Borrar
El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y el lehendakari Juan José Ibarretxe quisieron despejar cualquier duda sobre una posible falta de sintonía personal, durante la presentación de candidaturas del PNV en Álava. /TELEPRESS
«Uno no puede expresar sus sentimientos más humanos porque son utilizados»
POLÍTICA

«Uno no puede expresar sus sentimientos más humanos porque son utilizados»

Íñigo Urkullu ubica en el «pasado» sus diferencias con Ibarretxe aunque no desmiente las críticas al lehendakari

OLATZ BARRIUSO

Viernes, 30 de enero 2009, 08:50

DV. «Mírales, pero si parecen Esperanza Aguirre y Gallardón». El mordaz comentario de una de las periodistas que aguardaban para cubrir el primer acto conjunto de Iñigo Urkullu y Juan José Ibarretxe tras hacerse públicas las explosivas consideraciones del presidente del PNV sobre el lehendakari en el libro , de María Antonia Iglesias, refleja el ambiente de incrédula expectación que se respiraba ayer en el Palacio Europa de Vitoria. Los protagonistas no defraudaron a la concurrencia y se aplicaron a fondo en escenificar el previsible cierre de filas. El líder del EBB llegó pronto. Charlas con algunos de sus colaboradores más cercanos, con el diputado general de Álava... Sonrisas. Apariencia de normalidad para disipar la tensión. Hizo su entrada el lehendakari, unos minutos más tarde de la hora prevista. Y ambos se fundieron en un efusivo abrazo y se enfrascaron en animada conversación ante las cámaras. Aquí no ha pasado nada.

Un día después de ver confirmados sus temores -el líder peneuvista sabía desde hace semanas que la publicación de la obra era inminente y que caería como un obús en un partido ahora medianamente pacificado y en plena precampaña-, Urkullu evitó esconder la cabeza o intentar negar la mayor y refutar el contenido de una entrevista registrada en casi ocho horas de grabaciones. Incluso, reconoció que lo expuesto en la entrevista son sus «sentimientos más personales y más humanos» y lamentó que hayan sido «utilizados a conveniencia» contra su partido y «descontextualizados», transcurridos «ocho meses» desde aquellos acontecimientos y completado el proceso interno de designación de candidato a lehendakari, en el que el EBB decidió proclamar de nuevo a Ibarretxe por unanimidad.

Eso sí, confesó haber aprendido la lección. «Uno aprende que, ni siquiera después de muchas conversaciones contextualizadas en sus justos términos, puede expresar sentimientos. Uno aprende que, aunque se dice que la sociedad valora la transparencia y la claridad, no puede situar sus sentimientos más personales y más humanos porque son utilizados». En lugar de negar la evidencia, Urkullu prefirió dejar entrever que su desconfianza y su hartazgo con Ibarretxe pertenecen ya a «tiempos pasados» y subrayar que, hoy por hoy, su relación se basa en la «lealtad mutua» y en la «unidad de acción» que guía al PNV.

En el diván

En julio pasado, cuando se sentó en el de María Antonia Iglesias -, se subtitula el libro-, el presidente del EBB confesó a la periodista sus temores sobre los riesgos de la «aventura» en que se había embarcado Ibarretxe con la consulta y el fuerte «desgaste personal» que le suponía intentar controlar la situación interna del partido. «Hay muchos días en los que tengo que hacer actos de fe para que sigamos unidos y tengamos una mínima cohesión para salir dignamente de esta situación de cara al futuro», desvelaba entonces un Urkullu dolido por la falta de «honestidad» que achacaba al lehendakari en su relación con él. «Y, claro, tengo que seguir dando la impresión de que soy tonto, de que soy un pelele, que me chupo el dedo», lamentaba.

Sus compañeros de filas no ocultan su extrañeza por el de un líder discreto y muy medido en cada una de sus comparecencias públicas y que ha hecho de la unidad interna la principal seña de identidad de su mandato. Ayer, compareció sereno. Quienes conocen la historia achacan el desahogo de Urkullu a la situación que se vivía entonces: su liderazgo, dicen, no estaba tan «consolidado» como ahora y había tenido que bregar con situaciones incómodas, como cuando afirmó en una entrevista en este diario que las preguntas de la consulta incluirían un rechazo explícito a ETA y el propio Ibarretxe le desmintió con hechos. O la marginación del PNVen la gestión del proyecto de ley del plebiscito, que el lehendakari dejó en manos de su consejo político, en el que le acompañan Joseba Azkarraga y Javier Madrazo. «Todo eso le hizo explotar», coinciden distintos cargos jeltzales, que confían en que la polémica no afecte a la campaña y en que los sectores menos afines a Urkullu no intenten reavivar la presión de la caldera.

Fuera de guión

Ibarretxe, mientras tanto, escuchaba con una media sonrisa al líder de su partido, rodeado por los integrantes de la candidatura alavesa que se persentaba ayer. Urkullu llevaba su intervención por escrito, pero decidió echar mano del mismo recurso teatral que empleó en elAlderdi Eguna para confirmar ante la militancia la candidatura de Ibarretxe. Se saltó el guión. «Me voy a saltar el guión, lehendakari, porque parece que tenemos que andar dando explicaciones de un libro...». Fue cuando Urkullu reconoció el «morbo» que despiertan sus palabras, no las desmintió pero dejó constancia de que obedecen a lo que la autora «ha querido extraer» de una larga conversación y aprovechó para apoyar «sin ningún matiz» a Ibarretxe como la persona «que mejor encarna el saber hacer del PNV». «¿Ibarretxe es el problema? Sí, para quienes saben que es mejor candidato que el suyo», concluyó.

Y tomó la palabra el aludido, que en la misma obra asegura no tener «ninguna información» sobre las reticencias del líder del EBB en torno a la consulta. Tras hablar largo y tendido de la crisis y del plan para impulsar el liderazgo de Vitoria y Álava, reservó para el final su referencia al asunto estrella de la jornada. Y lo hizo a su estilo. «Basta ya de insultos y de descalificaciones. Estate tranquilo, Iñigo, cuando alguien saca este tipo de cosas es que no tienen argumentos», dijo. En esa tesis del , el lehendakari insistió en que «andar todo el día con este tipo de cosas para atrás y para adelante es el argumento del débil» y opinó que «eso la ciudadanía hace tiempo que lo sabe». Insistió en que todos los dirigentes del partido trabajan por «una Euskadi próspera en la que la gente de este país decida las cosas» y no dudó en que el PNVmantendrá la «confianza» de la sociedad «si hacemos las cosas como debemos».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco «Uno no puede expresar sus sentimientos más humanos porque son utilizados»