La 'píldora express': pura ideología

A qué lógica responde que una menor de edad pueda abortar sin consultar a sus padres? ¿Que ni se piense que deba hablar con el padre de su embrión, que algo tendrá qué ver, digo yo? ¿Cómo entender que esa menor de edad pueda exigir, sin más, que le den la en una farmacia a las seis de la madrugada, mientras que un adulto en viaje, habiendo sufrido un accidente fortuito, deba buscar un médico para obtener y calmar su dolor y que, usted y yo, si mañana, cansados de no superar un catarro, debemos recurrir al ambulatorio para que nos receten un antibiótico? Eso es lo primero que pensé cuando leí que, ahora, tras el y el habían decidido que se venda la en las farmacias, sin límite de edad y sin receta médica.

No soy médico pero sé leer. Y constato que no hay unanimidad científica en que la no sea abortiva, en determinados supuestos. Menos aún que no tenga consecuencias negativas Así la alerta del Consejo General de Colegios de Médicos de España de que, tras la normativa, pueda desaparecer la orientación personalizada en los centros de planificación familiar a donde, a mi juicio, debiera acudir la menor de edad con riesgo de un embarazo no deseado.

Asímismo, las afirmaciones de que la medida ha sido un éxito donde se ha implantado, son contestadas. Un estudio realizado en Gran Bretaña advierte que la medida «no sólo no ha reducido el número de embarazos entre adolescentes, sino que lo ha aumentado».

Vender libremente la píldora a la menor que ha mantenido relaciones sexuales, aminora (quizás, quizás) el riesgo del embarazo no deseado. A partir de ahí, sólo veo riesgos. El primero (ya lo dice el estudio inglés y el sentido común) que baja la protección pre-coital. Si la menor ya sabe que puede acudir, después del coito de fortuna, a la farmacia de guardia, y procurarse la píldora ¿para qué tomar precauciones?

Pero más fundamental. ¿Cuándo van a aceptar algunos gobernantes, y su coro mediático, que la información sexual meramente preventora de embarazos no deseados es insuficiente y se queda en (¡y aún!), si no se acompaña de una formación donde se muestre que la relación sexual es placer sí, (¡magnifico, además!) pero más que placer? Es amor y ternura de dos personas que, tras conocerse y quererse, se entregan. Es más que un calentón de noche de fin de semana, muchas veces atiborrados de alcohol y drogas.

En realidad lo que se está transmitiendo es la moral libertaria, la lógica del bajo la fatal ecuación de que felicidad equivale a mero placer. Con un planteamiento que se limita a decir: «Mantén las relaciones sexuales que quieras, con quien quieras, donde quieras y como quieras (sin violentar al otro, claro) pero con protección: ¡póntelo, pónselo!. Y si falla, o te has despistado, ¡recuerda!, vete rápida a la farmacia que te darán la ». ¿Así esperan reducir los embarazos no deseados en las menores de edad? Esto es pura ideología.