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F. ITURRIBARRÍA
Domingo, 7 de junio 2009, 05:32
DV. Sólo Turquía movió ayer en Caen la soñada foto de Nicolas Sarkozy con Barack Obama. El presidente francés había buscado con ahínco esa imagen en solitario con su homólogo estadounidense hasta el punto de provocar un roce diplomático con el Reino Unido.
El protocolo francés se olvidó de invitar a la reina de Inglaterra, que a sus 83 años es el único jefe de Estado vivo movilizado el Día D. La aprendiz mecánica de camiones militares Elizabeth Windsor estuvo finalmente representada por el príncipe Carlos.
En la entrevista que mantuvieron a solas durante tres cuartos de hora en la prefectura de Caen, Sarkozy y Obama se mostraron de acuerdo en los grandes asuntos de la política internacional: desde el fin de la colonización israelí en los territorios palestinos hasta los programas nucleares de Irán y Corea del Norte.
Ni siquiera les enfrentó la defensa por Obama, en su discurso del jueves en El Cairo, de la libertad de indumentaria de las musulmanas, pues Sarkozy aclaró que en Francia toda muchacha puede llevar el velo islámico si es su libre elección y si no es funcionaria en una ventanilla de la Administración. Eso sí, omitió citar la ley que desde 2004 prohíbe los signos religiosos en la escuela.
Reclamo electoral
Pero Turquía es una de las principales bazas electorales de la conservadora UMP, el partido de Sarkozy, en las europeas de hoy. El retrato con Obama constituye un oportuno reclamo propagandístico para la cita con las urnas. No hasta el punto de velar el mensaje opuesto al ingreso en la Unión Europea.
«Estamos de acuerdo en el objetivo de que Turquía pueda desempeñar su papel de pasarela entre Oriente y Occidente. La diferencia está en las modalidades. La posición tradicional de los Estados Unidos es la integración. La mía, no», recordó el partidario de un espacio económico y de seguridad común con Ankara.
Durante su breve escala francesa, la familia Obama pernocta en la residencia del embajador de Estados Unidos en París. Los servicios de la Casa Blanca declinaron la idea francesa de una recepción oficial en el palacio presidencial y Sarkozy se tuvo que conformar con los minutos contados de la escapada normanda.
«¿Ustedes se creen que no tenemos otra cosa que hacer que sacarnos bonitas fotos y que nos cojamos de la mano?», objetó molesto el presidente francés. «Los buenos amigos no se preocupan por los símbolos, las convenciones o el protocolo», apostilló Obama. «El presidente Sarkozy habla rápido, por tanto se pueden hacer aún más cosas», agregó. «Yo hablo rápido, pero él comprende rápido», zanjó el anfitrión, ya con la codiciada foto en su álbum de trofeos.
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