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ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL
Sábado, 6 de junio 2009, 04:12
DV. El primer ministro británico, Gordon Brown, formó ayer un nuevo Gabinete con los pesos pesados del laborismo, en una remodelación ministerial salpicada por la renuncia de ministros que le consideran un mal líder, de otros que se apartan de la política e incluso de una que le acusó de utilizarla «como una mujer para su escaparate».
Esta comedia transcurrió mientras los resultados de las elecciones municipales que se celebraron el jueves en un tercio del país daban a los conservadores de David Cameron una victoria holgada, a los liberales-demócratas la ambición de seguir creciendo y a los laboristas un varapalo que les deja sin ningún consejo regional en Inglaterra.
«No me agito, no me marcho, sigo con el trabajo», dijo el primer ministro por la tarde, cuando había completado la remodelación del Gabinete. El desenlace de los dramas de las últimas horas es que optó por la continuidad, cuando él había aspirado a una revolución.
El ministro de Hacienda, Alastair Darling, y el de Exteriores, David Miliband, habían hecho saber que no querían cambiar sus responsabilidades por otras, cuando los emisarios del primer ministro filtraron a la BBC que la intención de Brown era cambiarles. Ayer, ambos conservaron sus carteras. Así quedaba apagado el motín de David Purnell, el ministro de Trabajo y Pensiones, que el jueves por la noche anunció su dimisión, acompañada de una carta a Brown en la que le pedía su marcha para que el partido laborista pueda aspirar a la victoria en las próximas elecciones generales.
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