riesgos que comporta la apuesta del jefe del Ejecutivo de Vitoria, en primera persona, igual que los otros 31 entrevistados. «Pudiera ser que, poniendo la consulta como un tótem, llegáramos a tensionar a la sociedad y eso nos hiciera gozar, hipotéticamente, de unos buenos resultados electorales. El problema es: ¿y después qué?», se pregunta el líder jeltzale, que insiste en que el PNV debe transmitir que el «objetivo» es incrementar el autogobierno y no el plebiscito en sí.
Y no oculta que esa diferencia de criterio complica su día a día con Ibarretxe, sobre la base de «una relación personal que no es fácil, no me está resultando nada fácil». «El lehendakari tiene un entorno que no le ayuda nada, un entorno que le dice sólo lo que quiere escuchar», apostilla, e incluso llega a lamentar el trato que ha recibido del presidente vasco. Asegura que, desde que fue a verle a Ajuria Enea para confirmarle su decisión de promover la candidatura de Josu Jon Imaz, «siempre he obrado de forma honesta con el lehendakari». «Pero creo que no ha sido ni es recíproco», se duele Urkullu, que el pasado domingo, conocedor de la inminente públicación del libro, presentó a Ibarretxe como «un amigo» y previno contra futuros «bulos, maniobras y manipulaciones» para que «sigamos a la gresca y divididos». Hoy mismo, ambos harán su primera aparición conjunta tras el terremoto en un acto preelectoral en Vitoria.
En uno de los pasajes más explosivos, Urkullu se queja, no sin amargura, de cómo, mientras él ha consagrado su mandato a intentar «recomponer» el PNV y a preservar la unidad de la formación jeltzale, aún a costa de aparecer ante la opinión pública «como un pelele», la actitud «para conmigo y para con el partido no es recíproca, no ya sólo por parte del lehendakari, también de otros responsables del PNV». Incluso, pone el ejemplo de la intervención de Ibarretxe en un acto en el que respondió a las preguntas de los internautas sobre la consulta, en julio pasado, y se hizo acompañar entre otros de Xabier Arzalluz «haciendo la clá». «¿Qué interpretación se puede hacer de eso? Y, claro, tengo que seguir dando la impresión de que soy tonto, de que soy un pelele, de que me chupo el dedo», lamenta.
No oculta tampoco su hartazgo ante el empeño del lehendakari de situar al tripartito como el «cauce central» de la sociedad vasca. Confiesa haberse sentido «herido» porque, después de haberle transmitido en privado que «no entendía» el protagonismo que le concedía al consejo político -donde, recuerda, están Joseba Azkarraga y Javier Madrazo, «pero el PNV no está»-, Ibarretxe decide aprobar y enviar al Parlamento el proyecto de ley de consulta y «quienes intervienen ante los medios» son los consejeros de EA y EB. Todo ello le lleva a la convicción de que «hay una estrategia clara de acabar con la bicefalia» en el PNV, una situación de la que, en origen hace responsable a Arzalluz -«no soy santo de su devoción», comenta- por «entregar el partido» a Ibarretxe tras su triunfo en 2001.
Ibarretxe se parece más en la entrevista a su imagen pública. Asegura que puso en marcha su 'hoja de ruta' «de la mano del PNV» y que Urkullu nunca le ha manifestado «reserva alguna» sobre la consulta, «ni siquiera en privado». «Creo que se siente cómodo. Ésa es la información que tengo».
PATXI LÓPEZ
La marcha de Redondo
En su diálogo con Patxi López, el líder del PSE desvela los acontecimientos que se produjeron tras las marcha de Nicolás Redondo Terreros. El candidato socialista reconoce los grandes recelos que tenía Zapatero hacia su candidatura. «Él prefería a Javier Rojo o a Jáuregui», sostiene López, quien afirma que el por aquel entonces líder de la oposición y Alfredo Pérez Rubalcaba intentaron vetar a Jesús Eguiguren como presidente del PSE. Sin embargo, reconoce que aquellos recelos pronto se superaron. «No sé cuando ni por qué, pero lo cierto es que se produce un cambio radical por parte de Zapatero... de entender Euskadi», afirma López, para quien la complicidad es absoluta.
El actual responsable del PSE también recuerda con desagrado la campaña electoral de 2001, cuando Nicolás Redondo y Jaime Mayor Oreja se sacaron una foto conjunta en el Kursaal -«nuestra esquela»-, sus dudas iniciales sobre la Ley de Partidos -«el PP nos la clavó»- y el proceso de paz. «Era un Rufi Etxebarria preocupado por él, por su vida, por sus niños, queriendo acabar con esta historia».
PATXI ZABALETA
La supeditación de HB a ETA
El cofundador de Batasuna y líder de Aralar, Patxi Zabaleta, muestra el proceder totalitario de ETA. «En 1981 es cuando se produce ese cambio por el cual HB se supedita a ETA», afirma en el libro. «ETA empieza a condicionar la autoridad de la mesa nacional (...) la influencia en ese momento (1981-1982) era determinante hasta tal extremo que yo, en aquella reunión me salgo. Es la primera de las dos veces que me he salido». Zabaleta regresa a la dirección de HB en 1987. «La supeditación a ETA (...) no era personalizada, no era de mandato, no se recibían instrucciones escritas...». «(...) decían: en Herri Batasuna no se debate; se transmite».
En 1997, Zabaleta sacó un comunicado en los tres días «que tuvieron preso» a Miguel Ángel Blanco, «diciendo lo más duro que se puede decir: que en la graduación de los asesinatos matar a un indefenso es lo más grave que se puede hacer». «(...) La organización -ETA- me manda una carta llamándome la atención con el argumento de que estoy haciendo daño al MLNV por salir con opiniones divergentes en la mesa nacional. (...) La leyó Rufi Etxeberria (...) cuando pedí solidaridad en la mesa nacional no me la dio ni uno. Con lo que me levanté, me fui y dije: 'No volveré'».
ANTONIO BASAGOITI
Pensó en dejar la política
El libro de María Antonia Iglesias recoge los testimonios de quienes se han visto involucrados en la crisis interna vivida en el PP vasco tras la renuncia de María San Gil. Antonio Basagoiti, presidente del PP: «Siempre he apoyado a María. Pero creo que no tiene razón en todo y que Rajoy no ha perdido el norte. Estaba en una posición incómoda...Pensé de verdad en dejar la política. Tenía un puesto en el Banco de Santander en Boadilla, tan es así que esa salida, que me la había buscado mi padre, supuso que estuviera bastante tiempo sin hablarme por tomar la decisión de seguir».
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