«Me voy a Madrid para ser actriz»

- Pasó de asentada dama donostiarra a 'reina' de un programa que veían cada semana tres millones de personas. ¿Volvería a hacerlo?

- Mañana mismo volvería a entrar en la casa de . Fue una experiencia estupenda. Lo mejor, la convivencia con los jóvenes. Lo peor, todo lo que vino después de la salida de la casa. Viendo los vídeos de cuando estaba dentro me he sorprendido a mí misma: mis reacciones... ¡y mis ronquidos!

- A eso iba: un año después de aquello, ¿cómo ha vivido la fama? ¿Mereció la pena?

- Por supuesto que mereció la pena. Y lo que tú llamas «la fama» ha sido muy agradable. Todo el mundo me ha tratado con cariño. Ven en mí la abuela que no tienen o la abuela que les gustaría tener.

- Y ahora: ¿vuelta a la normalidad?

- ¡No! Cuando me jubilé dí rienda suelta al gusanillo de la interpretación, que siempre llevé dentro, y eso me acabó llevando a . Tengo 70 años, como tantas veces repetía Mercedes Milá, y debo aprovechar mis últimos cartuchos. ¡Me voy a Madrid!

- Cambia el «mamá, quiero ser artista» por «hijos, quiero ser actriz».

- Estoy en una agencia que me llama para presentarme a los castings.Y para eso tienes que estar en Madrid. Iré allí entre semana y vendré aquí fines de semana y vacaciones. Tengo ya un estudio en el barrio de Salamanca.

- O sea que ya sabe qué quiere ser de mayor.

- Mi sueño sería trabajar como actriz en una serie de televisión. Pero cualquier cosa relacionada con la interpretación me encantaría. Siempre hay tiempo para aprender y quiero seguir siendo una esudiante... con muchos años.

- ¿Qué dicen su marido e hijos?

- A mi marido no paro de darle sustos: me da por imposible. Cuando fuí a le avisé sólo unos días antes. «¿Eso qué es?», me dijo. Le expliqué que era un concurso de la tele y que estaría como mucho dos semanas... que se convirtieron en tres meses. Eso es lo que más me preocupaba en la : la sensación de haber dejado el hogar. Pero cuando estuvo allí mi hijo y me tranquilizó, empecé a disfrutar de verdad.

- ¿Cómo ha reaccionado ahora ante su escapada a Madrid?

- Me anima a que sea feliz y trate de cumplir mis sueños.

- ¿Está siguiendo la nueva edición de Gran Hermano ?

- Sí, pero con cierta distancia. Veo las galas semanales y algún . No me gusta que utilicen un lenguaje vulgar. Yo tuve suerte: en mi edición el nivel cultural era de los más altos, y se hablaba con respeto... salvo excepciones.

- Este año concursaba una señora gallega, ya expulsada, con la que parecía querer repetir su perfil.

- Pero no es lo mismo. Yo era mayor, una madre que estaba ahí cocinando y ordenando la ropa. Esta concursante era más cercana al resto y los demás la ven como una competidora. Así le ha ido.

- Un chico de Irun toma el testigo como guipuzcoano del concurso.

- Sí, ya lo he visto. Habrá que ver cómo evoluciona. De momento me reservo mi opinión.

- Conoce los entresijos del concurso. ¿Quién ganará?

- ¡Ni idea! Aún pasarán muchas cosas porque cada año lo enrevesan más para sorprender a la audiencia. Pero mi instinto me dice que alguno de los concursantes que ahora está en la llamada «casa espía» puede ser el ganador.

- Hábleme de Mercedes Milá.

- Es todo un fenómeno... para lo bueno y lo malo.

- Ahora que han pasado meses, confiese: ¿hay trampa en GH ?

- Todo lo que pasa en la casa es verdad y espontáneo: no hay guión ni indicación alguna. En los resúmenes ya entra la elección de las imágenes. Y de lo que sucede fuera de la casa... no sé.

- ¿Mantiene contacto con los concursantes con que compartió casa?

- Con todos menos con dos, que pueden imaginar quienes siguieron el programa. Hace poco nos juntamos todos en Ciudad Real en la boda de Palomares. Después de su luna de miel pasará por Donostia con su mujer. Y la chinita Jie Li estuvo en mi casa unos días.

- Sus paseos con su triciclo por Donostia son ya famosos.

- Cuando llevo en la cesta a mi nieta de ocho años me dice: Amatxi, éste es mi descapotable. Hago vida sana: gimnasio, la bici, la playa...

- Disfruta mucho de su ciudad...

- He viajado por todo el mundo, de Japón a Río de Janeiro, pero nuestra calidad de vida es única.