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PAULA ROSAS
Viernes, 19 de junio 2009, 06:00
DV. Fueron atacados con bombas de fabricación casera y rematados a tiros. Los terroristas les prendieron fuego después, aunque primeron desvalijaron las camionetas Toyota en las viajaban las víctimas, llevándose armamento, munición y equipos de comunicación.
Hacía casi un año que Argelia no sufría un atentado de Al-Qaida de tal magnitud como el que acabó la noche del miércoles con 24 gendarmes. La emboscada que sorprendió a los agentes se perpetró en la provincia de Bordj Buerreridj, a unos 150 kilómetros al este de Argel, según publicaron ayer los diarios argelinos 'Ennahar' y 'Echorouk'. Las autoridades del país ni desmintieron ni confirmaron la noticia, como es habitual en los casos relacionados con los ataques a fuerzas de seguridad.
Los gendarmes formaban parte de la escolta de un grupo de trabajadores chinos que construye actualmente la autopista Este-Oeste del país. Este colectivo viaja generalmente con fuertes medidas de seguridad, ya que ha sido objeto de frecuentes ataques por parte de Al-Qaida del Magreb Islámico (AQMI), la rama norteafricana de la organización terrorista. El año pasado, las fuerzas de seguridad argelinas desmantelaron también un plan para secuestrar a trabajadores chinos mientras eran desplazados.
Helicópteros de combate
Según informó la agencia Efe, este es el peor atentado de AQMI en Argelia desde el que acabó con la vida de 43 personas en la Cabilia en agosto del año pasado. Aquel día, un terrorista suicida estrelló su vehículo cargado de explosivos contra la escuela de gendarmería de Les Issers. El Ejército argelino desplegó durante la noche del miércoles un dispositivo de búsqueda para encontrar a los terroristas, que estuvo apoyado por helicópteros de combate, pero que no consiguió dar con los fugitivos.
Aunque en los últimos años AlQaida se ha ido debilitando poco a poco en el norte de África, los ataques siguen siendo frecuentes. A finales del mes de mayo, otros cinco gendarmes murieron en un atentado similar al del miércoles.
El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, ha manifestado durante los últimos meses la posibilidad de una nueva amnistía para presos islamistas que se comprometan a deponer las armas. Este tipo de medidas funcionó con cierto éxito durante sus dos primeros mandatos y tras la sangrienta guerra civil que enfrentó al ejército con varios grupos armados islamistas. La medida no está exenta de polémica y críticas, principalmente por parte de las víctimas de los ataques, pero también de expertos que consideran que Al-Qaida utilizaría una amnistía de este tipo para rearmarse.
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