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MARÍA JOSÉ CANO
Martes, 11 de agosto 2009, 03:32
DV. El Ciclo de Música Antigua recibe hoy en el Convento de Santa Teresa a Hopkinson Smith (Nueva York, 1946), gran intérprete de laúd, vihuela y guitarra e indiscutible referencia en el mundo de la música antigua. Smith, que ha visitado la Quincena en varias ocasiones, lo hace esta vez con un programa de música barroca que recoge obras de Vieux Gaultier, Johann Sebastián Bach, Sylvius Lepold Weiss y Gaspar Sanz. Se trata de un programa, que según su intérprete, «tiene dos partes. En la primera utilizaré un laúd barroco para interpretar música de los siglos XVII y XVIII. La segunda parte, con guitarra, está centrada en la fuente más conocida del siglo XVII; que es el libro de de Gaspar Sanz».
El concierto está titulado . En palabras del músico estadounidense, «la parte diabólica viene originalmente de un comentario histórico sobre la . En el siglo XVI, la época de la Inquisición, cuando un hombre bailaba, tocaba o simplemente decía esa palabra era condenado a las galeras, mientras que las mujeres eran desterradas del país. De aquí viene la parte diabólica del concierto, algo que la Inquisición consideró horriblemente interesante. Por el contrario, se consideraba que todos los momentos del láud de los siglos XVII y XVIII subían el espíritu a otro dominio. En realidad, todo va unido y no se pueden separar los elementos celestiales de los diabólicos. Ambos se encuentran en todas las obras que interpreto tanto con el laúd como en la guitarra: hay partes de agresión, de fuerte carácter y otros sumamente tiernos y celestiales».
De Gaultier a Sanz
y abrirán el recital de esta tarde con «un tipo de sensibilidad revolucionaria en la Francia del XVII. Supuso el inicio de la curiosidad por el láud y por el lenguaje que influyó también en la música para clavecín». Hopkinson Smith también ofrecerá dos movimientos de la solo de Bach. «Uno podría preguntarse por qué toco esta obra si hay otras originalmente escritas para laúd por el compositor. La razón es que se trata de una música que está concebida en un plano abstracto al que uno se puede acercar desde el violín o desde el laúd con otra lógica y profundidad. Se sabe que Bach tocó estas obras en el clavicordio agregando los bajos y armonías que eran imposibles de hacer en el violín. Tenemos un ejemplo histórico del mismo Bach adaptando estas obras para un instrumento que abre nuevos horizontes si lo comparamos con el violín».
Tres piezas en sol mayor de Weiss completarán la primera mitad del concierto. «Fue el compositor más productivo para laúd de todos los tiempos, además de amigo de Bach», señaló Smith. «Es una de las figuras más importantes en la Orquesta de Dresde, que fue un centro cultural muy importante en Alemania en el siglo XVIII». El encuentro se completará con varias obras de Gaspar Sanz, que serán interpretadas con una guitarra «de cinco órdenes y una afinación española particular, que no tiene bajos en el cuarto y quinto orden. Sanz decía que esta afinación es la mejor para la música fluida y fina que él creaba. Fue un tipo de afinación que existió en España en el XVII y que abre toda una dimensión estética en la música. Además, el libro que Sanz publicó en Zaragoza en 1674 contiene música de inspiración popular y obras originales desarrolladas. Es un completo conjunto de música de calle y de corte».
Hopkinson Smith no duda en afirmar que el concierto de hoy tiene muchos alicientes. «Espero que este programa resulte interesante para todo tipo de público. Para el no iniciado lo más importante es siempre la reacción intuitiva por el encanto del sonido del laúd, que abre una dimensión estética única. Y en cuanto a la segunda parte, todo el mundo reconoce los giros musicales o los ritmos propios de la música española para guitarra».
La música y los instrumentos antiguos son la pasión del intérprete. «Cada instrumento moderno, comparado con su precedente histórico, es más pesante y tiene más proyección. El antiguo, más liviano y con dobles cuerdas, tiene más armónicos, lo que permite entrar más fácilmente en el mundo del encanto. A la vez, se articula más, al igual que cuando hablamos. Es lo mismo que ocurre con la ópera moderna; uno no sabe lo que está diciendo el cantante, e incluso a veces ni en qué idioma está cantando, mientras que en la música antigua, tanto cuando es voz como si se trata de un instrumento, se habla cantando y se canta hablando, por lo que puedes actuar en un tono conversacional con claridad».
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