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FÉLIX MORQUECHO
Sábado, 14 de marzo 2009, 03:09
Las Jornadas de Teatro cierran hoy su segunda semana de funciones y cada día presentan un punto de interés en las obras programadas. En este caso, el protagonismo es para la primera de las compañías vascas, la vizcaína Agerre, que llega con la versión en euskara Putzuak lehortzen (Secando charcos). Maite Agirre advierte sin complejos que «si venís, os va a encantar».
- Putzuak lehortzen llega a Eibar con un rodaje de un año.
- Es una obra que va a tener un periodo largo de vida. Se titula pero en las Jornadas de Teatro de Eibar la vamos a representar en euskara, , aunque parece que con el tiempo que hace esta semana vamos a tener los charcos secos. De todas formas esperamos que la gente se anime a venir al teatro porque es un espectáculo francamente muy hermoso que está teniendo un éxito extraordinario. Os garantizo al cien por cien que si venís os va a encantar.
- Los charcos, ¿son de lágrimas?
- Los charcos son de todo. Son las mil y una dificultades de cada día, los mil y un retos que nos planteamos, las incógnitas que se nos presentan buscando soluciones... Los charcos son mucho más que lágrimas. También pueden ser incluso lágrimas de tanto reir.
- En esta obra hay una pareja protagonista. ¿Se trata de un tema inagotable?
- El tema de la pareja es el tema del amor, y el amor es parte de la vida. Los que nos dedicamos a la creación podemos hablar de dos cosas, de la vida o de la muerte. Todo lo demás queda encerrado en una de las dos. Lógicamente cuando hablamos de la pareja estamos ante un tema inagotable, como puede serlo el vivir.
- La pareja a la que da vida en escena junto a Ander Lipus se encuentra en un momento en el que surgen dudas.
- Las cosas van surgiendo como un chorro, como una corriente que te arrastra. Es una pareja que lleva conviviendo muchos años, ni siquiera importa cuántos. Es una apuesta que hicieron en un momento y están juntos. Pero en escena hay también dos actores jóvenes que representan a esa misma pareja cuando precisamente hicieron esa apuesta, cuando tenían todos sus sueños en plena ebullición. Esta pareja adulta se encuentra para celebrar un aniversario, uno más. En esta cena de festejo se van ofreciendo regalos sorprendentes y en esa situación comienzan a surgir sus sentimientos, sus emociones, lo que les une, lo que les desune incluso.
- Pero no queda ahí.
- Es que la obra la ha dirigido Garbi Losada, que es una mujer que ama el . En todo su teatro existe ese aroma de suspense, de sorpresa, de situación inesperada. El público viaja junto con los actores en este trayecto lleno de aventuras y de sorpresas.
- Usted ha escrito la obra junto con Garbi Losada y después se ha metido en uno de los papeles. ¿Se disfruta más al participar en todas las fases de un proyecto teatral?
- Cuando tú tienes una compañía y eres responsable de las producciones, el precio que pagas es que tienes que asumir responsabilidades importantes. Pero el beneficio es que, por otro lado, te da la libertad de elegir los proyectos, de hacer el camino por donde quieres diseñarlo. Luego está el trabajo de escribir, que para mí es como respirar. A partir de un texto que tenía, Garbi y yo nos juntamos y empezamos a elaborar lo que luego sería . Empezamos a darle vueltas hasta que al final se reescribe todo de principio a final.
- Y tras ese proceso se convierte en una de las actrices, en un trabajo diferente.
- Sí. Empieza el trabajo de sumergirte en el alma de estos personajes, en primera persona en el tuyo y como compañera en el otro, tanto en la parte del personaje como de forma actoral. Aquí me encuentro con Ander Lipus y al mismo tiempo con Inés Martínez de Iturrate que además es autora de la música. Tiene un oído diabólico, es maravillosa. Compone las piezas y las toca directamente. A pesar de su juventud es muy talentosa y como actriz funciona estupendamente bien junto con Erik Probanza que es el otro actor joven que completa el cuarteto en escena.
- ¿Qué tal es el trabajo con este elenco?
- Estoy viviendo una experiencia de un enriquecimiento muy especial. Siempre se dice que los espectáculos son experiencias especiales pero con hay una pasión que nos une y que nos da mucha creatividad.
- Representar la misma obra con versiones en euskara y castellano, ¿supone una dificultad añadida o es una ocasión para descubrir distintos matices?
- Desde luego, los matices sí son distintos al cambiar de idioma. De todas formas, en Euskadi la mayoría de las compañías hemos asumido como algo habitual presentar nuestras producciones en dos lenguas. Pero el otro día comentaba que deberíamos ir pensando en una tercera lengua. Igual sería el inglés, porque cada vez nos movemos más en el extranjero. Ahora vamos a ir a Mozambique, donde vamos a trabajar con una compañía de allí. Todavía no sabemos si lo haremos en portugués, o mezclando castellano... Tenemos que tener actitudes abiertas con los idiomas, no sólo entre euskara y castellano.
- Estuvieron en las Jornadas de Teatro por última vez con Chicas bonitas, alegres maizales. ¿Cómo llegan ahora?
- Yo fui alumna de la Universidad Laboral, empecé haciendo teatro allí con Juan Ortega. Y pasan los años y me lo sigo encontrando con el mismo sentido del humor, con la misma frescura, con su misma locura... porque hay que estar loco para seguir en la brecha como sigue él. Hemos acudido con muchos espectáculos y yo estoy encantada de que estas Jornadas sigan vivas. Supongo que Juan Ortega pronto se jubilará, pero esperemos que las Jornadas de Teatro no mueran.
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