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MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL
Jueves, 11 de junio 2009, 03:35
DV. «Si salgo reelegido deseo una relación justa y de respeto con Obama, al que invito a un debate cara a cara en la sede de Naciones Unidas. El debate es la mejor forma de solucionar diferencias». Mahmud Ahmadineyad cerró la campaña electoral iraní con su enésimo mitin multitudinario en el que la política exterior y la respuesta a los gestos del presidente de EE UU compartieron protagonismo con las graves acusaciones vertidas contra su persona por los seguidores del líder reformista Mir-Husein Musavi. «Los insultos han llegado a su clímax y suponen una vuelta a los métodos usados por Hitler, que también repetía mentiras y acusaciones», lamentó el dirigente ultraconservador en referencia a los gritos de «dictador» y «fascista» que se han escuchado sin cesar en las calles de Teherán.
Un total de 46 millones de iraníes están llamados mañana a las urnas para elegir al décimo presidente de la República Islámica. Nunca un mandatario que se ha presentado a la reelección tras sus primeros cuatro años de mandato ha salido derrotado, pero en esta ocasión Ahmadineyad no las tiene todas consigo y deberá superar al que se ha convertido de manera fulgurante en su rival, el ex primer ministro Musavi, además de al clérigo Mehdi Kerrubi, y al antiguo jefe de la Guardia Revolucionaria Mohsen Rezai.
«Critican a las democracias occidentales, pero están haciendo muchas cosas que siguen nuestros parámetros, desde los debates televisivos hasta los nuevos sistemas de recuento electrónico de votos que pretenden usar. Esta vez no se trata de una elección más, no está nada claro el resultado final y nadie sabe quién es el candidato oficial», señala el director del Observatorio Electoral de la UAM, Luciano Zaccara, desplazado a Teherán para seguir los comicios. Los cuatro candidatos, seleccionados por el Consejo de Guardianes entre un grupo de más de cuatrocientos, se han enfrentado cara a cara en seis debates con audiencias millonarias.
Masiva movilización
Mítines multitudinarios, mensajes agresivos, cadenas humanas, primeras damas a escena y una mercadotecnia gratuita a base de cintas, muñequeras, gorras, banderas, carteles, pegatinas y chapas con las fotos y eslóganes de los candidatos han completado lo que los medios locales han definido como «la campaña más vibrante de la historia». Vista la movilización social, los dirigentes esperan «una participación de récord». Al igual que lo ocurrido en EE UU con Obama, desde el reformismo defienden que «Irán necesita un cambio drástico en su política internacional, economía doméstica y atmósfera cultural», destaca el columnista iraní Kourosh Ziabari, que se declara seguidor de Musavi. Si ninguno de los candidatos suma el 50% de los votos, los dos más apoyados disputarán una segunda vuelta el día 19.
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