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Lunes, 6 de abril 2009, 10:50
valencia. DV. El cuento de nunca acabar. La historia interminable. La esperanza y la ilusión de la afición tienen un límite, y el vaso puede desbordarse en cualquier momento. Es normal que los seguidores armeros hayan dejado de creer en su equipo. Tampoco éste les da motivos para lo contrario. El revulsivo Uribe ha sumado un punto de doce posibles, empeorando los números de su predecesor. Pretende que el Eibar sea fuerte en defensa. Pero si para lograrlo fulminas el talento de hombres como Sutil o Codina, más preocupados de defender, y encima te hacen goles con la misma facilidad, ganar un partido se convierte sencillamente en poco menos que una utopía. Los primeros veinte minutos de partido fueron franca y llanamente lamentables. El Levante salió jugando al trote y aún así marcó su gol en el minuto tres. Y es que los locales trotaban, pero parecía que los armeros habían salido a jugar andando. Tras un córner, el cuero llegó en el segundo palo a Xisco Nadal, libre de marca, que devolvió el balón al área, circunstancia que aprovechó Iborra para adelantar a los suyos en el marcador. Si ya es difícil ganar fuera, con un gol en contra prácticamente antes de salir de la caseta, resulta casi imposible. Los números no daban pie a la esperanza. Seis goles a favor a domicilio en toda la temporada ya dejan bien claro la inoperancia ofensiva de un Eibar que, al menos, antes trenzaba jugadas de ataque y llegaba con más claridad al área visitante. Hasta el minuto 20 el partido fue un paseo para los locales, que bien pudieron haber matado antes el encuentro si hubieran pisado un poco más el acelerador. Al menos, a partir del ecuador de la primera parte, el Eibar mejoró su imagen. Empezó a hacer lo que debe, que no es otra cosa que presionar la salida del balón del rival, y con eso le bastó para robar muchos más balones y tener más presencia en las inmediaciones del área de Reina. Nacho Insa, el mejor del partido con muchísima diferencia, asustó con un disparo lejano y poco después Codina y Biel Medina tuvieron también sus opciones, aunque ninguna excesivamente clara. Pina decide Tras el descanso, el Eibar arrancó con más ganas, pero sólo fue un espejismo. Un disparo de Alaña antes de cumplirse el primer minuto hizo albergar alguna esperanza, pero pronto se encargaron los levantinistas de devolver a la tierra a un inoperante Eibar. En el minuto 57, Jorge Pina empalmaba una buena volea a pase de Xisco Nadal. que batía a Pampín y echaba al traste todas las opciones del Eibar. Si los armeros querían ganar, debían marcar en media hora la mitad de los tantos que han logrado en toda la temporada fuera de casa. Un sueño, vaya. La noticia más positiva de la tarde de ayer en tierras valencianas llegó en el momento del debut de Javier Ballesteros con el Eibar. El zamorano tuvo dos muy buenas ocasiones. En la primera quiso controlar en vez de rematar un balón en el área pequeña y, en la segunda, a punto estuvo de batir a Reina de un potente disparo después de una brillante jugada personal. Uribe decidió retirar del terreno de juego a los dos extremos. Sutil y Codina abandonaron el césped valenciano, y entonces fueron Insa y Carlos Rubén los que ocuparon las bandas. Su instinto les hizo caer al centro, y así se aglutinó mucha gente en la parcela ancha. Después, el míster dio entrada a Markel Robles, pero claro, ¿quién iba a colgar los balones al área pra que el lekeitiarra los rematara? Con este panorama, lo mejor que podía pasar era que el colegiado pitase el final, para terminar con la agonía de un Eibar desesperado. Así fue y los armeros tomaron el camino de los vestuarios muy cabizbajos, sabiendo que han podido cavar un metro más de su propia tumba. Uribe felicitó a Nacho Insa cuando abandonaba el césped del Ciudad de Valencia, pero claro, un solo jugador inspirado no puede cargarse a un equipo que juega tranquilo, en casa, y encima con el marcador a favor desde el minuto tres. Lo que no se puede hacer ahora es dar la espalda a la realidad. El discurso de Uribe de decir que éste es el camino, es lógico (debe ser el primero en animar al resto), pero no creíble. Si no se tira entre los tres palos es difícil sumar puntos, y al Eibar ya ni siquiera le valen los empates. Las victorias del Córdoba y el Las Palmas han alejado hasta los ocho puntos la salvación, que se ve muy, pero que muy lejana. Queda un partido menos, ahora ya sólo son once, y el Eibar debe ganar al menos siete de ellos. Con la calculadora en la mano, es posible, e incluso se pueden perder tres partidos más y empatar otro, pero lo peor es que las matemáticas no funcionan con las sensaciones y éstas hablan de que la calculadora puede dejar pronto de ser necesaria, si no ocurre un milagro.
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