Las pérdidas de balón dejaron sin opciones al Akaba frente al Itxako

DV. La liga deberá esperar. Éste es el mensaje que se puede interpretar del severo correctivo que infligió anoche el Itxako en partido aplazado de liga a un Akaba Bera Bera que acudía a la cita como colíder y con la condición de equipo invicto.

Por lo general, los derbis que acostumbran a protagonizar se suelen caracterizar por la igualdad, tensión e intensidad bajo el que se desarrolla un veloz juego. Esta vez, las navarras se encargaron de romper con la dinámica y dejaron bien claro a su bestia negra en la Copa que esta vez lo que estaba en juego eran los dos puntos de la liga y no el pase a ninguna siguiente ronda eliminatoria.

Los diez minutos finales de la primera mitad fueron fatídicos para el Akaba, ya que en este intervalo perdió cualquier opción de derrotar al vigente campeón de liga.

Ambos conjuntos disputaron un partido fundamental para no romper su racha de victorias en el inicio de temporada, y no perder así comba con el Elda, único equipo, ahora junto con la escuadra navarra, imbatido en la liga ABF.

De salida las visitantes se mostraron mejor asentadas en el partido, lideradas con firmeza por Macarena Aguilar, fichaje estrella de las navarras, aun así no lograban que sus ventajas superasen los tres goles de diferencia.

El cuadro local apostó por imprimirle al partido un ritmo frenético, a fin de frenar la capacidad de las de Estella. Esta medida forzó la pérdida de varias posesiones de forma incomprensible.

Cuando se alcanzó el minuto 24 con el parcial 7-10 el Akaba recuperó un balón que, tras una decisión incomprensible de los árbitros, concedieron un tiempo muerto solicitado por Martín cuando su equipo ya no contaba con la posesión. Ese fue el punto de inflexión definitivo, ya que a partir de aquí las donostiarras se mostraban más nerviosas en lo sucesivo. Los errores se fueron acumulando de manera ininterrumpida tanto en defensa como en ataque. Esto permitió que el Itxako se marchara hasta los nueve goles de diferencia, lo que originó que se llegara al descanso con el partido visto para sentencia, al reflejar el marcador un desalentador 9 a 16.

En las gradas de Bidebieta reinaba la perplejidad, pero no el desánimo, ya que los aficionados del Bera Bera fueron testigos de varias gestas de su equipo. El equipo local tiraba de coraje y velocidad, fuerza en defensa y presión para, aprovechando la defensa individual sobre Aguilar, recuperar muchos balones y trabar rápidas transiciones en defensa y en ataque.

Detenido el timón del Itxako, el Akaba Bera Bera se vino arriba. Explotó la eficacia de los extremos, lo que le condujo a situarse a tan solo a cuatro goles de diferencia de las navarras, cuando tan solo restaban cuatro minutos para la conclusión. Finalmente, las visitantes se limitaron a dejar pasar el tiempo y administrar correctamente su ventaja.