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A. PRÁDANOS
Miércoles, 25 de febrero 2009, 12:57
DV. Estaba la cosa mal y va a peor. No se trata de la crisis, sino de mover el esqueleto, algo a lo que somos muy poco aficionados. El sedentarismo gana terreno en España, uno de los países menos deportistas de Occidente, donde sólo uno de cada tres ciudadanos practica ejercicio. Un nuevo estudio certifica esa falta de nervio colectivo y alerta del efecto contagio entre la población juvenil; desde 1995 ha caído un 20% el número de jóvenes aficionados a la actividad física.
Dada la bien probada relación entre ejercicio físico, bienestar y salud, el corolario es obvio; los españoles de mañana, adultos y jóvenes, tendrán peor calidad de vida. «Vamos a vivir en peores condiciones por ese sedentarismo», afirma David Moscoso, sociólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y uno de los autores de .
El informe, editado por la Fundación La Caixa, ofrece datos preocupantes a partir de una encuesta a 2.000 personas. De ellas, sólo el 36% dijo realizar «algo» de ejercicio de vez en cuando. Los que hacen deporte de manera regular, tres o más veces por semana, aún son menos, sólo uno de cada cuatro. Ese 25% constituye uno de los porcentajes más bajos de Europa. Hay países como Finlandia o Suecia que los multiplican por dos y hasta por tres.
Un 15% de los encuestados admite no tener ningún interés en el ejercicio físico. A seis de cada diez, sin embargo, les gustaría ejercitarse pero no lo hace, o al menos no tanto como quisiera. En cuestión de género las españolas son aún más sedentarias que los varones; son mujeres cuatro de cada diez practicantes deportivos.
Por edades, los jóvenes son el colectivo con mejores niveles de práctica deportiva; entre los 16 y los 34 años hace ejercicio regular el 52% de la población, aunque esas cifras suponen un retroceso. Entre 1995 y 2008 el porcentaje de la juventud sedentaria ha aumentado un 20%. Falta de tiempo es lo que alega casi el 60% de los jóvenes.
Entre la tercera edad el tiempo sobra pero fallan la salud, la integridad física o la economía, como principales razones para abstenerse de hacer deporte. Sólo dos de cada diez mayores de 65 años practica ejercicio regular algo más exigente que el mero paseo. A caminar, que es barato y adaptable a la propia capacidad de esfuerzo, se apunta, sin embargo, el 64 por ciento de los pensionistas.
Hábitos
¿Por qué practicamos los españoles tan poco ejercicio físico? A las razones o excusas anteriores se añaden otros factores. Entre ellos, la falta de hábito y tradición familiar, el desinterés general por el deporte en el ámbito educativo - hasta los 16 años sólo hay tres horas semanales lectivas, y desaparece en a educación superior- o el ocio digital y tecnológico que arrasa entre las nuevas generaciones.
También influyen cambios sociológicos en las familias -las monoparentales, donde un único progenitor se encarga de hijos y/o mayores- y las dificultades económicas en algunos colectivos como parados, mileuristas y pensionistas. Ser ama de casa, persona separada, divorciada o viuda también son factores de riesgo de sedentarismo.
El retrato robot del practicante deportivo es el de un joven con trabajo, y también aquellos cuyos padres o abuelos hacían o hacen ejercicio porque éste, como otros buenos hábitos, es hereditario y transmisible. El 80% de quienes se habituaron desde pequeños a la práctica deportiva, la mantienen de adultos. COLPISA
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