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¿Somos demasiados en el planeta?
DEMOGRAFÍA

¿Somos demasiados en el planeta?

El naturalista David Attenborough ha abierto el debate sobre la excesiva población de la Tierra, que ya ha superado los 6.800 millones

JULIO ARRIETA

Domingo, 10 de mayo 2009, 04:20

DV. ¿Hay demasiada gente en el mundo? El célebre naturalista británico Sir David A-ttenborough cree que sí. Ha afirmado que los más de 6.830.000 humanos que vivimos en la Tierra superamos el cupo de los que el planeta puede aguantar. Director y presentador de numerosos documentales de la cadena BBC sobre la naturaleza, Attenborough está a favor de reducir la población con el fin de proteger el medio ambiente, opinión que ha generado una fuerte polémica.

«He visto la vida salvaje amenazada bajo la creciente presión humana. Pero no por la economía o la tecnología, detrás de cada amenaza está la aterradora explosión demográfica», explica el naturalista en la página web deOptimum Population Trust (OPT) --, organización a la que se ha unido como patrono y que aboga por mermar la población de Gran Bretaña.

En la página de OPT se puede observar un contador que suma los nacimientos que se producen en todo el mundo. El ritmo oscila entre 3 y 4 alumbramientos por segundo. Para la organización, es excesivo. Un contador similar instalado en la ONU alcanzó en octubre del año 1999 el número 6.000.0000.000. Como símbolo de concordia, se decidió adjudicar el honor de encarnarlo en un niño nacido en Sarajevo de padres bosnios musulmanes. El entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, visitó a la familia y reconoció oficialmente a la criatura como el habitante 6.000 millones de la Tierra. En apenas 10 años se le han sumado 830 millones más. OPT prevé que para 2050 la población mundial rebasará los 9.100 millones. «Esto es aterrador -afirma Attenborough-. Estamos viendo las consecuencias en términos de ecología, contaminación atmosférica, espacio y producción de alimentos». Para el influyente divulgador «el mundo no puede mantener a un número infinito de personas».

Los responsables de OPT afirman que gobiernos, científicos y ecologistas se niegan a afrontar el problema. Fundada en 1991, la organización pide recortar la población británica -unos 61 millones de personas- a un ritmo del 0,25% anual mediante «medidas no coercitivas», como la campaña 'Stop at two', que propone a las parejas del Reino Unido que se comprometan formalmente a no tener más de dos hijos.

Las declaraciones de A-ttenborough han sido aplaudidas por varios científicos, pero también han recibido duras críticas. En , Austin Williams, autor del ensayo , desautorizaba al naturalista: «Los expertos pueden decir estupideces cuando hablan de cosas de las que no saben». Para Williams, A-ttenborough puede saber muchísimo de animales, «pero eso no le da la inteligencia para hablar de políticas globales. Que haya más gente es algo bueno. Las personas son la fuente de la creatividad, la inteligencia y la capacidad de analizar y resolver problemas». Según Williams, los planteamientos de la OPT sólo pueden ser aceptables «si vemos a las personas como simples cosas que consumen y excretan carbono».

Una vieja polémica

El debate abierto por el naturalista inglés no es nuevo. De hecho, ya en el siglo XVIII el economista Thomas Malthus pronosticó que el aumento de la población europea iba a ser tan acelerado que acabaría con todos los recursos disponibles.

Manuel Toharia, director científico del complejo Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia, recuerda que el célebre oceanógrafo «Jacques Cousteau presentó opiniones similares a las de Attenborough hace muchos años en una conferencia de la ONU. Fue una intervención que le valió una durísima réplica de la Iglesia Católica porque había defendido la aplicación de políticas de natalidad y el uso de los preservativos».

Para Toharia hay que tener en cuenta que el impacto del ser humano sobre el entorno «es enorme. La agricultura y la ganadería son grandes depredadores. Y cuanta más gente hay, más impacto se produce». Pero hay que matizar. «Si los casi 7.000 millones que habitamos el mundo viviéramos con el tren de vida de los estadounidenses, el planeta sería inhabitable. Pero si los 7.000 millones viviéramos como los pobres, evidentemente no habría impacto. Eso sí, viviríamos peor y viviríamos menos». En su opinión, «es evidente que somos muchos. Tenemos que reducir la población mediante medidas de control de la natalidad». Desde su punto de vista, «sobra gente, pero sobramos los ricos, que somos los menos pero los que más impacto causamos en la naturaleza». Toharia señala que el 20% de la población consume el 80% de los recursos del planeta. «Además de reducir la población, hay que repartir lo que a nosotros nos sobra. Pero son medidas incompatibles con la economía de mercado, se trata de una utopía. Así que soy pesimista».

«No habrá extinción»

Eudald Carbonell, prehistoriador y co director de las excavaciones de Atapuerca, cree que nuestra especie «camina hacia el colapso de forma irremediable». Enfocando la cuestión desde un punto de vista evolutivo, apunta que el ser humano afronta tres posibles escenarios: la continuidad, el colapso o la extinción total. Carbonell cree que se va a dar el segundo. «Mi opinión es que la socialización de la revolución científico técnica provocará un cuello de botella que puede representar la pérdida de un porcentaje de en torno al 15% de la especie». Para Carbonell este episodio es inevitable. «No se puede hacer nada para evitar el colapso porque no tenemos un cerebro preparado para hacerlo. No ha nacido aún una conciencia crítica de especie. No conseguiremos regular y equilibrar el sistema dinámico del planeta hasta que entremos en la sociedad del pensamiento. Y aún estamos en la del conocimiento». A pesar de lo que pueda parecer, el prehistoriador es muy optimista. «Lo soy porque no estoy de acuerdo con los que dicen que nuestra especie se va a extinguir muy rápido. La especie saldrá adelante».

Eduardo Angulo, profesor de biología celular de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV, apunta que «la de la superpoblación es la catástrofe que nunca acaba de llegar. Hasta ahora las alarmas nunca se han cumplido». El científico recuerda que se discutió mucho sobre este asunto «a partir de los años 60, a raíz de un libro del entomólogo Paul Ehrlich, ». La obra «era bastante catastrofista y preveía a corto plazo, para los 70 y 80, el colapso de la civilización, el agotamiento de los recursos y hambrunas globales». Como tales desastres no acababan de producirse, Ehrlich y sus seguidores «han ido renovando sus argumentos cada cierto tiempo», comenta Angulo.

Recursos escasos

«¿La superpoblación es un problema? Pues sí, nadie lo pone en duda, pero la población mundial está ya muy por encima de las cifras que al principio se consideraban como catastróficas -indica el biólogo-. El problema es que hay recursos que no llegan a todo el mundo porque están mal repartidos».

Angulo señala que países como China e India «están saliendo del desastre gracias a que han mejorado las técnicas de cultivo y de producción de alimentos, que se han repartido mejor y han llegado a más gente». Para el biólogo hay un «dato claro: cuanto más desarrollado es un país, tiene menor tasa de fecundidad. Es lo que pasa aquí».

En las naciones más desarrolladas hay menos hijos. «Son los países en desarrollo los que tienen el problema de la fecundidad. Habrá que ver qué es lo que ocurre en esos países cuando salgan adelante».

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