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Anne Ibartiguru, durante el rodaje de . /JUAN HERRERO / EFE
«Actuar o presentar, al final, es cuestión de contar un cuento»
ANNE IGARTIBURU, PROTAGONISTA DE 'ZORION PERFEKTUA'

«Actuar o presentar, al final, es cuestión de contar un cuento»

La presentadora debuta en un papel protagonista en la adaptación de una novela de Anjel Lertxundi que se proyectará en Zabaltegi

ALBERTO MOYANO

Martes, 8 de septiembre 2009, 10:08

DV. Anne Igartiburu (Elorrio, 1969) interpreta su primer papel protagonista en el largometraje de Jabi Elortegi , adaptción cinematográfica de la novela homónima de Anjel Lertxundi. Se trata de una historia de afectos con el conflicto vasco de fondo. «Ha sido una experiencia muy enriquecedora en la que humanamente he aprendido mucho», señala Igartiburu. La cinta se proyectará en la sección Zabaltegi del Festival de Cine.

- Primer papel protagonista. ¿Cómo fue el rodaje?

- Mejor de lo que me imaginaba. Ha sido un rodaje muy satisfactorio en todos los sentidos, de aprender, de compartir cosas bonitas con los compañeros y de trabajar en Euskadi, que también me apetecía mucho. O sea, que se ha juntado todo bueno y todo positivo.

- ¿Han comenzado ya los nervios pre-estreno?

- Sí. Más bien, estamos expectantes porque han sido días intensos de trabajo, de montaje, de doblaje y de postproducción, y ahora ahí está el fruto.

- Decía el director que buscaba a una mujer «elegante», «vasca», pero también con un toque urbanita.

- Buscaba lo que buscaba y yo le di lo que pude de lo que él necesitaba, pero en general, me he hecho al papel y supongo que también habrán adaptado cosas a mi forma de ser. Creo que era un buen binomio Anne Igartiruburu y el personaje de Ainhoa.

- En la película aparece con un aspecto diferente al que le conocemos.

- Hay dos etapas: una, antes del accidente que sufre la protagonista y otra, después. En esta segunda, voy con una peluca de pelo corto.

- ¿Conocía la novela de Anjel Lertxundi?

- Sí. Me hizo mucha ilusión porque Andu fue la primera persona que entrevisté porque cuando tenía catorce años y estudiaba en el instituto de Durango, unos cuantos alumnos fuimos a la tele a entrevistar a un escritor. Y me tocó Lertxundi. Él ya no se acordaba pero a mí me hizo ilusión encontrarme con él, yo ya con cuarenta años, y saludarle. Como literato y como escritor es una eminencia.

- ¿Qué fue lo que más le gustó de su personaje?

- Todo, la historia, que era un personaje muy contenido en sus sentimientos y que tuvo que desarrollarlos. Me pareció un personaje muy atractivo para una actriz.

- ¿Y lo más difícil?

- Quizás precisamente eso, que ella está conteniendo unos sentimientos que no quiere transmitir porque son duros. Al final, todo se desata porque también alberga otras emociones que le pesan más y decide abrirse a la persona que ama en un momento límite en el que él huye de ella porque también tiene su historia.

- Y esa contención, ¿es también suya o tuvo que aprenderla?

- Depende con quién y qué momento. Hay veces en las que aguanto el tipo y creo que debo ser contenida en situaciones límite, y otras en las que lo suelto de una manera bastante distendida, locuaz y consciente de lo que estoy haciendo con gente de confianza y creo que está bien.

- La película se sitúa en el centro del conflicto vasco a través de dos víctimas. ¿Peliagudo?

- En realidad, más que del conflicto vasco, tratamos de una historia de amor en la que coinciden dos personas que, de una forma u otra, han sido víctimas colaterales de un atentado puntual. Se analiza una realidad que existe en Euskadi, que está ahi, que no obviamos y que todos sabemos que sufrimos todos -no sólo en Euskadi, sino en todo el mundo-, pero que sobre todo es una historia de amor, quizás porque yo me agarro más a la parte más emocional. Todos llevamos un saco con un montón de emociones que nos han marcado -una infancia problemática, un viaje, una enfermedad, la muerte de un familiar o una ruptura traumática- y todo eso te influye para un lado o para el otro. Si has tenido una infancia feliz y eres una persona estable y sana, entonces puede que tu relación sea también más equilibrada que la de una persona con un pasado complicado.

- ¿Teme que se juzgue el filme con criterios extracinematográficos?

- Hombre, supongo que a cada persona le tocan los sentimientos de una forma diferente, dependiendo de cómo esté. Por lo que me han contado de las proyecciones que se han hecho a puerta cerrada, ha habido todo tipo de reacciones, desde emociones y lágrimas de alguien al que le ha llegado muchísimo, hasta otros que decían que hubieran hecho otro enfoque. Es que hacer un compendio de tantas cosas en X minutos es complicado. Ahí está para que todo el mundo opine: me ha llegado, lo he pasado bien o me ha servido para reflexionar. Todos somos noveles ahí.

- ¿Es muy diferente interpretar en un papel cinematográfico a hacerlo como presentadora de un programa?

- Igual es un tópico, pero siempre digo que al final es cuestión de comunicar y de contar un cuento. Y la forma de contarlo de cada uno es diferente. Yo me pongo delante de una cámara y transmito todo lo que puedo para hacer un programa divertido y entretenido para la gente que está en casa, con música, coreografía, trajes de luces y olé-olé, y cuando me he puesto a hacer cine, también. En el caso de la tele y el cine, coinciden en una cosa fundamental, que es lograr hacer uno con el equipo técnico. No sólo está la parte artística de presentar bien o mal o de interpretar bien el papel, sino que debes hacer uno con la parte técnica para saber en todo momento dónde está el punto de luz, cuánto tiempo tiene que durar tu texto. Y es muy satisfactorio cuando eso funciona. En el cine, ése ha sido mi gran descubrimiento: trabajar todos los días con un equipo que te dice: «Ponte más a la izquierda», «carga más el pie derecho para que la luz te dé así»... Y es increíblemente complicado. He aprendido muchísimo y tienes que ser consciente de que hay tropecientas personas en un equipo técnico que están ahí para ese minuto de cine, que, por cierto, cuesta carísimo.

- ¿Repetirá experiencia?

- Claro... Me iría con el mismo equipo. Me emociono y todo. Como pasa en el teatro, hemos sido una compañía. Volver a Euskadi siempre es emocionante porque la dejé con veintitantos años. Vuelvo los fines de semana, pero no vivo el día el día. Trabajar en euskera, con gente que he conocido hace quince años en ETB, ir a La Concha... Han sido un cúmulo de cosas que ha hecho que aprenda, yendo con toda la humildad, porque soy consciente que vengo de la tele y del mundo del corazón, y sé que éste es un mundo en el que están dispuestos a darte palos por todas partes. Si me dejan repetiré con mucho gusto.

- Pero, ¿tiene algo previsto?

- Sí, he hecho un papel pequeño en , de Arantza Ibarra y Alfonso Arandia. Es una película para niños sobre el en las escuelas. Yo hago de madre malvada-malvada, que se cree que su hijo es omnisapiente y superbueno. He estado una semana rodando en Portugalete y ahora tengo otro proyecto para un papel también pequeño. Estoy centrada en la tele, que creo que es lo que mejor hago y lo que me da de comer, y si van saliendo cosas, digo que sí.

- ¿Qué espera del paso de la película por el Festival?

- El trabajo está hecho y de esperar algo, me gustaría que fuese el reconocimiento a un trabajo de equipo, que es lo menos que se merece. Luego, la valoración es muy personal y depende de cómo te pille ese día y como es arte...

amoyano

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